VUELING Y EL ESCÁNDALO DE MADERIA

Cualquiera que nos haya seguido desde nuestros comienzos habrá comprobado que Turama no es precisamente sospechosa de venderse a ningún interés comercial, o morderse la lengua cuando tiene que criticar algo o a alguien. De hecho, muchos de vosotros nos habéis comentado de manera privada vuestra sorpresa por la «dureza» con la que tratamos a determinadas empresas o compañías aéreas.

Tal y como hemos resaltado en más de una ocasión, estamos convencidos de que la crítica y la verdad tienen que ir siempre unidas de la mano, de otra manera estaríamos simplemente jugando a mentir, hoy sobre un tema y mañana sobre otro.

A día de hoy y después de varios artículos que han levantado ampollas en determinados sectores, el tiempo sólo nos ha dado la razón y creemos que seguirá haciéndolo en el futuro más cercano. Aún con esto, nuestro único interés segurirá siendo hablar públicamente sobre aquellos temas y circunstancias que muchas veces se ocultan al viajero, no sabemos muy bien sobre qué razonamiento.

El escándalo

Hace unos días saltó la noticia en todos los medios de la incidencia que había surgido en el aeropuerto de la isla portuguesa de Madeira, antes aeropuerto Funchal y ahora aeropuerto internacional Cristiano Ronaldo.

La compañía Vueling, sobre la que hemos hablado ya en varias ocasiones criticando actuaciones que a nuestro modo de ver no son correctas, la había vuelto a montar al cancelar en pleno vuelo el aterrizaje de su vuelo VY-8468, con origen en Barcelona y destino en Madeira.

Rápidamente muchos medios se hicieron eco de la situación de los viajeros con destino a la isla, y también de aquellos otros que debían tomar el mismo avión para salir de la misma. Los fantasmas de la debacle del año pasado volvieron a aparecer pululando por el horizonte y muchos nos volvimos a echar las manos a la cabeza en señal de resignación y preocupación.

Hemos hablado con varios pasajeros afectados que nos han trasladado su malestar por lo ocurrido y les prometimos que miraríamos y estudiaríamos este asunto para intentar darles una respuesta, la cual formalizamos con este artículo (además de comentaros de manera particular y en primera persona nuestras impresiones sobre lo ocurrido).

Los hechos

El avión de Vueling despegó de el aeropuerto de El Prat el pasado Martes día 25 de Julio, aproximadamente a las 7 de la mañana, casi una hora después de lo previsto.

El vuelo discurrió con normalidad hasta la llegada a la isla de Madeira. Ya desde el día 24 de Julio se estaban experimentando fuertes vientos en la zona, los cuales dificultan todavía más la maniobra de aterrizaje en un aeropuerto especialmente complicado de por sí.

A pesar de que la pista fue ampliada y reformada recientemente, la especial ubicación de la misma, y también de la propia isla sobre el Océano Atlántico, provoca que se registren episodios importantes de cizalladura y viento cruzado, los peores enemigos de cualquier piloto a la hora de aterrizar, junto con la mala visibilidad.

De hecho, en este aeropuerto sólo se permite tomar tierra a aquellas tripulaciones que se hayan certificado para poder hacerlo, ya que la maniobra requiere de un estudio y preparación previa que no es posible improvisar en el momento.

El día antes de los hechos, el Lunes 24 de Julio, sólo un 40% de los aviones con destino a Madeira habían podido aterrizar sobre la pista. La pregunta que muchos nos hicisteis es si Vueling debería de haber cancelado el vuelo del día 25 en previsión de lo que se iba a encontrar a la llegada.

En nuestra opinión creemos que en este caso Vueling hizo lo correcto despegando, ya que las condiciones meteorológicas son cambiantes y caprichosas y no era descartable, en absoluto, una normalización de las mismas en un período de horas razonable. Además, de haber cancelado ese día la ruta y haberse producido el aterrizaje de otras aerolíneas, las críticas hubiesen sido aún mayores de lo que han sido.

Fueron varios los aviones que se mantuvieron en esperas alrededor de la isla, conformando un dibujo de patrones de espera a distintas altitudes y localizaciones que llama realmente la atención y sobre el que os pasamos copia en esta toma, que se corresponde con el momento de la llegada del avión de Vueling. En la misma se pueden apreciar las estelas replicadas de los patrones realizados tanto por el avión de la compañía española, como por otros dos de la inglesa EasyJet y la alemana TuiFly.

Es fácil comprobar y verificar que incluso hubo aerolíneas que se mantuvieron casi 4 horas, el límite operacional de combustible que tienen asignado, esperando por si las condiciones merteorológicas mejoraban y se podía tomar tierra.

