Leer el apartado que el Ministerio de Turismo ha dedicado en su web al caso de Thomas Cook, para nosotros es lo más parecido a ir por la calle y que alguien te de un puñetazo en la cara, o incluso podría equivaler a caerse en plena vía pública y que el resto de viandantes se dediquen a reirse de ti, en vez de echarte una mano.
El panfleto con el que se ha adornado la web del Ministerio, digno de convertirse en una entrada de la wikipedia, dado su escaso valor informativo y profundidad, quiere hacer hincapié en el enorme daño que la «quiebra» de Thomas Cook está provocando al turismo nacional, y muy particularmente al de las Islas Baleares y Canarias.
Entre otras lindezas, el Ministerio destaca la pérdida de conectividad aérea en las islas, la falta de liquidez de muchas empresas y autónomos afectados, el impacto negativo sobre un importante número de trabajadores, y la significativa disminución de los flujos de demanda turística.
Como el mejor de los magos, se saca de la chistera una cifra de 260 millones de euros, con la que ha evaluado y estimado los graves perjuicios que la falsa quiebra de Thomas Cook (más bien venta y reestructuración encubierta de un negocio que no funcionaba) nos va a costar a todos los españoles.
Ahora bien, por mucho que hemos buscado y rebuscado, no hemos sido capaces de encontrar la entrada en la cual se explican las medidas preventivas tomadas por el Ministerio de Turismo para minimizar esta situación, antes de su ocurrencia, no después.
Sabiendo, tal y como se sabía perfectamente, que el estado de las arcas del tour operador británico era terrorífico desde hacía unos cuantos años, que en Enero se conocían los resultados de una auditoría en la que se avisaba de muy graves consecuencias de no tomarse medidas de extrema urgencia para revertir la situación económica, e incluso nosotros mismos indicamos en el mes de Mayo que dudábamos mucho que Thomas Cook pudiese llegar al Verano, ¿qué se hizo por parte del Ministerio de Turismo, o las Consejerías de las dos Comunidades Autónomas más afectadas?.
Pues, básicamente, se hizo lo mismo que cuando quebró Monarch, Air Berlin, Niki, o Primera, esto es, absolutamente nada.
Mientras los ciudadanos británicos que compran sus paquetes turísticos en el Reino Unido, tienen que abonar obligatoriamente una pequeña cantidad para garantizar su protección ATOL, que cubriría los gastos de repatriación en caso de quiebra de la aerolínea o del touroperador, en nuestro país somos más de «vivir la vida loca» y rezar a Santa Rita.
Efectivamente, se podría haber exigido un fondo de garantía a Thomas Cook ante la venta masiva de vacaciones en nuestro país, que pudiese cubrir los impagos que ha dejado por el camino, o también se podría haber sugerido a los empresarios que contratasen un seguro que hiciese la misma función, o solicitar el dinero cobrado a sus clientes por adelantado, o simplemente mover el culo, salir del despacho, e irse al Reino Unido para averiguar de primera mano si Thomas Cook estaba realmente en condiciones de seguir operando.
Que nadie se equivoque, Thomas Cook cerró justo en el momento en que ya había cobrado el importe total de los packs de vacaciones comercializados para el Verano, y el primer plazo de todos los que también se vendieron de cara al Otoño e Invierno. ¿Por dónde anda exactamente ese dinero?.
¿Ha evaluado el Ministerio, o en su defecto las Consejerías Autonómicas, el impacto del regreso a la actividad de todas las oficinas de Thomas Cook en el Reino Unido, apenas 3 semanas después de la supuesta quiebra?. ¿Se ha cuantificado el número de empleados y trabajadores del ramo de la hostelería, turismo y servicios, que han sido despedidos a consecuencia de esta crisis, y volverán a ser contratados en breve en peores condiciones laborales y económicas?.
¿Se sabe de qué manera se minimiza el daño causado por Thomas Cook, con el aumento de operaciones de la competencia, como TUI o Jet2.com?.
Y lo peor de todo, lo que más nos duele y lo que más nos enfada de este asunto, es ver cómo AENA, en un intento de arreglar la situación, acaba de comunicar que eliminará la tasa por pasajero aplicada a todas las aerolíneas que tengan como destino de sus rutas las Islas Baleares, o las Canarias, pero única y exclusivamente en los vuelos internacionales.
¿Cómo es posible que desde los propios organismos, empresas públicas y privadas, y más concretamente en el caso de AENA, mantenida durante muchos años con el dinero de nuestros impuestos, se boicotee de esa manera a todas las familias españolas que sí estarían encantadas de viajar a nuestras islas?.
¿No sería preferible promover, subvencionar y aumentar el turismo nacional, frente a las hordas de despedidas de solteros y güiris llenos de cerveza hasta las cejas?.
Pues no, entre todos pagaremos otros 260 millones de euros, gracias a la enorme previsión de la enorme cantidad de responsables turísticos de los que disfrutamos en nuestro país, y rezando a Santa Rita para que esto no vuelva a suceder en breve, que sucederá sin duda.
Medidas de prevención, ninguna, intento de revertir la situación y modificar nuestro modelo turístico, ninguno, medidas para evitar que volvamos a pasar por lo mismo, ninguna.
¿España primera industria turística del planeta? claro que sí !!!, sólo que en manos de Inglaterra y Alemania. Y así nos va…