Aerolíneas Argentinas deberá abonar 300.000 dólares de multa.
El Departamento de Transportes de los Estados Unidos ha fallado en contra de la aerolínea argentina, tras sendos incidentes ocurridos en los años 2017 y 2018.
Las alegaciones presentadas por Aerolíneas Argentinas no han sido tenidas en cuenta por parte del Departamento de Transportes de los Estados Unidos, que acaba de hacer público el escrito oficial por el cual se impone una sanción de 300.000 dólares a la compañía aérea.
Según dicho escrito, Aerolíneas Argentinas incumplió en dos ocasiones la normativa 14 CFR part 259 and 49 USC-41712, la cual hace referencia al tiempo máximo de espera que una aeronave puede permanecer sobre la plataforma de un aeropuerto, antes de ofrecer a sus pasajeros la posibilidad de abandonar la misma.
Esta ley establece que todas las compañías aéreas que operen vuelos hacia o desde los EEUU, tienen que presentar un plan de contingencia para el caso de una espera no prevista sobre la plataforma de un aeropuerto estadounidense.
En los vuelos domésticos, transcurridas 3 horas de espera se debe facilitar a los pasajeros la posibilidad de abandonar el avión, mientras que en los internacionales este plazo se aumenta hasta las 4 horas.
En ambas situaciones, transcurrido el tiempo límite indicado las aerolíneas deben de ofrecer a sus pasajeros esta posibilidad, salvo en el caso de que abandonar la aeronave suponga un peligro cierto para la integridad física de los mismos, o que desde la torre de control del aeropuerto se les ordene expresamente lo contrario.
El primer caso analizado sucedió el 9 de Febrero de 2017, cuando el vuelo 1300 de Aerolíneas Argentinas que cubría la ruta entre los aeropuerto de Ezeiza (Buenos Aires) y JFK (Nueva York), se tuvo que desviar al aeropuerto Washington Dulles International debido a las malas condiciones meteorológicas.
El aparato de Aerolíneas Argentinas tomaba tierra en Washington a las 12:50, estacionando en un área apartada de la plataforma.
Cuando habían transcurrido menos de dos horas desde el aterrizaje, la tripulación fue avisada de que el JFK ya había abierto de nuevo sus pistas y estaba operando con normalidad.
Sin embargo, el avión permaneció dos horas más sobre la plataforma, sin ofrecer a sus pasajeros la posibilidad de abandonar la cabina.
Durante este tiempo, las condiciones meteorológicas empeoraron notablemente en el aeropuerto de Washington, razón por la cual todas las aeronaves estaban obligadas a solicitar los correspondientes procedimientos de deshielo y antihielo antes de despegar.
La tripulación solicitó estos procedimientos cuando ya llevaba en tierra cuatro horas y tres minutos, por lo que fue advertida por los supervisores del aeropuerto, confirmando que había sistemas de transporte disponibles para trasladar a los pasajeros que así lo solicitasen hasta la terminal.
El piloto al mando informó de que era consciente de que se había superado el tiempo máximo de espera establecido, pero que había optado por despegar hacia JFK en vez de ofertar a los pasajeros la salida del avión.
Finalmente, el vuelo 1300 despegaba de nuevo con dirección a Nueva York, con un retraso final de cuatro horas y cuarenta y seis minutos.
El segundo caso analizado corresponde a los hechos sucedidos el 4 de Enero de 2018, cuando la tormenta Grayson obligaba a cerrar temporalmente el aeropuerto JFK de Nueva York.
Igual que en el suceso anterior, el vuelo 1300 de Aerolíneas Argentinas que había despegado desde Ezeiza con dirección a Nueva York, se vio obligado a desviarse hacia el aeropuerto Washington Dulles.
El avión aterrizaba en Washington a las 11:47, estacionando en un área apartada de la plataforma.
La tripulación confirmaba entonces sus intenciones de despegar de nuevo hacia Nueva York a las 13:30, algo que no fue posible porque a las 13:28 se informaba de que el aeropuerto JFK permanecería cerrado, como mínimo, hasta las 18:00 horas.
A pesar de que esta noticia confirmaba que los pasajeros tendrían que permanecer dentro de la cabina más de 4 horas, no se les ofreció la oportunidad de abandonar la aeronave.
A las 15:30 horas, uno de los managers que se encontraba al mando de las operaciones de tierra en aquel momento decidió visitar personalmente el interior del avión de Aerolíneas Argentinas, con el fin de confirmar si se había ofrecido a los pasajeros la posibilidad de salir del mismo.
La tripulación le confirmó que, de momento, no se había tomado una decisión al respecto.
A las 15:38 se volvió a informar de que el aeropuerto JFK permanecería cerrado, como mínimo, hasta las 20:00 horas, momento en el cual el avión de Aerolíneas Argentinas ya estaba a punto de exceder las 4 horas máximas estipuladas por ley, tal y como hemos relatado previamente.
Los pasajeros comenzaron a exigir para entonces el poder salir del avión, tanto a los propios tripulantes de cabina, como mediante llamadas telefónicas realizadas a las autoridades aeroportuarias.
Después de cuatro horas y treinta y cinco minutos de espera, se decidía cancelar el vuelo y desembarcar al pasaje.
A partir de ahora, se establece un plazo de 120 días para que Aerolíneas Argentinas haga efectivo el abono de los 300.000 dólares correspondientes a la sanción impuesta.
Se avisa además de que en el futuro la compañía debe de abstenerse de volver a incumplir esta norma aeroportuaria, lo cual podría traducirse en sanciones de mayor cuantía, o en un procedimiento administrativo contra la misma.
Es evidente que la compañía no había buscado ninguno de los dos incidentes investigados, que obviamente se deben al mal tiempo y no pueden ser atribuidos a su responsabilidad.
Sin embargo, como bien apunta el Departamento de Transportes de los EEUU, Aerolíneas Argentinas suele desviarse cuando se dan estas circunstancias hacia el aeropuerto de Washington Dulles, por lo que debería tener establecido en el mismo un plan de contingencia para ofrecer asistencia a sus pasajeros.
Entendemos que son situaciones complicadas no deseables por nadie, pero también hay que ponerse en la piel de todos los pasajeros que deben de permanecer dentro de la cabina del aparato durante más de 4 horas, después de haber volado desde Argentina, y que posteriormente todavía tienen que completar el último tramo de la ruta, que les llevará al menos otra hora a mayores.