En este punto hay que aclarar que cada aerolínea impone unas pautas y límites técnicos para el vuelo de sus aviones. Afortunadamente, en los parámetros de Vueling se hace prevalecer la comodidad y seguridad del pasajero, antes que cualquier otra consideración. Nos gustaría poder decir lo mismo de otras compañías, capaces de intentar lo imposibe si con ello pueden ahorrarse gastos a mayores.

En este caso, el piloto al mando de la aeronave de Vueling consideró desviar el vuelo y dirigirse a la isla de Tenerife, en la que tomó tierra en su aeropuerto Sur.

Hasta este momento no hay nada que se pueda achacar a la aerolínea española, la cual creemos obró con bastante más diligencia y respeto a sus pasajeros que algunas otras que también se vieron involucradas en el mismo incidente.

Después del aterrizaje

Una situación no prevista como la que estamos relatando deja siempre descolocados a los pasajeros del vuelo afectado, a la tripulación y también a la compañía. En el momento en el que el piloto al mando toma la decisión de desviar el vuelo hay que moverse muy rápido para tener todo a punto y poder dar la cobertura a la que obliga la ley a todos los afectados por la incidencia.

En este caso, los pasajeros afectados nos confirmaron su llegada a Tenerife Sur alrededor de las 10:00 de la mañana. Desde esa hora estuvieron esperando explicaciones de la aerolínea y la entrega de sus maletas. Vueling carece de representación física en dicho aeropuerto, por lo que este hecho contribuyó mucho al malestar general de todos los afectados, que se vieron en el momento solos y abandonados por la aerolínea.

Las maletas y resto de equipajes no pudieron ser recuperados hasta casi las 14:00 y un operario del aeropuerto explicó a los afectados que la razón era porque el piloto había abandonado el avión y lo había dejado cerrado, por lo que no era posible acceder a la bodega.

Dicha explicación es a la par un tanto peregrina e inocente, ya que nadie se puede imaginar que los pilotos llevan las «llaves» del avión en su bolsillo, atadas con un llavero de una «A», correspondiente a Airbus, y que pulsan el botón de cierre y alarma cuando abandonan el mismo, parpadeando este 3 veces con sus luces y quedando cerrado.

Parece más razonable y evidente pensar que al tratarse de un aterrizaje no programado los servicios de Handling del aeropuerto no contaban con dicho vuelo, y por lo tanto no entraba dentro de su planificación inicial, la cual tuvo que ser modificada (como todo) sobre la marcha.

Finalmente y tal y como ordena la legislación vigente, una vez con las maletas en mano los pasajeros fueron alojados en varios hoteles de la zona, a los que llegaron alrededor de las 17:30.

En este punto es más que entendible el cabreo y malestar de todos los afectados, tanto en Tenerife como en Madeira, ya que su primer día de vacaciones había transcurrido de una manera bastante diferente a la prevista, esperando durante varias horas las noticias que podían llegar por parte de Vueling.

Algunos afectados nos trasladaron su frustración al haber tenido que esperar tantísimo tiempo hasta saber qué pasaba, y ser realojados en un hotel. Afortunadamente, a pesar de estar en plena temporada alta y en uno de los puntos más turísticos del país, fue posible encontrar alojamientos de calidad sin problema.

Dia 26 de Julio

Aquí radica la raíz de todo el problema y escándalo que inundó las redes.

Los pasajeros afectados fueron reunidos a las 04:30 de la mañana para reanudar el vuelo con destino a Madeira. Al parecer, surgieron problemas al tener que volver a conseguir las correspondientes tarjetas de embarque, y no se pudo comenzar con el check in hasta las 07:00 am.

En este preciso instante, cuando todo parecía que marchaba bien, el indicativo en pantalla del vuelo correspondiente a Vueling desaparecía de esta, con la sorpresa correspondiente de todos los pasajeros.

Con el cansancio acumulado, las interminables esperas, y sobre todo la desagradable sorpresa de tener que volver a ver el viaje pendiente de un hilo, muchos de los afectados empezaron a perder la compostura y a exigir explicaciones. Dado que, tal y como indicábamos al comienzo de este artículo, Vueling no tiene representantes físicos en este aeropuerto, la comunicación no fue todo lo fluída que se podía haber deseado.

Después de varias horas de espera, con la consiguiente desesperación y enfado, se personaron en el lugar dos empleados de Iberia, los cuales comentaron actuar en este caso concreto en representación de Vueling (ambas aerolíneas están englobadas dentro del mismo grupo empresarial), y comunicaron que el vuelo había sido cancelado, entregando hojas de reclamaciones para aquellos que quisieran disponer de ellas.

