Hace muy pocas horas escuchábamos una conversación entre varios pasajeros que estaban a punto de tomar su avión en el aeropuerto madrileño Adolfo Suárez Madrid Barajas.
El motivo de la misma era lamentar su mala suerte, ya que al parecer el avión que tenían asignado para volar la ruta era un Boeing 737. Entre ellos mismos comenzaron a discutir acaloradamente, aunque era más que evidente que ninguno tenía la menor idea de lo que estaba diciendo.
En un momento determinado, una de las jóvenes pasajeras del grupo planteó la posibilidad de hablar con la aerolínea para conocer si sería posible cambiar sus billetes y conseguir volar en otro aparato distinto.
Lamentablemente, esto está ocurriendo ahora mismo en muchas partes del mundo, principalmente debido a la enorme cantidad de noticias que hay en relación a la crisis que está atravesando el constructor de aviones Boeing, y más concretamente con el nuevo modelo 737MAX.
La enorme desinformación, toneladas de Fake News, y los artículos que aparecen en medios de comunicación poco especializados en este tipo de asuntos, han conseguido crear un batiburrillo de información basura, designada exclusivamente para conseguir unos minutos de lectura.
Hoy os vamos a explicar en qué consiste exactamente el problema con el nuevo Boeing 737MAX, pero antes de eso, si todavía no lo habéis hecho, sería necesario que leyeseis el post que subimos en su día, tras el siniestro protagonizado por este modelo de avión en la aerolínea Lion Air.
A continuación os dejamos el link correspondiente: «Un fallo de diseño en el nuevo Boeing 737MAX podría haber causado el accidente de Lion Air».
Boeing 737MAX
Este modelo de avión es la cuarta generación de la familia Boeing 737, una de las más utilizadas y fiables del sector comercial aéreo.
El 737 lleva operando sobre los cielos de todo el mundo desde hace más de 4 décadas, durante las cuales ha experimentado notables mejoras hasta en cuatro ocasiones.
La enorme eficacia de este avión es fácilmente comprobable cuando uno dirige su mirada hacia la reina del low cost europeo, la irlandesa Ryanair, que lleva volando este modelo desde los años 80, sin haber sufrido en toda su historia un solo accidente mortal.
Sin embargo, como casi todos los modelos de avión comerciales de la actualidad, el 737 no ha estado exento de protagonizar siniestros con víctimas mortales, siendo la mayoría de ellos atribuibles a diversos fallos humanos.
De hecho, la mayor parte de los aviones más utilizados hoy en día, como la familia A320 de Airbus, también han registrado eventos desgraciados en los que se han perdido vidas humanas.
Durante una de las primeras presentaciones en público del A320 de Airbus, en Junio de 1988, este se estrellaba en un bosque ubicado al final de la pista de Habsheim, en Alsacia, y exactamente lo mismo ocurría en Toulouse en las primeras pruebas del A330, en el año 1994, cuando se probaba el despegue con un solo motor. En ambos casos, fallecían todos los tripulantes de los dos aparatos.
Por su parte, Boeing lleva una pésima racha, quizás la peor de toda su historia. El fiasco ocurrido con el 787 «Dreamliner», que obligó a multitud de compañía aéreas a mantener sus aviones en el suelo, debido a un fallo en varias series de sus motores R&R, ya había comenzado mucho tiempo antes, cuando se había descubierto un fallo garrafal de diseño.
La utilización de baterías de litio, altamente inflamables, y su ubicación en la parte posterior del 787, de difícil acceso, acabó provocando el incendio de varios aparatos totalmente nuevos, sin que al final se tuviesen que lamentar víctimas mortales.
Estos hechos fueron maquillados durante mucho tiempo, e incluso se habló de varios casos de ingenieros que avisaron del posible peligro que se estaba corriendo, y que acabarían despedidos de la empresa.
Con todo esto, lo que queremos decir es que es relativamente normal que durante los primeros meses de operación de un nuevo modelo de avión, se produzcan incidentes de índole diversa, sin que esto justifique de ningún modo los acontecimientos vividos estos último meses con el Boeing 737MAX.
¿Cuál es el problema?
De cara al pasajero, pocas son las novedades que podrá experimentar en el momento de subirse a un 737MAX.
Quizás, la más significativa de ellas sea una cabina más silenciosa, lo que contribuye enormemente a mejorar la experiencia de vuelo.
Sin embargo, de cara a las compañías aéreas el Boeing 737MAX sí supone un importante número de mejoras. De entre ellas, la principal y más significativa es la referida a los nuevos motores instalados, los cuales son capaces de ofertar una mayor potencia y, al mismo tiempo, un ahorro considerable de combustible, que se ha calculado entorno al 15% con respecto al modelo anterior, el 737NG.
Para cualquier aerolínea, este es el elemento clave que podría dotarla de los instrumentos necesarios para poder operar sin tener que hacer frente a unos enormes gastos de fuel.
Para conseguir este objetivo, los motores del nuevo Boeing 737MAX, fabricados por la prestigiosa emprea CFM INTERNATIONAL, han incrementado muy notablemente su tamaño.
Este modelo de motor, denominado LEAP 1-B, que en su día también provocó graves problemas durante las pruebas a las que fue sometido el 737MAX, que tuvo que permanecer en tierra hasta que se pudo establecer la causa de la avería, sobresale de la parte baja del fuselaje de las alas de una manera mucho más prominente que antes.
