La humillación sufrida por Kevin Beards en el aeropuerto de Manchester, a manos de la aerolínea TUIfly y de su servicio de handling, Swissport, no será fácil de olvidar para este pasajero.
Kevin y su mujer, Sandra, tenían dos billetes de avión para volar a Chipre, donde iban a pasar unos días de vacaciones. El embarque del vuelo se produjo con total normalidad, pero una vez que el avión ya había abandonado su puerta y se dirigía a la cabecera de pista para despegar, el comandante del mismo notificó que se había detectado un fallo técnico que requería la correspondiente revisión por parte del equipo de mantenimiento.
Los pasajeros permanecieron dentro del avión durante todo el proceso, el cual duró más de 3 horas, intervalo de tiempo en el que no les fue suministrada ningún tipo de bebida ni comida.
Una vez solventada la avería, de nuevo el comandate de la aeronave se dirigió a los pasajeros para informarles de que a consecuencia de la incidencia la tripulación había sobrepasado el número de horas asignadas, por lo que debían volver de nuevo a la terminal, desembarcar y esperar a una nueva tripulación.
En el momento en el que se produjo la salida del avión y después de permanecer durante más de 3 horas sin tomar alimento alguno y sometido a un fuerte estrés por la situación, Kevin empezó a encontrarse mal debido a una subida muy importante del nivel de azúcar en sangre, lo que se conoce como hiperglucemia.
Tanto Kevin como su mujer Sandra se dirigieron tanto a los responsables de la aerolínea en la terminal del aeropuerto de Manchester, como a los empleados de la empresa Swissport, que tienen el contrato de handling en ese lugar con TUIfly, y les solicitaron unos vouchers para poder adquirir comida y sobre todo bebida.
Dado que Kevin estaba sufriendo un episodio muy importante de hiperglucemia, sus piernas y manos temblaban, y tenía dificultades para mantener el equilibrio, además de una respiración acelerada. Según su versión de los hechos, comentó a todos los empleados con los que pudo hablar su situación, indicando que necesitaba medicarse urgentemente y poder comer algo.
Los encargados de Swissport en Manchester mandaron callar airadamente a Kevin y lo acusaron de estar bebido. En vez de escuchar lo que se les estaba diciendo, solicitaron la presencia de la policía para retirar a un pasajero que, según su versión de los hechos, presentaba signos evidentes de estar influenciado por bebidas alcohólicas y estaba llamando la atención.
Evidentemente, la policía se personó en la puerta de embarque y tanto Kevin como su esposa procedieron a contarles lo ocurrido. Se les solicitó la posibilidad de poder ir a algún apartado con mayor privacidad, ya que Kevin debía pincharse con urgencia y se le estaba acusando en público de estar borracho.
Los policías allí presentes denegaron a Kevin tal posibilidad, solicitando la presencia de los servicios médicos del aeropuerto, por lo que finalmente fue atendido en medio del resto del pasaje y desnudo de cintura para arriba.
El médico que prestó la asistencia confirmó que el nivel de azúcar en sangre de Kevin era de 18,8 mmol/l, cuando las cifras normales para este parámetro están entre los 4 y 7 mmol/l, razón por la cual la aerolínea le indicó que no podía volar en ese estado (su mujer sí) y acabó siendo escoltado fuera del aeropuerto por la propia policía.
Finalmente, ni Kevin ni Sandra embarcaron en el avión y ambos se quedaron sin vacaciones, por lo que presentaron la correspondiente reclamación a TUIfly.
La aerolínea ha declarado lo siguiente: «Sentimos mucho lo ocurrido con el Señor Beards a bordo de un avión de TUI fly. Nos preocupan especialmente las alegaciones que se han hecho y estamos investigando a fondo este asunto. Dado que este tema se encuentra ahora mismo pendiente de un proceso judicial, no vamos a hacer ninguna otra declaración al respecto».
Por su parte, Swissport se ha negado también a realizar cualquier tipo de declaración por la misma razón.