El avión civil más grande del mundo, con capacidad para transportar a más de 800 pasajeros, comenzará a surcar los cielos totalmente vacío.
Y es que esta crisis ha hecho buena la frase que espetaba Don Quijote a Sancho Panza: «Cosas veredes, amigo Sancho…».
Asiana Airlines es la segunda compañía aérea más importante de Corea del Sur, y una de las más influyentes en el Este del continente asiático.
Es bien conocida a nivel internacional por haberse labrado durante muchos años una excelente reputación, tanto dentro del sector aéreo, como entre sus propios pasajeros.
Cuenta con una flota de 84 aeronaves, entra las que destacan 6 unidades del modelo Airbus A380.
Para operar sus A380 dispone de 143 pilotos, los cuales llevan sin poder subirse a sus aviones desde la irrupción del nuevo tipo de coronavirus, un hecho que en Asia aconteció varios meses antes que en Europa.
Corea del Sur fue uno de los países que resultó afectado en un primero momento, y durante el pasado mes de Marzo Asiana sólo llegaba a operar 50 vuelos con su modelo A380, una cifra que se quedaba en cero durante todo el mes de Abril.
El problema radica en que todos los pilotos para poder ponerse a los mandos de un modelo concreto de avión, necesitan disponer de las correspondientes acreditaciones y habilitaciones en regla, las cuales hay que mantener en vigor obligatoriamente.
La regla general indica que con el fin de poder mantener una licencia en vigor, es necesario realizar al menos tres despegues y tres aterrizajes en el modelo de avión para el cual se está habilitado, durante un período de 90 días.
Esto significa que, de no poder volar en las próximas semanas, los 140 profesionales de Asiana Airlines podrían perder sus habilitaciones de tipo.
Dadas las circunstancias especiales en las que nos encontramos, este entrenamiento previo podría realizarse dentro de un simulador, pero Asiana Airlines no dispone de este tipo de infraestructuras para el modelo A380.
Lo que estaba haciendo hasta ahora, es enviar a sus pilotos a las instalaciones de la aerolínea tailandesa Thai, en Bangkok, algo que en estos momentos no es viable porque Tailandia exige una cuarentena previa de 14 días antes de entrar al país, aplicable a cualquier persona que acceda desde el extranjero.
La segunda opción que se barajó es intentar llegar a un acuerdo de colaboración con la otra aerolínea más importante de Corea del Sur, Korean Air, pero esta tiene exactamente el mismo problema que Asiana Airlines, y no puede permitirse el lujo de ceder horas a más pilotos dentro de sus simuladores, los cuales están operando al 100% de capacidad.
De esta manera, varios responsables de Asiana se dirigieron por escrito a su Ministro de Infraestructuras y Transportes, exponiendo el problema por el que está atravesando la aerolínea y solicitando una moratoria para los pilotos afectados.
Sin embargo, desde el ejecutivo de Corea del Sur se contestó a esta solicitud argumentando que dado que se trata de una normativa establecida a nivel internacional, esta no se puede modificar o alterar de manera unilateral por un solo país, declarándose no competentes para atender la misma.
Por estas razones, lo más probable es que Asiana Airlines decida durante las próximas horas comenzar a programar distintos vuelos utilizando sus A380 sin pasajeros, sólo con el fin de que los pilotos no pierdan las habilitaciones.
Esta medida es enormemente cara y costosa para la compañía, pero dada la falta de opciones, todo apunta a que será necesario adoptarla cuanto antes.
Lamentablemente, hablamos de un tipo de incidencia que está surgiendo en prácticamente todas las aerolíneas, sobre todo en aquellas que llevan más tiempo sin poder operar sus aviones.
Mucho antes de que se levanten las restricciones para la libre circulación de personas, va a ser necesario realizar numerosos vuelos de prueba que garanticen el buen estado de las miles de aeronaves que han permanecido paradas en tierra durante meses.
Por su parte, los pilotos también tendrá que cumplir con los requerimientos específicos de sus habilitaciones, para lo cual necesitarán realizar un mínimo de horas dentro de los simuladores antes de volver a transportar pasajeros.
Todas estas medidas implican muy cuantiosos gastos para las compañías, las cuales se encuentran actualmente ante la mayor crisis del sector en toda su historia.