Modifica su servicio de catering para impedir la propagación de la variante Omicron en Nueva Zelanda.
Se suele decir que una imagen vale más que mil palabras, así que para ilustrar de una manera visual este post vamos a utilizar dos fotografías que sacamos el pasado mes durante un vuelo realizado con la compañía Turkish Airlines.
La primera de ellas, obtenida después del embarque y previamente al despegue, muestra a todos los pasajeros haciendo uso de la correspondiente mascarilla, tal y como se exige desde el momento en el que se ingresa al aeropuerto.
Sin embargo, tras apenas dos horas de vuelo y mientras se procedía al reparto del catering, en la segunda fotografía se puede ver a los mismos pasajeros permanecer dentro de la cabina sin mascarilla, una situación que a partir de ese momento se prolongaría en muchos casos prácticamente hasta la llegada a destino.
No hace falta ser médico ni epidemiólogo para darse cuenta de lo absurdo que puede llegar a ser este procedimiento, por el cual las mismas personas que se mantuvieron a una distancia de seguridad durante la facturación de sus maletas, mientras se esperaba para embarcar y al comienzo del vuelo, pasan de repente a sentarse codo con codo sin hacer uso de ninguna protección sobre su rostro.
Tal y como IATA ha demostrado gracias a diversos estudios publicados en las revistas de contenido científico más prestigiosas, la cabina de un avión comercial se considera mucho más segura que otros espacios cerrados, en lo que se refiere a las posibilidades de contagiarse con el virus SARS CoV-2.
Esto es debido no sólo a la eficacia de los sistemas de filtrado e inyección de aire, sino también a la obligatoriedad de utilizar mascarillas durante el vuelo, una combinación de factores que reduce de manera apabullante el riesgo de contraer COVID al hacer uso del transporte aéreo.
Nueva Zelanda, uno de los países que mejor ha gestionado la pandemia a nivel mundial, ha decidido adelantarse a los acontecimientos, a la vista de lo que está sucediendo con la nueva variante bautizada como Omicron.
Esta nueva mutación del virus que provoca la COVID parece ser mucho más contagiosa que las anteriores, motivo por el cual las autoridades neozelandesas han solicitado a su aerolínea de bandera la revisión de los protocolos que hasta ahora se estaban utilizando para repartir las comidas durante el vuelo.
De este modo y hasta que se vuelva a estabilizar la situación, Air New Zealand ha cancelado el servicio de catering a bordo de sus aviones, sustituyéndolo por la entrega de un pack que contiene diversos snacks y bebidas.
Este pack será entregado a cada pasajero tras la llegada a destino y en el momento de desembarcar del avión, garantizando así que durante el vuelo nadie ha tenido que prescindir de su correspondiente mascarilla.
Air New Zealand sólo servirá agua durante sus rutas a todos los pasajeros que la soliciten.
Con esta nueva medida, la aerolínea neozelandesa esquiva las críticas que en su momento recibieron diversas compañías tras anunciar la cancelación de los servicios de catering a bordo de sus aviones, una decisión que llegó a achacarse simplemente a motivos económicos y no sanitarios.
De todas maneras, a partir de ahora Air New Zealand vigilará y supervisará los resultados de esta nueva política, y ya ha anunciado que procederá a modificar la misma de acuerdo con la situación que exista en cada momento.