Air Baltic es la compañía aérea bandera de Letonia
A día de hoy, es la primera aerolínea del mundo cuya flota está compuesta exclusivamente por aviones Airbus A220.
Podría ser que una relativamente pequeña compañía letona estuviese marcando el camino que en un futuro próximo debería seguir el sector aéreo del Viejo Continente.
Air Baltic es una «rara avis» entre el resto de aerolíneas, ya que funciona siguiendo un modelo híbrido que toma lo mejor de cada sistema para combinarlo en una forma de operar propia.
Una de sus primeras rarezas es que a pesar de tratarse de una compañía estatal, participada por Letonia en un 80%, se declara abiertamente como una lowcost, pero al mismo tiempo opera un sistema de redes similar al de las aerolíneas tradicionales.
Cuando empezó su andadura en el año 1995, Air Baltic funcionaba como una subsidiaria regional de la escandinava SAS, operando una flota compuesta por turbohélices como el Saab 340, o el Fokker 50.
Aunque su labor consistía esencialmente en conectar pequeños aeropuertos que no disfrutaban de una gran oferta de vuelos, era difícil catalogarla como la típica compañía de bajo coste.
De hecho, sus 5 primeros años de operaciones no resultaron especialmente rentables, acumulando una deuda que hizo dudar sobre su viabilidad dentro del sector.
En aquel momento su base principal se ubicaba en el aeropuerto de Riga (Letonia), aunque también operaba rutas desde Vilna (Lituania) y Tallin (Estonia), esencialmente hacia destinos domésticos y también a nivel internacional en los países escandinavos.
Pero con la compra del paquete de acciones que tenía SAS, Air Baltic reconsideró su modelo de negocio.
Para empezar, la primera medida implementada fue el reemplazo de una flota muy diversa, en la que se encontraban desde turbohélices hasta Boeing 737 y 757, por un sólo modelo de aeronave: el Airbus A220.
La compañía seguiría operando un modelo lowcost, con tarifas bajas y una amplia oferta de ancillaries para compensar los gastos.
Sin embargo, establecería una base principal en el aeropuerto de Riga, que funcionaría como hub único de la aerolínea, y desde el cual distribuiría todas sus rutas, igual que hacen las grandes compañías tradicionales.
Gracias a los lazos que todavía mantiene con SAS, Air Baltic comparte código con la escandinava en algunas rutas, y utiliza conjuntamente sus lounges en los aeropuertos de Copenhague, Oslo y Estocolmo.
A pesar de no pertenecer a ninguna alianza de aerolíneas, ha cerrado acuerdos interline con muchas de las compañías más destacadas del sector, como por ejemplo con la japonesa ANA, Emirates, Air Canada, Delta, Turkish, o Qatar, entre muchas otras.
Pero a Air Baltic ya no le llega con eso, y actualmente ha ampliado su radio de destinos a buena parte de Europa e incluso Oriente Medio.
Como si se tratase de un segundo hub, el mes pasado inauguraba una nueva filial con base en Lituania, que se encargará de las rutas con Amsterdam, Berlin, Kiev, Londres, Múnich, Oslo y París.
Mientras tanto y a través de la matriz, desde Riga operará la mayor parte de los vuelos con destinos en Italia, España, Portugal, Irlanda, Croacia, Austria, Israel, Grecia, Polonia, Armenia, Suiza, o República Checa, entre otros.
Básicamente, lo que está haciendo Air Baltic es implementar en Europa el sistema que lleva funcionando desde hace tiempo en los EEUU, conocido en el sector por las siglas MHS, que responden a «Multi Hub and Spoke».
Como comentábamos al comienzo, se trata de un híbrido que combina la típica red punto a punto utilizada esencialmente por las aerolíneas de bajo coste, con la de hubs que operan las tradicionales o full service.
Ambos modelos tienen sus pros y sus contras, y lo que hace el sistema MHS es precisamente quedarse con lo mejor de cada uno.
A día de hoy, Air Baltic cuenta ya con 25 unidades del modelo Airbus A220, una cifra que quiere doblar durante los próximos tres años.
Es evidente que la aerolínea ha apostado muy fuerte por un sistema de negocio que en Europa todavía no demostrado su valía, por el cual y de cara al pasajero se actúa siguiendo un modelo lowcost, pero operacionalmente se trabaja como una compañía tradicional.
Quizás, y sólo quizás, pudiera ser esa una opción muy válida para remontar la crisis en la que está inmersa el sector, siguiendo conceptos básicos pero que parece que se han olvidado: mantener precios bajos, una amplia oferta de destinos, modernización de la flota, y más colaboración y menos guerras con la competencia.
De momento, veremos cómo le va a Air Baltic durante los próximos meses, que obviamente van a ser muy duros para todas las compañías aéreas a nivel mundial.