Chemtrails: la leyenda urbana peor argumentada de la historia

Esta teoría de la conspiración comenzó tras la entrada del nuevo siglo.

Sus seguidores afirman que nos rocían desde el aire con sustancias químicas destinadas a deteriorar nuestro organismo, al mismo tiempo que se implantan chips para controlar el comportamiento de las masas.

«Se llaman chemtrails. Con eso nos están envenenando Bill Gates y sus secuaces de la élite. Además, sueltan nanochips 5G que flotan hacia abajo y los respiramos para que nos de Coronavirus, y así puedan controlar a los que no se mueran».

Noticias de aviación. Noticias de aviones. Estelas de condensación dejadas en el cielo por varios aviones.

Esta opinión es real y está sacada directamente de uno de los diversos grupos privados que existen en las redes sociales dedicados al estudio de los supuestos chemtrails.

En una afirmación tan corta ya somos capaces de encontrar los elementos básicos que necesita cualquier teoría de la conspiración que se precie:

– Un nombre inventando que no existe en realidad, pero que define muy bien el pensamiento de sus seguidores.

Bill Gates, que al parecer es la salsa que mantiene unidos todo este tipo de platos.

– Las «élites», supuestos grupos secretos de personas muy poderosas que normalmente representan el papel de villanos.

– Tecnología 5G, la supuesta responsable de todo tipo de males.

– Un problema real, que en este caso hace referencia a la pandemia que estamos sufriendo y que se utiliza mencionando al nuevo tipo de coronavirus.

Con estos pocos ingredientes se han desarrollado diversas teorías conspiranoicas, muchas de las cuales han llegado hasta el gran público cosechando un enorme número de adeptos.

Actualmente, las estadísticas afirman que un 17% de la población cree en mayor o menor medida en los chemtrails.

Suzanne Maher, fundadora del grupo Bye Bye Blue Sky, orientado a conspiracionistas de todo tipo, lo tiene muy claro: «Hace 20 ó 30 años no veías esas estelas blancas en nuestros cielos, estaban totalmente limpios y azules…».

Obviamente, Suzanne no tiene la edad suficiente para haber observado lo que ocurría en los cielos de Londres durante la II Guerra Mundial, tras los enfrentamientos aéreos constantes y casi diarios que mantenían aeronaves inglesas contra aparatos alemanes.

Noticias de aviación. Noticias de aviones. Estado del cielo de Londres tras un enfrentamiento aéreo.

En los años 40 Bill Gates no había nacido, por supuesto no existía la tecnología 5G (ni la 4G, ni la 3G, ni la 2G…), y sin embargo los cielos londinenses permanecían prácticamente las 24 horas del día inundados de estelas de condensación, o contrails, que es el nombre verdadero y real que tiene este fenómeno.

Y hablamos de fenómeno, porque se trata precisamente de eso, y ya te lo explicamos en su día en un post cuyo link dejamos a continuación:

Entramos en la era de los conspiranoicos: Chemtrails y Covid19.

Pero hoy vamos a intentar ponernos en la piel de estos grupos de gente que creen firmemente en las teorías sobre los chemtrails, y vamos a analizar paso por paso cómo funcionarían (si fuesen ciertas…).

Chemtrails

Como en cualquier caso de este tipo, lo primero que necesitamos en un instigador, o grupo de instigadores, gente que se dedicaría a subvencionar con su dinero e influencia todo el proceso.

Dado que no existen sospechosos reales, los conspiracionistas suelen hacer mención a las «élites», en general, o lo que es lo mismo, familias poderosas con mucho dinero que desde siempre han sido odiadas o repudiadas por el gran público, como podría ser el caso de los Rothschild.

Más recientemente, se han apuntado a este grupo personas como Bill Gates, que a pesar de dirigir varias ONG´s y realizar una brillante labor humanitaria en territorio africano, algunos le atribuyen características cuasi diabólicas.

Noticias de aviación. Noticias de aviones. Bill Gates trabajando en una ONG africana.

El último en entrar en la ´rueda de sospechosos habituales ha sido el propio Donald Trump, víctima de un número importante de teorías conspiracionistas de diversa índole.

Por debajo de las cabezas pensantes necesitaríamos un nutrido grupo de investigadores y científicos, eso sí, brillantes dentro de sus respectivos campos de estudio y sobre todo sin ningún tipo de escrúpulos.

La parte científica del plan tendría que encargarse de diseñar el «veneno» que se suelta al aire, así como los nanochips 5G que supuestamente respiramos, sabiendo además que estarían poniendo en peligro la vida de niños y de millones de personas inocentes, entre los que se podrían encontrar sus propias familias, amigos, conocidos, o allegados.

Obviamente, es una tarea que no se puede hacer en formato de teletrabajo, por lo que sería necesaria la creación de múltiples laboratorios y fábricas para contemplar la labor de diseño, almacenaje y distribución del supuesto «veneno».

Noticias de aviación. Noticias de aviones. Laboratorio farmacéutico.

Como es lógico, esto necesitaría de la complicidad de múltiples responsables políticos, que tendrían que hacer la vista gorda mirando hacia otro lado, para que no se destapara el pastel de lo que estaría ocurriendo en realidad dentro de esos laboratorios.

Vigilantes de seguridad, equipos de limpieza, personal administrativo…cientos de personas calladas y participando del complot sin que se escape una sola palabra a los medios de comunicación.

Ahora tocaría la distribución por todo el planeta del veneno y los nanochips, que se haría a través de empresas propias, ya que cualquier otra necesitaría saber exactamente qué tiene entre manos para poder adoptar las medidas de seguridad necesarias y completar los trámites administrativos correspondientes.

Por supuesto, los directores de los aeropuertos implicados tendrían que permitir el acceso de estos productos químicos venenosos a sus instalaciones, los cuales serían cargados dentro de los aviones en hangares cerrados, dado que de hacerlo de otra manera podrían surgir muchas preguntas al respecto.

Además, sería imprescindible la presencia de miles de pilotos sin remordimientos, que se dedicarían a rociar los productos sobre la población siendo conscientes del daño que estarían infligiendo.

Noticias de aviación. Noticias de aviones. Montaje fotográfico utilizado por los conspiracionistas.

Por último, estos planes de vuelo tendrían que estar aprobados y confirmados por otros tantos cientos de controladores aéreos, que darían el visto bueno a los mismos sin ni siquiera preguntarse qué hace un avión fumigando grandes poblaciones y ciudades.

Para resumir, cientos de miles de personas implicadas en el mayor complot contra la humanidad, todas ellas cómplices o artífices directos en planes diabólicos para hacer daño a la población.

La última vez que expusimos este mismo razonamiento a un conspiracionista seguidor de los chemtrails nos contestó de esta manera: «es que no son personas como tú o yo, son seres reptilianos».

Y, efectivamente, ante eso no tenemos argumentación ni respuesta posible…

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