VERANO DE PESADILLA PARA LAS AEROLÍNEAS (Y SUS PASAJEROS)

Desde Turama hemos tenido acceso a una información que muy probablemente se hará pública en las próximas semanas, y que causará un grave perjuicio a aquellas compañías aéreas que cuentan en su flota con modelos del avión Boeing 787, conocido popularmente como «Dreamliner», equipados con motores Rolls Royce Trent 1000.

Este tipo de motorización se encuentra en uno de cada cuatro aparatos vendidos a día de hoy, por lo que el problema que se les plantea a las aerolíneas, y con ello a sus pasajeros, puede convertir este próximo Verano en una pesadilla.

La mayor parte de compañías aéreas que han optado por integrar este modelo en sus flotas están afectadas, en mayor o menor medida, por el problema surgido con los motores de Rolls Royce. En nuestro entorno más cercano, British Airways es una de las mayores damnificadas, al igual que AirEuropa y, sobre todo, Norwegian, que ha hecho de este avión su buque insignia.

El problema

Comprar un avión sigue un proceso relativamente parecido al de comprar un coche. Las compañías aéreas pueden elegir cierto tipo de acabados y, principalmente, el modelo de motores que quieren ver instalados en sus aparatos.

Una de las muchas diferencias entre ambos procesos es que mientras a la hora de adquirir un vehículo normalmente sólo se puede optar por distintas variantes de un mismo motor, en un avión es posible montar modelos de distintas empresas.

Esto es así porque hay aerolíneas cuyos mecánicos están especializados en determinadas marcas, por lo que se ahorran mucho tiempo y dinero a la hora de realizar y preparar el mantenimiento de las nuevas unidades adquiridas. Por otro lado, y dependiendo del tipo de rutas que se operen, puede resultar más interesante escoger un tipo de motor determinado con unas prestaciones particulares.

En este caso, el constructor Boeing facilita la posibilidad de comprar sus 787 «Dreamliner» con motores de la marca Rolls Royce, modelo Trent1000, o los correspondientes a General Electric, en su modelo GEnx-1B.

En el año 2016, la compañía aérea japonesa ANA fue una de las primeras en detectar problemas con los motores R&R de sus nuevos Boeing 787. En concreto, se trataba de una incidencia con las palas de la turbina, las cuales se desgastan con una increíble rapidez, llegando a desprenderse y ser engullidas por el propio motor.

Después del anuncio de la aerolínea japonesa, llegaron las mismas quejas de múltiples compañías, entre ellas British Airways, Virgin Atlantic o Air New Zealand, todas ellas obligadas a cancelar vuelos poco después de despegar por problemas en uno de los motores.

Lo que en un principio parecía una incidencia de relativa importancia, se ha convertido en un gravísimo problema, que obligará a Rolls Royce a invertir, sólo durante el año 2018, la cifra de 380 millones de dólares para intentar revisar y resolver el defecto en todos los aparatos afectados.

Mientras estos aviones no se revisen, deben de permanecer en tierra, lo que por otro lado se traduce en enormes pérdidas de dinero para las compañías aéreas, que se ven obligadas a utilizar otros aviones para operar las mismas rutas, si es que disponen de ellos. En otro caso, deben de contratar el servicio con distintas aerolíneas que sí tengan esa disponibilidad.

La noticia

La semana pasada ya se estaba mascando lo que podría convertirse en la peor noticia para muchas aerolíneas. Esta mañana, es algo que ya se está dando por hecho, tanto en los EEUU como en Europa.

Tanto la FAA norteamericana, como la europea EASA, tienen previsto hacer pública de manera inminente una nueva normativa que obligaría a reducir el tiempo que un avión 787, equipado con motores Trent1000, puede volar con un solo motor.

A día de hoy, en caso de avería en alguno de los dos motores, el 787 está certificado para volar un máximo de 330 minutos, hasta poder aterrizar en un aeropuerto alternativo. Los organismos competentes en materia de seguridad aérea, tanto norteamericanos como europeos, pretenden reducir ese espacio de tiempo a los 140 minutos.

Con esta medida en vigor, muchas aerolíneas no podrían cubrir la mayor parte de sus rutas transoceánicas actuales, viéndose obligadas a reconfigurar las mismas o cancelarlas, con lo que eso puede suponer en términos económicos.

De confirmarse este hecho, que en este momento parece que podría hacerse público en cuestión de días, ningún 787 equipado con los motores R&R podría estar más de 140 minutos alejado de algún aeropuerto en el que poder aterrizar, lo que en muchos casos imposibilitaría la navegación transoceánica.

Como comentábamos antes, en este caso las únicas posibilidades serían utilizar otros aviones, si es que la aerolínea tiene otros modelos disponibles, alquilar aparatos de otras compañías aéreas, o en último caso, cancelar determinados vuelos, algo que sería catastrófico para las afectadas.

Las pérdidas económicas resultantes de esta incidencia, así como los problemas para muchos pasajeros, a día de hoy son incalculables.

No sólo Rolls Royce

La empresa que hasta ahora siempre había sido el paradigma de la seguridad en la construcción y diseño de motores para aviones, no es la única que se ha visto afectada por incidencias de este tipo.

Las prisas por entregar los nuevos aparatos salidos de las factorías de Boeing y Airbus, han hecho que otros modelos hayan tenido que ser retirados momentáneamente para realizar inspecciones de seguridad en sus motores.

De esta manera, en Marzo del 2017, el organismo que regula la seguridad aérea en la India, conocido como DGCA, avisaba de las primeras incidencias en los motores P&W1100G, montados mayoritariamente en los aviones Airbus A320neo.

Esto obligó a mantener en tierra a todas las unidades de este modelo, causando gravísimos perjuicios a las aerolíneas afectadas.

General Electric también vivió una situación similar cuando la FAA norteamericana obligó a revisar urgentemente todos los Boeing 777 que montaban los motores del modelo GE90. Desde entonces, se ha reducido notablemente el espacio de tiempo que debe transcurrir entre cada revisión.

Por si no eran suficientes las huelgas de pilotos, que ya están afectando a compañías como AirFrance, de tripulación de cabina, que amenazan a Ryanair, o las consabidas que suelen surgir en pleno Verano de controladores aéreos o personal de seguridad de los aeropuertos, ahora se suma también este nuevo problema que puede causar importantes perjuicios para aerolíneas y pasajeros.

 

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