VUELING EMPIEZA MAL EL AÑO

Lo sentimos por Vueling, pero en Turama llevamos avisando desde hace tiempo de todos los movimientos políticos y empresariales, de muy cuestionable legalidad, que se están haciendo desde que Air Berlin tuvo que declararse en quiebra.

En este caso, todos los planes que IAG tenía para Vueling se han esfumado de un día para otro, dejando a la empresa matriz de Iberia, British Airways, Aer Lingus y Level, entre otras, a la mismísima altura del betún.

La ambiciosa maniobra empresarial y comercial que prentendían hacer las mentes privilegiadas de IAG les ha salido mal, peor que mal, horriblemente mal, pero que nadie se preocupe que no se esperan ni dimisiones ni despidos por haber perdido la oportunidad de hacerse con lo que queda de la aerolínea austríaca NIKI, y haber podido dotar a Vueling de una presencia muy importante en centroeuropa.

¿Qué ha pasado?

En artículos anteriores de Turama ya analizábamos la cascada de cierres que originó la negativa de la compañía aérea Etihad a seguir financiando a AirBerlin.

La aerolínea lowcost alemana tenía que bajar el telón, debido a la falta de liquidez, y con ella también caían la regional LGW y la austríaca NIKI, que dependían de AirBerlin para poder seguir operando.

El gobierno alemán inyectaba en ese momento una potente ayuda económica a AirBerlin, antes de ponerla en manos de su compañía bandera, Lufthansa, que al final tenía que compartir la misma con la inglesa EasyJet, que sí estuvo lista y suficientemente atenta para poder hacerse con parte del preciado botín.

Lufthansa se hacía también con LGW, pero el comisionado para la competencia de la Unión Europea le prohibía comprar a NIKI, ya que supuestamente esto atentaría contra las normas de la competencia, al quedarse la compañía alemana como única operadora en mútiples rutas y ejerciendo lo que sería en la práctica un monopolio empresarial.

De esta manera, NIKI quedaba disponible para que el mejor postor se hiciese con sus aviones, casi 1.000 empleados y unos muy preciados slots en aeropuertos de Alemania y Austria. Un «pack» apetitoso para cualquier grupo aéreo que se precie.

La maniobra de IAG

Con NIKI expuesta y encima de la tarima esperando comprador, empiezan a aparecer los primeros interesados en hacerse con la compañía, que finalmente quedan reducidos a la reina irlandesa del bajo coste, Ryanair, el propio fundador y antiguo dueño de NIKI, el campeón de Fórmula 1 Niki Lauda, y el grupo IAG, el padre empresarial de Iberia y Vueling.

Ryanair no tarda en bajarse del carro, agobiada por los problemas internos y amenazas de múltiples huelgas en toda Europa, por lo que todo el asunto queda en un mano a mano entre Niki Lauda e IAG.

A Lauda se le ponen todos los problemas posibles desde Alemania, donde se estaba tramitando el procedimiento de quiebra, por lo que IAG se queda como única postora y máxima aspirante a quedarse con NIKI.

Antes de matar al oso, IAG ya presumía de su piel y no tuvo mejor ocurrencia que explicar detalladamente sus intenciones con NIKI, que consistían en convertirla en una aerolínea subsidiaria de Vueling que serviría para que esta aumentase su presencia en centroeuropa, consiguiendo una proyección y un rápido crecimiento que podría aupar a la lowcost española en el top de aerolíneas del viejo continente, más lo que podría llegar después.

IAG anunciaba ya la compra de NIKI por 20 millones de euros, más otros 16 que proporcionaría para dotarla de liquidez. Con este dinero se haría con los slots de los aeropuertos más importantes de Alemania y Austria, alrededor de 15 aviones y la contratación de unos 700 empleados.

Todo este operativo se ponía en manos de Vueling, que así recibía su regalo de reyes antes de tiempo, conviertiéndose en la nueva perla de la corona IAG.

El gran fallo

Con todas las cartas ya encima de la mesa, IAG decide de la noche a la mañana y apenas 24 horas antes de la fecha límite marcada por las autoridades alemanas, manifestar que ya no está interesada en NIKI.

