Nuestros lectores más jóvenes no se acordarán de exitosas series de televisión de la década de los 80, como «Dallas», «Dinastía» o «Falcon Crest». Lamentablemente para la compañía AirEuropa y para todos sus empleados, la familia Hidalgo, propietaria mayoritaria del grupo Globalia, deja a la altura del betún las luchas por el poder que mantenían los protagonistas de las series antes mencionadas.
Es más, desde Turama propondríamos a los productores de Tele5 la posibilidad de hacer un reality basado en la familia Hidalgo, o incluso otra serie televisiva que podría llevar por título el nombre de la compañía aérea que están a punto de llevar al desastre: «AirEuropa».
Estamos seguros que la nueva producción dejaría pequeña a la número uno actual, «Juego de Tronos», y mantendría pegados a las pantallas de las televisiones a millones de espectadores.
Bromas aparte, la situación actual que está viviendo la aerolínea no da para hacer demasiados chistes. Tal y como indicábamos en artículos anteriores, en un año de récords turísticos en el país y un crecimiento generalizado de todas las empresas aéreas, e incluso de la mayoría relacionadas con el sector, AirEuropa es la única que se las ha arreglado para perder pasajeros.
Creemos que es más que evidente que cuando todo el mundo aprueba y sólo uno suspende, no se le puede echar la culpa al profesor.
El grupo Globalia, que abarca entre muchas otras empresas a AirEuropa y Viajes Halcón, ha sido manejado desde el primer día de manera familiar por su fundador, Juan José Hidalgo, así como por Herminio Gil, el que se sacó de la manga aquella campaña de «Curro se va al Caribe» que arrasó durante varios Veranos y puso en jaque a muchísmas otras agencias de viajes.
Pero los hijos del fundador del imperio, deseosos de hacerse con el mando del mismo, se fueron encargando año tras año de ir defenestrando a todos aquellos que osaban hacer sombra a su padre.
De esta manera y de forma consecutiva fueron cayendo el propio Herminio Gil, su sucesor Fernando García Rascón, José Duato, Chema Hoyos y hoy mismo el último de todos ellos, Pedro Serrahima, que no llegó ni a cumplir los primeros 365 días al mando del grupo.
Esta última dimisión se une a la de Antonio Hidalgo, hijo del vicepresidente, dejando ambos totalmente descabezada a Globalia, y por ende a AirEuropa.
Es muy difícil de explicar cómo esta aerolínea, que tiene absolutamente todo lo necesario para triunfar tanto dentro de España como fuera, no consigue despegar y confirmar un ascenso positivo de manera duradera.
Quizás la respuesta la podamos encontrar en el modelo que desde el principio se quiso implantar en la empresa, y que no era otro que el hacer las cosas de cualquier manera.
AirEuropa cuenta en la actualidad con 48 aeronaves, entre las que destacan los 8 flamantes 787-Dreamliner totalmente nuevos, y sus 20 Boeing 737, con una media cercana a los 8 años de antigüedad.
Además de estos recursos materiales, que ya quisieran para sí muchas otras aerolíneas menos problemáticas, cuenta sobre todo y por encima de todo con un grupo humano de profesionales de primerísima categoría, muy por encima de la media existente en la inmensa mayoría de compañías aéreas que operan en la actualidad.
Desgraciadamente, la mejor manera de prever cuál será el comportamiento de una empresa con sus clientes es ver antes de qué manera trata a sus empleados, y en este aspecto es donde AirEuropa brilla con luz propia.
Hace pocas semanas nos hacíamos eco del riesgo innecesario al que sometía la aerolínea a sus pilotos y tripulantes de cabina, obligándoles a pernoctar en Venezuela, a veces hasta 3 noches seguidas, cuando actualmente se desaconseja desde todos los organismos oficiales viajar al país caribeño.
En el momento en el que todas las aerolíneas más importantes han decidido dejar de volar a Caracas, y las pocas que todavía lo hacen no permiten que sus tripulaciones pongan el pie fuera del aeropuerto, AirEuropa quiere seguir dando la nota y mirar para otro lado, como si la cosa no fuera con ellos.
Puedes leer todo lo ocurrido en este artículo.
Tampoco quedan muy atrás en el tiempo los despidos masivos de pilotos, que posteriormente fueron declarados como improcedentes y por consiguiente tuvieron que ser readmitidos de nuevo de manera obligatoria en la compañía.
Pero lo que nos ha llamado sobremanera la atención es la acumulación de barbaridades administrativas que AirEuropa ha ido acumulando a lo largo de los años, y sobre las cuales hemos recibido documentación probatoria más que suficiente de la Asociación de Afectados por la Contratación Eventual Fraudulenta.
