¿Son los aviones más seguros que los helicópteros?

El pasado Domingo, saltaba la noticia del fallecimiento del ex jugador de los LA Lakers, Kobe Bryant, al estrellarse el helicóptero de su propiedad con el que sobrevolaba la ciudad de Los Angeles.

Durante estos días posteriores a la tragedia, han sido muchos los medios que han abordado la cuestión que planteamos, discutiendo sobre la falta de seguridad de estos aparatos, o las dificultades que presentan para recuperarse de una incidencia grave cuando están en el aire.

Si bien es cierto que, leyendo las estadísticas de manera fría y sin realizar ningún tipo de matices sobre los números que nos aportan, los helicópteros presentan un ratio de accidentes fatales superior al de los aviones, antes de realizar una afirmación categórica es necesario explicar la razón que podría explicar esto.

Transporte VIP

Sin duda alguna, el helicóptero es el medio de transporte VIP por excelencia, sobre todo en lo que se refiere a pequeños desplazamientos, charters aeropuerto/ciudad/aeropuerto, y el radio doméstico.

El accidente de Kobe no es el único que ha afectado a una persona de máxima relevancia social. En el año 2018, perdía la vida en un incidente similar el acaudalado propietario del club inglés de fútbol Leicester City, Vichai Srivaddhanaprabha.

Antes que él, en el año 2007, perecía también en un accidente de helicóptero el conocido piloto de rallies Collin McRae, muy cerca de su domicilio.

Pero la lista de famosos que se dejaron la vida a bordo de un helicóptero es realmente extensa, y podríamos poner los ejemplos del mundialmente famoso guitarrista Steve Ray Vaughan, el cantante Montgomery Gentry, el Presidente de Bolivia, René Barrientos, el organizador del rally París – Dakar, Thierry Sabine, o el conocido actor Vic Morrow, entre muchos otros.

Sin ir más lejos, el propio ex Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la ex Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, también sufrieron en el año 2005 otro aparatoso accidente con el helicóptero que los transportaba desde la plaza de toros de Móstoles, que afortunadamente se quedó en un gran susto y apenas un dedo roto.

Pros y contras

El helicóptero presenta incuestionables ventajas sobre el avión, pero también un buen número de inconvenientes.

Entre las más destacables podríamos reseñar la facilidad para tomar tierra en casi cualquier sitio, o la capacidad para orbitar sobre un punto concreto en vuelo estacionario.

Sin embargo, el avión ofrece una mayor capacidad de sustentación, incluso cuando carece de una planta de potencia, o motor, pudiendo desplazarse en planeo una distancia que depende directamente de la velocidad y altura a la que se encuentre antes de sufrir la incidencia.

La estructura de los aviones es más resistente a sufrir daños de gravedad, y son numerosos los casos de aparatos que han podido aterrizar con importantes desperfectos en los planos alares, el motor, la cabina, el timón de cola, o de profundidad.

La construcción de los helicópteros y la manera con la que logran sustentarse en el aire no les permite el planeo, teniendo además un punto crítico, que es el rotor de cola.

En el momento en el que el rotor de cola resulta dañado, la cabina del helicóptero comienza a girar en el sentido contrario al de la rotación de sus aspas, lo que se conoce como «par motor», siendo en estos casos prácticamente imposible dominar el aparato.

Las estadísticas

En un período de apenas 4 años, los que van desde 2013 a 2017, el número de accidentes de helicóptero se redujo en más del 50%, pasando de 103 a 47, respectivamente.

El número de siniestros fatales, con pérdida de vidas humanas, también descendió de 25 a 11, en el mismo período de tiempo.

Hasta el año 2006, el número de accidentes de helicóptero registrados en los 49 países que están sujetos al estudio anual, subía peligrosamente a razón de un 2.5% cada año.

Sin embargo, desde esa fecha se ha experimentado un muy notable descenso, el cual es todavía más reseñable si pensamos que la flota mundial de helicópteros ha crecido prácticamente un 30%.

Es muy complicado, y también bastante injusto, por las razones que veremos a continuación, comparar número a número la cantidad de accidentes sufridos por helicópteros, y la de aviones, ya que si tomamos como referencia a los jets comerciales, la diferencia a favor de estos últimos es realmente importante.

Sin embargo, si incluimos en las estadísticas a la aviación privada civil, o los aparatos de un sólo motor a pistón, o turbo propulsión, podremos ver entonces que ambos medios de transporte están prácticamente a la par.

Según la FAA norteamericana, el ratio de accidentes de avión por cada 100.000 horas de vuelo es de menos del 0.84, mientras que a los helicópteros les correspondería un 1.02.

¿Por qué?

Dado que el helicóptero puede acceder casi a cualquier sitio, es el medio de transporte utilizado en operaciones de rescate de alto riesgo, tanto civiles como militares.

En los casos de desaparición de personas, o en los que es necesario su evacuación urgente, el helicóptero se ve en la mayoría de las ocasiones obligado a volar en condiciones meteorológicas muy adversas, lo que aumenta considerablemente su vulnerabilidad.

El hecho de tener que volar a muy baja altura, o permanecer estacionario sobre el mar en medio de una tormenta, o en alta montaña durante un temporal, requiere que los pilotos al mando sea auténticos expertos en el manejo de estas situaciones.

En el caso de conflictos bélicos, mientras que los aviones militares pueden realizar su labor a grandes velocidades y desarrollando una incomparable maniobrabilidad, el helicóptero tiene que acceder a los puntos más calientes y complicados a muy baja altura y en desplazamientos lentos.

Esto los convierte en objetivos mucho más asequibles para las tropas enemigas.

En cuanto a las labores civiles más habituales, en el caso de los vuelos turísticos y privados, el helicóptero se enfrenta a riesgos mucho mayores que el avión.

En ciudades como Nueva York, donde existe un enorme número de aparatos sobrevolando las zonas más turísticas, en ocasiones se producen incidencias debido a la excesiva cercanía entre unos y otros. En estos casos, se hace necesario establecer rutas y pasillos preprogramados, con el fin de evitar colisiones.

En el año 1986, 25 personas fallecieron tras una colisión en el aire entre un avión y un helicóptero turísticos, que realizaban su labor sobre el Cañón del Colorado, otro de los puntos que registra un importantísimo número de operaciones aéreas cada día.

Tanto volar entre grandes rascacielos, como hacerlo entre enormes montañas, a baja velocidad y muy poca altura, entraña un riesgo que en muchas ocasiones asume el helicóptero, y no el avión.

En términos aeronáuticos, todo lo que sea altura y velocidad, equivale a seguridad, y estos dos conceptos son más atribuibles al avión, que al helicóptero.

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