Air Europa: servicio caro y muy deficiente

Si alguien, en algún momento, se estaba preguntando cómo es posible que la inmensa mayoría de las llamadas aerolíneas «tradicionales» estén sucumbiendo frente a las «bajo coste», aquí les presentamos el mejor ejemplo práctico que explica el porqué de ello.

Hemos escogido el vuelo que realizamos hace escasas fechas entre Madrid y Roma, para ilustrar los enormes fallos y deficiencias de Air Europa, que dan vida a otras compañías aéreas de la competencia, como Ryanair o EasyJet.

Dos servicios muy similares, uno bastante más caro que el otro, en el que la empresa que debería aportar un punto más de calidad y comodidad, queda muy por debajo de la que supuestamente es de inferior categoría.

Precio de los billetes

Hemos tomado como ejemplo fechas en la temporada baja, desde el día 17 al 23 de Febrero, escogiendo los horarios que ofertan las tarifas más económicas.

Air Europa vuela al aeropuerto de Fiumicino, y Ryanair al de Ciampino, en este caso en un vuelo operado por Malta Air.

La diferencia principal entre ambos aeropuertos es que un servicio de taxi entre Fiumicino al centro de Roma, tiene un coste aproximado de 50 euros (algo menos), mientras que el mismo trayecto desde Ciampino se queda en la mitad.

La cercanía de Ciampino al centro de la ciudad, reduce y abarata el tiempo de desplazamiento. Primer punto para la lowcost.

El trayecto con Air Europa tiene un precio de 151,73 euros, mientras que con Ryanair asciende a 95,98, esto es, hablamos nada más ni nada menos de una diferencia de 55,75 euros a favor de la lowcost, que no es precisamente moco de pavo.

Equipaje de mano

La tarifa de Air Europa permite subir a la cabina un bulto de equipaje de mano, lo cual resulta en una de las mayores falacias del sector aéreo actual.

En realidad, la práctica totalidad de los pasajeros acceden al avión con una maleta, eso sí, pero acompañada de un bolso o mochila, además de los correspondientes abrigos y ropa que, en teoría, deberían de volar debajo del asiento delantero, una norma que buena parte de los usuarios no respetan.

Al final, es necesario realizar la consabida cola antes del embarque, si quieres que tu equipaje de mano te acompañe dentro del avión, ya que es tal la cantidad de bultos que se introducen en los compartimentos superiores de la cabina, que con apenas el 50% del pasaje embarcado, ya no hay sitio para nada más.

Esto resultó en un importante retraso en el vuelo de salida, ya que fue necesario bajar a la bodega un buen número de maletas.

El afán por cargar lo máximo posible dentro del avión quedó bien reflejado en un comentario realizado por una TCP de Air Europa, que hablaba con otra compañera mientras observaban cómo los pasajeros luchaban contra un Tetris imposible para lograr meter todos sus enseres en el espacio de los compartimentos destinados al equipaje de mano.

En un momento determinado y cuando el panorama era sencillamente esperpéntico, espetó un «¡son la hostia!», tan sonoro y audible que los que nos encontrábamos sentados cerca de ellas nos quedamos con la boca abierta.

Efectivamente, concordamos totalmente con su opinión, «son la hostia», y más cuando los dos empleados de Air Europa que estaban embarcando el avión ya comentaban entre ellos que el número de bultos era demasiado grande como para que cupiesen todos dentro de la cabina.

Después de mirarse entre ambos, uno de ellos le comentó a la otra empleada «ya se encargarán los de dentro, que también es su trabajo».

Pues bien, al final ni se encargaron los de dentro, ni los de fuera, y el proceso de embarque resultó en un caos absoluto, que tuvo al avión parado en la puerta con un retraso en la salida cercano a la media hora.

Para esto, es preferible volar con Ryanair, donde los pasajeros ya saben que si quieren subir al avión con equipaje de mano, es necesario abonar el suplemento correspondiente. Un proceso mucho más rápido y ágil que en cualquier otra aerolínea.

El coste de los billetes en Ryanair, sumando dos bultos de equipaje de mano, una maleta facturada, embarque preferente y reserva de asiento, ascendería hasta los 189,48 euros.

En este caso, estaríamos hablando de una diferencia a favor de Air Europa de 37,75 euros, pero ojo, la aerolínea española también cobra por elegir asiento, un mínimo de 9 euros por el tipo «estándar», lo que reduciría la diferencia con Ryanair, pero sin incluir ni embarque preferente, ni maleta facturada.

En el caso de querer también facturar equipaje, la tarifa con Air Europa llegaría a los 201,73 euros, lo que de nuevo pondría en evidente ventaja a la lowcost.

Comodidad

Y aquí llegamos a otro punto crucial de todo este asunto.

Ambas aerolíneas, Air Europa y Ryanair, operan el trayecto con el mismo modelo de avión, un Boeing 737-800, pero mientras la lowcost irlandesa oferta una separación entre asientos de entre 32 y 34 pulgadas (86,36 centímetros), Air Europa tan solo tiene 31 (78,74 centímetros).

Hablamos de una diferencia de 8 centímetros, que marca la diferencia en un vuelo de dos horas, ya que los que respetamos las normas y metemos nuestros abrigos y enseres debajo del asiento delantero, al final nos vemos absolutamente embutidos.

Y esto no acaba aquí: mientras que en Ryanair (gracias a Dios) no es posible reclinar el asiento, en Air Europa sí, y nosotros hemos tenido la desgracia de volar justo detrás de dos pasajeras que decidieron hacer lo propio, lo que nos dejó literalmente atrapados, sin espacio físico para poder mover ni siquiera un brazo.

En el vuelo de regreso, Air Europa no tiene acceso directo a través de finger al avión, por lo que es necesario igualmente bajar a la pista y ser trasladados en un autobús, para subir por las dos escalerillas, trasera y delantera.

Decidimos apostarlo todo y reservar nuestros sitios en las primeras filas, los cuales tienen un precio por pasajero de 13,50 euros, pensando que dispondríamos de mayor espacio, pero nuestro gozo se quedó en un pozo, después de ver que se trata exactamente del mismo tipo de butacas y con la misma separación, sólo que por el hecho de estar en las primeras filas se cobran bastante más caras.

Conclusión

No somos precisamente nosotros sospechosos de favorecer a Ryanair, sino más bien al contrario.

De todas formas, es más que evidente que el servicio que oferta la lowcost irlandesa, comparado con el de Air Europa, es muy superior al de la aerolínea española.

Una de ellas se apoda lowcost, o «bajo coste», y la otra tradicional, o «full service», pero no confundamos conceptos, porque en este caso no se cumplen.

Realizar este trayecto en el avión de Air Europa, es lo más parecido a volar dentro de una lata de sardinas, después de realizar una cola de embarque infinita.

No hay mayor comodidad, ni mayor calidad, ni nada que permita justificar una diferencia de tarifas tan importante como la expuesta.

Es totalmente normal que al final, el consumidor decida que le resulta mucho más rentable volar con una lowcost, que con una compañía tradicional, porque en realidad no existe una diferencia significativa entre ambas que permita decantar la balanza hacia su lado.

Y es que aunque no quieras y por mucho que te esfuerces en no hacerlo, las propias aerolíneas te acaban llevando hacia su terreno, que no es otro que la desaparición progresiva de la competencia en los trayectos de corto y medio radio, favoreciendo a las compañías de bajo coste.

Pagar más, por un servicio peor, carece de cualquier tipo de sentido.

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