Es fácil ponerse en lugar de todos los pasajeros afectados y entender el grado de perplejidad, tristeza, enfado y cansancio que tuvieron que sentir cuando se les confirmó que, una vez más, iban a ser trasladados de nuevo a sus hoteles.

Y aquí llegamos a la raíz del problema: ¿Por qué canceló el vuelo la compañía si ya estaban aterrizando otros aviones en Madeira?, ¿Por qué trasladó a los pasajeros hasta el aeropuerto, a primera hora de la mañana, para luego regresarlos a sus hoteles?

La explicación a estas preguntas es fácil y complicada al mismo tiempo, ya que por un lado también somos pasajeros y entendemos la situación vivida por estos, pero por otro tenemos la formación y conocimientos técnicos necesarios para comprender el lado profesional del problema.

Vueling tenía el mismo avión preparado en el aeropuerto, ya que había pernoctado junto con su tripulación en la propia isla. La previsión de la compañía era despegar cuanto antes y completar la ruta cancelada el día anterior.

Un avión parado en tierra significa pérdidas económicas muy importantes para cualquier aerolínea, ya no digamos si a esto hay que sumarle gastos a mayores de manutención y alojamiento de pasajeros.

A nosotros nos constan varios vuelos que consiguieron aterrizar esa mañana en el aeropuerto de Madeira. En concreto, desde las 08:00 am tomaron tierra dos aeronaves de TAP, una de TuiFly y otra de Monarch.

Aquí recordamos lo comentado más arriba: cada compañía aérea establece unos mínimos operacionales para poder volar. Es normal que algunas aerolíneas permitan el aterrizaje con un número determinado de nudos de viento cruzado, y otra baje bastante más esa cifra. Asimismo, también es muy normal que ciertas aerolíneas prohiban a sus pilotos algunos movimientos, maniobras, alabeos, y otras no.

Dado que la previsión meteorológica no acababa de mejorar, la decisión final para determinar si se emprende el vuelo, o no, corresponde consensuarla al piloto al mando con la compañía, y en este caso se decidió que ante el temor a tener que reanudar el vuelo y tener que volver a cancelar el mismo y regresar a Tenerife, era mejor no volar tampoco ese día y devolver a los pasajeros a sus hoteles.

Esta decisión ha sido criticada por muchos y respetada por otros. Entendemos que las molestias sufridas por los afectados han sido muchas, pero también entendemos que el criterio de un profesional de la aviación ante una disyuntiva de este tipo, prevalece ante cualquier otra cosa.

No parece tampoco muy razonable pensar que Vueling, con el avión y tripulación listos para despegue, prefiriese seguir manteniéndose en tierra y pagando los gastos a sus ya bastante cansados pasajeros.

El hecho de que otras compañías sí hayan aterrizado la mañana del día 26, a nuestro criterio, no empaña para nada la decisión tomada por el piloto de Vueling. En este tipo de casos y como sabéis todos aquellos que nos conoceis, preferimos siempre pecar de extremadamente cautelosos que de aventurarse en «excursiones» totalmente evitables que van a aumentar, todavía más si eso cabe, el grado de desesperación de los pasajeros.

Según el critero de Turama, y después de hablar con todas las partes implicadas en este caso, respetamos la decisión de no volar el día 26 de Julio.

Conclusión

Finalmente, el vuelo con destino a Madeira partió de Tenerife el día 27 de Julio, alrededor de las 16:00 pm, y esto nos lleva a resaltar varias conclusiones.

La primera es que técnicamente no encontramos nada achacable a Vueling. Creemos que las decisiones tomadas en este asunto son correctas y además las compartimos.

En relación al trato humano y atención facilitada a los pasajeros afectados, nos es imposible pronunciarnos al respecto. Es muy posible que la comunicación haya sido pésima y con ello se haya aumentado el grado de preocupación y frustración de los usuarios.

Algunos nos habéis echado en cara, cuando os hemos comentado estas conclusiones, el estar defendiendo los intereses de una aerolínea a la que además hemos criticado duramente en otras ocasiones. Como indicamos al comienzo de este artículo, creemos que no somos nosotros precisamente sospechosos de proteger a ninguna compañía, sino más bien de hablar claro cuando toca hablar claro.

Entendemos que se producirán reclamaciones por los daños y perjuicios sufridos por los pasajeros de este vuelo, y serán las autoridades competentes, no nosotros, las que decidirán si están justificadas. Por nuestra parte, tenemos que separar el tema indemnizatorio del técnico.

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