Mientras el 737NG se caracterizaba por sus relativamente «pequeños» motores, que no destacaban especialmente del conjunto del avión, los dos gigantes que lleva instalados el 737MAX llaman poderosamente la atención.
La propia forma, diseño y ubicación de estos motores, hacen que los mismos participen de una manera muy significativa en la aerodinámica del avión, provocando que este tienda a elevar el morro.
Los primeros pilotos del 737NG que probaron el 737MAX, coincidieron en que la diferencia más grande entre ambos modelos era precisamente esta tendencia del nuevo aparato a aumentar su ángulo de ataque.
A consecuencia de esto y después de las reticencias de muchas aerolíneas, y también de la propia Boeing, en el sentido de que los pilotos destinados a volar el nuevo 737MAX iban a necesitar un curso de capacitación más largo del que en un principio era deseable, el constructor norteamericano optó por diseñar un sistema que compensase de manera automática esa tendencia del avión a elevar el morro, lo que podría llevarlo a entrar en pérdida (cuando el avión se queda sin sustentación).
De esta manera, los pilotos del nuevo 737MAX no tendrían que preocuparse por este hecho, ya que el propio avión se encargaba de autocorregirlo.
Este nuevo software de Boeing, denominado MCAS (Maneuvering Characteristics Automation System), ha sido finalmente el principal sospechoso de los dos accidentes mortales sufridos por el nuevo modelo de avión.
El MCAS funciona de acuerdo a las lecturas de velocidad e inclinación que registran dos sondas situadas a ambos lados del aparato. Cuando una de ellas detecta una velocidad no adecuada para el grado de inclinación del morro, activa automáticamente el compensador de profundidad del avión, situado en la cola del mismo, lanzando a este en un picado con el fin de ganar velocidad cuanto antes.
Este sistema no requiere de la aceptación de los pilotos al mando de la aeronave, ya que es totalmente autónomo.
Aunque las causas del segundo siniestro todavía no están publicadas, a día de hoy desde Turama podemos afirmar, sin ningún lugar a dudas, que el accidente del avión de Ethiopian se produjo exactamente de la misma manera que el sufrido por Lion Air: lectura incorrecta de los parámetros de velocidad e inclinación de una de las dos sondas y activación automática del MCAS.
Responsabilidades
Las responsabilidades de Boeing en este asunto son bastante más claras que con la incidencia de los motores en algunos de sus Boeing 787, que de alguna manera se redirigieron a Rolls Royce.
Las pérdidas económicas para la empresa constructora, además de las indemnizaciones a asumir y la presumible anulación de pedidos, pueden llevar a Boeing muy fácilmente al borde de una crisis sin precedentes.
Tal y como dijimos en nuestro post relativo al siniestro sufrido por Lion Air, ni iba a ser ese el único siniestro, ni era suficiente una mera actualización del software que maneja el MCAS del avión. Desgraciadamente, no nos equivocamos.
Ahora bien, deberíamos preguntarnos todos el porqué de llegar a este punto, y si los usuarios del sector aéreo comercial tenemos también nuestra parte de responsabilidad.
Mientras que hace apenas unas pocas décadas, los pilotos realizaban una ardua labor dentro de las cabinas de los aviones de antaño, los pasajeros eran tratados como auténticos invitados de lujo, con todo tipo de comodidades.
Durante la evolución del sector, la mayor parte de los pasajeros han permanecido estancados en una sola exigencia: la bajada de las tarifas para poder volar.
A la gran mayoría de usuarios de este sector, no le importan los aviones, ni los asientos, ni las prestaciones de cada aparato, ni su forma, ni su diseño, ni siquiera la atención al cliente. Lo único que buscan es un precio reducido, nada más.
Esto ha llevado a que los constructores se hayan centrado en hacer la vida de los pilotos cada vez más fácil, implementado un enorme número de automatismos y tecnología, que los convierte en ocasiones en meros supervisores de las propias acciones de su aparato.
Por su lado, los pasajeros, su comodidad y su atención, han pasado a un segundo, tercero, o cuarto plano, ya que se ha demostrado que mientras se oferten buenas tarifas para poder volar, estos seguirán haciendo uso de la aerolínea en cuestión.
De esta manera, mientras en las cabinas cada vez hay mayores comodidades y medios para los pilotos, lo cual siempre redundará en una mayor seguridad para todos, en el resto del avión cada día se apiñan más asientos, hay menos espacio para el equipaje de mano, y el trato en muchas ocasiones es absolutamente demencial.
Los aviones con 4 motores, más seguros y cómodos, están desapareciendo del panorama aéreo, debido a su alto coste de mantenimiento, y están siendo sustituidos por cada vez más pequeños bimotores.
Las compañías aéreas y los constructores de aviones, se han centrado única y exclusivamente en la reducción de gastos, para poder así cumplir con lo que se les ha exigido por parte de sus clientes: tarifas reducidas.
Mientras los usuarios sigamos eligiendo una aerolínea sobre otra, basados exclusivamente en el precio de sus billetes, cada día veremos cómo después de tantos años de evolución aeronáutica, seguimos tardando lo mismo en volar de un punto a otro, cada vez en aparatos más pequeños y sofisticados, mucho más incómodos y, eso sí, con precios más baratos.
El 737MAX es el mejor ejemplo de lo que está pasando ahora mismo en el sector, pero no será ni el último, ni el único.
C. Lavilla
Piloto Privado de Avión.
Analista Sector Aéreo.