Los «grandes estrategas» del grupo empresarial hispano inglés pensaron que, dado que ya estaban solos y el objetivo estaba conseguido, era mejor dejar que NIKI se declarase en quiebra. De otra manera, podría caerles el «marrón» de tener que hacerse cargo de toda la retaíla de damnificados que había dejado la aerolínea austríaca, cosa a la que IAG no estaba dispuesta.

Así que dicho y hecho, no hay ningún postor y NIKI cierra, dejando a sus empleados y más de 400.000 clientes tirados en una esquina, tal y como está de moda últimamente.

Por supuesto, una vez que se ha materializado el procedimiento administrativo, IAG vuelve a la carga de nuevo y confirma de manera oficial la compra de NIKI y su entrega a Vueling.

Y apareció Niki Lauda

Está claro que «el que tuvo, retuvo…» y el campeón de Fórmula 1 ha demostrado que no sólo era un auténtico estratega cuando se encontraba a los mandos de su monoplaza, sino que también sabe cómo moverse en el intrincado, peliagudo y hasta pseudo mafioso mundo empresarial.

Cuando IAG ya se estaba repartiendo el botín, Lauda presentó, a través de una asociación austríaca llamada Fairplane, una reclamación ante las autoridades alemanas señalando que NIKI es una empresa austríaca y por lo tanto el procedimiento de quiebra debería resolverse en su país de origen, no en Alemania.

Después de pasar por diferentes organismos judiciales, Alemania resolvió que, efectivamente, el proceso debería dirimirse en Austria, por lo que se desvinculó totalmente del mismo en favor del país vecino.

Así que desde mediados de este mes de Enero, Niki Lauda estaba jugando en casa, y ya sabemos todos las ventajas que esto tiene cuando se trata de echar una mano a los compatriotas.

Tal y como nos temíamos y venimos anunciando desde hace semanas en Turama, los administradores de NIKI, Ulla Reisch y Lucas Flöther, acaban de dar como ganador de la puja por la compañía aérea a Niki Lauda, tumbando a IAG y a todos aquellos que habían llegado a pujar.

Lo más lamentable de este asunto es que, a día de hoy, ni siquiera ha transcendido el importe final ofertado por Niki Lauda, por lo que no podemos saber si realmente la cifra ofertada es superior a la que había puesto en su día sobre la mesa IAG.

Consecuencias

Tal y como venimos comentando desde hace tiempo, todo este asunto es tan turbio que daría para hacer una película de suspense y pocos se creerían el argumento.

Vueling acaba de perder una oportunidad única, casi histórica, para dar el salto que estaba esperando desde hace mucho tiempo, sobre todo después de haber rozado el cierre en el Verano del 2016.

Lufthansa sabe comprar, EasyJet sabe comprar, pero parece que IAG desconoce cómo moverse en su propio mundo, y acaba fundiendo una ocasión propicia para sacar beneficio de la competencia caída.

IAG ha visto pasar delante de sus narices a las 3 últimas aerolíneas europeas de importancia que han echado el cierre, Monarch, AirBerlin y NIKI, y a diferencia de sus competidoras no ha podido hincar el diente a ninguna de ellas, lo que ha servido para alimentar al rival y seguir pasando hambre.

Toda la operación ha sido un auténtico despropósito, desde la intervención de la Unión Europea perjudicando a unos y beneficiando a otros, hasta los movimientos en falso de IAG.

Hoy tenemos que lamentar la oportunidad perdida para Vueling y también para todos los pilotos y trabajadores de NIKI, los cuales preferían pasar a formar parte del grupo IAG que volver a manos de Niki Lauda, que ya en su día los había llevado a la ruina, primero con LAUDA y posteriormente desde NIKI.

Los sistemas de trabajo y contratación de Niki Lauda siempre fueron muy criticados desde las dos aerolíneas que fundó, que acabaron llevando el mismos destino a la inviabilidad económica.

Ahora sólo queda sentarse, intentar hacer las cosas bien y esperar nuevas oportunidades. Desgraciadamente, este año van a seguir cerrando más aerolíneas y surgirán nuevas posibilidades de negocio.

Esperamos que para la próxima ocasión los directivos de IAG estén a la altura que se les supone y los sueldos que cobran, para variar.

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