La historia que vamos a contar en este artículo podrá parecer a algunos totalmente surrealista, absurda, o incluso ridícula, pero es absolutamente verídica y muy facilmente comprobable revisando la cantidad de reseñas que en su día se escribieron, y algunos documentos gráficos que todavía se pueden ver online.

Para la mayoría de viajeros, Zambia, junto con Zimbabue, son la mejor plataforma para admirar una de las grandes maravillas que queda en el planeta: las Cataratas Victoria. Además del típico safari, y las consabidas visitas de rigor a multitud de poblados indígenas , esta zona de Africa ofrece un panorama absolutamente inigualable y una cantidad de actividades difícilmente repetibles, entre las que se encuentran poder bajar el río Zambeze haciendo rafting, sobrevolar las cataratas en helicóptero, y para los más atrevidos, un chapuzón en la conocida como «Piscina del Diablo», entre muchas otras.

Sin embargo, si nos remontamos a los años 60, muy pocos conocerán la historia del programa espacial que tenía preparado este país, y que ha dado lugar a ríos de tinta, múltiples noticias en diarios de todo el mundo, y alguna que otra película.

Todo empezó durante el proceso de independencia de Zambia respecto al Reino Unido, consumado en el año 1964. Un conocido activista político, militar, científico, y filósofo, de nombre Edward Makuka Nkoloso, afirmó que había divisado los restos de algún tipo de civilización en la luna, desde su telescopio situado en una supuesta base secreta, y que tenía la capacidad suficiente para desarrollar un cohete que transportaría a 10 ciudadanos de ese país, entre los que se encontraba una joven de 17 años y un misionero, hasta la Luna y posteriormente a Marte. Finalmente también se incluyó un gato entre la tripulación.

Evidentemente, esta afirmación en un país que por aquel entonces sólo contaba con 100 licenciados se antojaba un tanto arriesgada, considerando que la antigua URSS y los EEUU mantenían una fiera lucha por ser los primeros en la carrera espacial. Makuka quería lanzar su cohete el día del aniversario de la independencia, y adelantar por la derecha a las mayores potencias mundiales y referencias científicas de la época.

El gobierno de Zambia en ningún momento mostró un apoyo gubernamental al proyecto científico, pero este tampoco le venía demasiado mal, ya que estaba poniendo en el mapa al país para muchísima gente que ni siquiera lo conocía. Makuka, ni corto ni perezoso, fundó la «Acamedia Nacional de Zambia para la Ciencia, Exploración Espacial, y Filosofía«, procediendo a solicitar a la UNESCO un fondo de 700 millones de dólares para poder desarrollar su idea, los cuales nunca fueron tenidos en la más mínima consideración, evidentemente.

A pesar de este revés, se procedió a elegir y «entrenar» a los candidatos que iban a visitar el espacio, los cuales fueron apodados como los «Afronautas», con la excepción de la joven que formaba parte del grupo y que fue retirada por sus padres después de quedar embarazada. Makuka la sustituyó añadiendo otro gato más a la expedición.

Las imágenes de Makuka dirigiendo los entrenamientos de los Afronautas, en su momento, dieron la vuelta al mundo (puedes verlos aquí). Entre otros ejercicios, cabría destacar:

  • Ejercicios de adaptación a la reentrada en la atmósfera terrestre, realizados metiendo al Afronauta en un bidón y tirándolo por una ladera.
  • Ejercicios de adaptación a la ingravidez, realizados subiendo al Afronauta a un columpio.
  • Ejercicios para caminar sobre los cráteres lunares, realizados saltando sobre neumáticos de automóviles.

Detrás de todo esto, que parecía simular más bien un teatrillo lowcost poco digno incluso para un circo de bajo presupuesto, se escondía una historia política de espionaje y de revanchas profesionales, sobre la que poco llegó a salir a la luz. Quienes en su momento estudiaron esta historia y pudieron entrevistarse con sus protagonistas, afirmaron que Makuka sólo era la cara amable y divertida de un proyecto bastante más oscuro, el cual preocupó muy profundamente tanto a la CIA, como al KGB.

Al parecer, se había detectado la presencia en la zona de un científico ruso, ingeniero aeroespacial que había trabajado en el proyecto Soyuz y que había logrado escapar de la URSS cuando se descubrió que había actuado como un espía, facilitando información clasificada a los EEUU. Supuestamente, este personaje solicitó la ayuda norteamericana para poder establecerse de nuevo, pero no recibió la misma y tuvo que autoexiliarse en la Africa más remota en aquella época.

Nunca se facilitó el nombre real de este ingeniero, y siempre se hablaba de él en clave, o con pseudónimos de muy diversa índole. En todo caso, las dos potencias mundiales más poderosas de aquel tiempo se temían que lo que se intentaba vender al mundo como un proyecto espacial genuinamente africano, era en realidad el desarrollo de un misil destinado a atacar a cualquier nación que se pudiese poner por delante.

Makuka denunció públicamente, en numerosas ocasiones, las injerencias y presiones políticas por parte de otras naciones, así como la presencia de espías en la zona, y los intentos reiterados de robo de diversa documentación relacionada con todo el proyecto. Dada la poca credibilidad que despertaba a nivel internacional (siempre vestía con una capa y hablaba demasiado), sus protestas nunca fueron escuchadas y se pensaba que todo formaba parte de una estudiada representación teatral.

Finalmente sí se tiene constancia del desarrollo de un prototipo, denominado D-Kalu1, el cual se intentó lanzar el día de la independencia desde el estadio principal de la capital de Zambia, en Lusaka. El gobierno prohibió terminantemente esta idea, dados los peligros que podía representar para toda la población que se iba a congregar en la zona, y desde este preciso momento la historia se bifurca en dos ramas, de las cuales todavía se desconoce cuál es la verdadera.

Por un lado, algunos investigadores afirman que Makuka se retiró después de diversos fallos en el prototipo, y al ver que era imposible lograr su objetivo en base a la pobre tecnología de la que podía disponer. Otras fuentes afirmaron que sí hubo lanzamiento en una base militar protegida, lo cual hizo saltar inmediatamente las alarmas en la URSS y los EEUU, los cuales reaccionaron secuestrando al supuesto ingeniero ruso que se encontraba detrás de todo y apercibiendo a Makuka para que abandonase su descabellada idea, bajo amenaza de muerte.

No se sabe qué fue del doble espía ruso, aunque se sospecha que fue devuelto a su país, y Makuka falleció de causas naturales el 4 de Marzo de 1989, siendo enterrado en su país con honores presidenciales y manteniendo su estatus, todavía a día de hoy, como un icono de la lucha por la independencia y por la divulgación científica, en un territorio en el que existen gravísimos problemas para conseguir una escolarización adecuada.

Como ves, Africa ha sido históricamente un territorio explotado por las grandes naciones para realizar tropelías de todo tipo. A pesar de esto, se sigue respetando profundamente al turista europeo y en muy pocas ocasiones falta el humor y la alegría, en una población continuamente castigada de todas las maneras posibles.

 

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