Desde dicha asociación se ha denunciado las condiciones laborales que afectaban a 1.546 trabajadores de la aerolínea, algunos de ellos trabajando durante más de 15 años mediante la firma de sucesivos contratos eventuales, cuando su trabajo se desarrollaba de manera continua dentro de la empresa.
Para ello, eran despedidos de tal manera que pudiesen acceder a la prestación por desempleo, lo cual podría constituir una presunta malversación de fondos públicos, ya que además se utilizaba dinero del Fondo Social Europeo, que subvenciona la formación y creación de empleo, tras recontratarlos de manera cíclica cada 6 meses o un año.
Tras las diversas denuncias presentadas ante la Inspección de Trabajo, AirEuropa fue obligada a contratar de manera permanente a todos estos trabajadores, para lo cual optó por el envío de un mail en el que se les citaba para la firma de un nuevo contrato en las instalaciones de un hotel. Por supuesto, no era posible revisar las cláusulas del nuevo contrato con anterioridad, ni acudir al lugar acordado para la firma acompañado de ninguna otra persona.
La aerolínea optó por acogerse a un formato de contratación denominado «Contrato Indefinido a Tiempo Parcial con Actividad Concentrada», por el cual la empresa acogía a los trabajadores afectados como fijos, pero sólo durante un número determinado de días al año.
Como todos los trabajadores necesitan (necesitamos) trabajar los doce meses para poder subsistir, quienes firmaban esos contratos tenían que buscarse la vida posteriormente trabajando para otras empresas el resto del año, lo cual era penalizado anualmente por el Ministerio de Hacienda a la hora de hacer la correspondiente declaración de la renta.
Por decirlo rápidamente y con otras palabras, la nueva modalidad de contrato «indefinido» acababa siendo peor que la eventual.
Mientras todo esto ocurría, se sucedieron también las denuncias por la utilización de Tripulantes de Cabina de Pasajeros (TCP) por parte de AirEuropa provenientes de diversos países extracomunitarios, que carecían de los correspondientes permisos de trabajo necesarios para su posterior alta y cotización en la Seguridad Social, y que accedían al país sin ningún tipo de acreditación ni visado.
¿Es esta la mejor manera de hacer las cosas? Nosotros creemos que no.
Y a pesar de todo esto, uno de los puntos fuertes de AirEuropa desde siempre ha sido el trato de sus empleados a los pasajeros, lo cual demuestra que estos son lo suficientemente profesionales para saber distinguir su situación personal y el lugar que ocupan en la empresa, y que el usuario no acabe pagando el pato de todos los problemas.
Con estas últimas dimisiones, de nuevo y una vez más, AirEuropa queda a merced de muchos vientos que soplan en direcciones opuestas, y es muy difícil saber hacia qué lado se seguirá el rumbo.
Los desencuentros familiares son más que evidentes, y los mejores profesionales se han ido a consecuencia de los mismos y las diferentes interpretaciones y filosofías de trabajo que se pretendían implantar.
A pesar de que estas últimas semanas veíamos a Javier Hidalgo haciendo una «gira» por un buen número de países sudamericanos y prometiendo grandes inversiones e interesantes propuestas para dinamizar el comercio aéreo con los mismos, viendo cómo está la situación actual empezamos a tener muy serias dudas sobre la viabilidad técnica y humana de dichos proyectos.
Es difícil de creer, pero las cosas están así. AirEuropa merece otro lugar en el sector, sus aviones y sus empleados merecen otra consideración y la compañía debería de estar reinando en su nicho sin demasiados problemas con la competencia.
Estamos asistiendo a la caída de algunos pesos pesados, y sabemos que muchos en AirEuropa estarían encantados de caer en las manos de O´Leary, el CEO de Ryanair y a cuyo lado la familia Hidalgo son las hermanitas de un convento de la caridad.
O´Leary lleva meses acechando cual tiburón a todas aquellas posibles presas que empiezan a dar algún síntoma de debilidad. Ya ha husmeado a Alitalia, hecho lo propio con AirBerlin y no es descartable que acabe también poniendo sus zarpas sobre AirEuropa si esto sigue así.
De momento, ambas aerolíneas, Ryanair y AirEuropa, ya han firmado un contrato de colaboración mutua, por el cual la compañía irlandesa alimentará de pasajeros a la española para sus vuelos de largo radio.
¿Es este el preludio de una historia de amor con futuro, o de un desliz propio del Verano?…