Boeing 777 de Delta rocía con fuel 6 escuelas primarias en Los Angeles

Lo ocurrido el día de ayer en Los Angeles (EEUU) es uno de esos incidentes que nos dejan a todos con cierta cara de incredulidad, y muchas preguntas en el aire por responder.

El Boeing 777-200, con matrícula N860DA, despegaba desde la pista 24L del Aeropuerto Internacional de Los Angeles, con el fin de operar la ruta hacia Shanghai (China), cuando mientras se encontraba en plena fase de ascenso, a unos 8000 pies de altura (unos 2500 metros), la tripulación comunicaba a la torre de control que se veían obligados a regresar, tras haber detectado un fallo en el motor derecho.

Poco después de esta llamada, de nuevo se producía otro contacto con los controladores de zona, informando que se había podido recuperar el motor afectado.

Los pilotos confirmaban en este momento que necesitaban disminuir la velocidad, con el fin de no forzar el motor, y al mismo tiempo solicitaban autorización para tomar tierra en la pista 25R.

Desde control se les facilitaron datos de vectores para poder completar una aproximación ILS sobre la pista requerida, aterrizando poco después el aparato sin mayor incidencia.

 

En ningún momento por parte de la tripulación se solicitó permiso para arrojar fuel.

Pocos minutos después de este incidente, los bomberos de Los Angeles recibieron una llamada telefónica de la escuela Park Avenue Elementary, en Cudahay, a unos 30 km del Aeropuerto Internacional, informando sobre un vertido de fuel que había afectado a 20 niños y a 11 adultos.

A esta llamada, se unieron otras 5 posteriores, correspondientes a las escuelas San Gabriel Elementary, Graham Elementary, Tweedy Elementary, 93rd Street Elementary, y Jordan High School.

Todas ellas confirmaban una «lluvia de combustible», que habría afectado a unas 40 personas más, entre niños y adultos.

Las escuelas están ubicadas en la misma línea de trayectoria que siguió el Boeing de Delta antes de tomar tierra.

A su llegada, los bomberos confirmaron la presencia de restos de fuel sobre el suelo, los cuales al parecer no alertaban sobre un posible riesgo de incendio, por lo que se limitaron a su limpiado.

Aunque la mayoría de afectados habían recibido la lluvia de combustible sobre su propia ropa, algunos precisaron atención médica para proceder al lavado de los ojos, al haberse introducido en ellos pequeñas gotas de fuel. Ninguno precisó de hospitalización para ser tratado.

¿Por qué es necesario arrojar combustible a la atmósfera?

Todos los modelos de avión están certificados para tomar tierra con un peso máximo, lo que se conoce como MLW (Maximum Landing Weight).

Aterrizar superando dicho peso, podría afectar a la estructura de la aeronave, por lo que es necesario deshacerse del combustible sobrante antes de realizar esta maniobra, con el fin de asegurar la integridad del avión y de sus ocupantes.

El peso máximo para el aterrizaje es inferior al peso máximo para el despegue, por lo que cuando se producen incidentes poco después de salir desde algún aeropuerto, y la aeronave todavía no ha tenido tiempo de quemar el suficiente combustible, los pilotos tiene que realizar la maniobra de «Dumping», que consiste en la apertura de sendas válvulas localizadas en los extremos de las alas, por la cuales se arroja a la atmósfera la cantidad de fuel requerida para no sobrepasar el MLW.

Esta maniobra debe realizarse sobre áreas lo menos pobladas posible, con el fin de minimizar cualquier tipo de molestia no sólo a la población civil, sino también a plantas y animales.

Para ello, es necesario solicitar la autorización del controlador de zona, el cual indicará exactamente a la tripulación el lugar en el cual poder arrojar con seguridad el combustible sobrante.

La altura mínima para poder realizar esta maniobra, varía entre los 6.000 y los 10.000 pies de altura.

Mientras el combustible cae a tierra, sufre un proceso de atomización, por el cual sus partículas se van diluyendo progresivamente en la atmósfera, no llegando a tocar el suelo en la mayor parte de las ocasiones.

Un fallo inexplicable

Lo realmente sorprendente de este caso, no es sólo que la tripulación del aparato de Delta decidiese realizar la maniobra de «Dumping» sin solicitar el correspondiente permiso para ello, sino que además lo hiciesen sobre una zona urbana muy densamente poblada, y a una altura muy inferior a la recomendada, conociendo las consecuencias que esto podría acarrear.

Según los cálculos realizados, se estima que el avión comenzó a arrojar fuel a una altura aproximada de 2.000 pies, unos 600 metros, por lo que ambos pilotos eran conscientes de que este iba a llegar íntegro al suelo.

Además, la maniobra se realizó al mismo tiempo que se efectuaba la aproximación a la pista designada del aeropuerto, algo que no está reflejado de ninguna manera en los manuales de operación de este aparato, salvo que se trate de una situación de extrema urgencia.

Debemos recordar que la pérdida de un motor (en este caso incluso después de haberlo recuperado), no se considera una situación de extrema urgencia.

Todos los aparatos comerciales cuentan con una certificación ETOPS, por la cual pueden seguir operando de manera eficiente con un solo motor activo durante un tiempo determinado.

El aparato de Delta no se encontraba en situación crítica, por lo que hubiese tenido tiempo más que suficiente para poder realizar la maniobra de «Dumping» en un lugar más seguro, y a la altitud mínima recomendada.

Delta Airlines ha intentado quitar hierro al asunto explicando que la maniobra de arrojado de combustible es absolutamente normal en este tipo de incidencias, y ha lamentado los perjuicios causados a todos los afectados por la misma.

A día de hoy, todavía no ha explicado porqué se realizó a tan baja altura y sobre la propia ciudad, sin la correspondiente autorización, confirmando que están investigando las causas de lo ocurrido.

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