Controlador evita el despegue de un avión con daños en su estructura

Mañana se cumplirá un año del incidente ocurrido en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, en el que se vieron implicadas dos aeronaves de las aerolíneas Air France y Delta Airlines.

A pesar de que pueda parecer altamente improbable, la tripulación del Airbus A330-200 de la compañía francesa, no era consciente de una colisión previa que se había producido mientras estaban rodando hacia la cabecera de la pista 08L.

En el informe emitido por la BEA (Oficina de Investigación y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil) se recoge cómo el aparato matrícula F-GZCI, perteneciente a la flota de Air France, se encontraba rodando por la calle R, antes de realizar un giro a la izquierda para situarse en el punto de espera T4.

El Airbus A330-300, matrícula N817NW y propiedad de Delta Airlines, también rodaba por la misma calle, pero con la intención de incorporarse a la vía F, dado que se pretendía despegar desde la cabecera del otro extremo del aeropuerto, en la pista 09R.

El aparato de Delta tenía que pasar por detrás del Air France, y según el informe de la BEA los propios pilotos comentaron en cabina que el espacio disponible era demasiado estrecho como para poder hacerlo sin provocar una colisión.

En un principio, la tripulación de Delta decidió detenerse por completo, pero posteriormente volvió a reanudar la marcha, después de que el comandante comentase que estimaba unos 10 pies de separación, suficientes para evitar cualquier tipo de problema.

Seis segundos después, los sistemas de recogida de datos de ambos aparatos registraban un movimiento brusco en los tres ejes, compatible con el impacto producido por la colisión.

Ambas tripulaciones procedieron a investigar el origen de este movimiento, pero mientras un pasajero del avión de Delta alertaba sobre daños en el ala izquierda, en la cabina del aparato de Air France lo atribuyeron a un «jet blast» que habría provocado otro Airbus de la misma compañía, y que también se encontraba en la cola de espera para acceder a la cabecera activa de pista.

Los pilotos de Delta confirmaron los desperfectos en el ala, e informaron de los mismos al control de tierra, solicitando regresar al punto de parking.

En el avión de Air France otro pasajero se dirigió a la tripulación, comentando que había sentido un fuerte impacto mientras se encontraban parados. Se le explicó que el movimiento se había debido al chorro emitido por otro avión que se encontraba justo delante, en el momento de activar sus motores para poder acceder a la pista.

Tres minutos después, personal de tierra del aeropuerto Chales de Gaulle observó daños importantes en la parte trasera del Airbus de Air France, que afectaban al APU, fuselaje, y cono posterior.

Esta información fue pasada al controlador de turno en ese momento, el cual contactó con la tripulación del aparato de Air France pocos segundos antes de que este comenzase la maniobra de despegue, ordenándole mantener la posición hasta poder confirmar qué tipo de desperfectos se habían producido.

Según el informe de la BEA, el avión de Delta había sufrido daños en el winglet del ala izquierda, mientras que la aeronave de Air France presentaba desperfectos en el compartimento del APU, el cono trasero, y el estabilizador horizontal.

En el informe final se especula sobre qué podría haber sucedido en el caso de que el Airbus de Air France hubiese despegado, sin ser la tripulación consciente de los daños en el avión. En un principio, parece que los desperfectos no deberían haber afectado al control del aparato.

Nosotros nos preguntamos el porqué la aeronave de Air France no fue informada de lo sucedido, después de que la tripulación de Delta confirmase la colisión. Finalmente, la incidencia fue minimizada gracias a la intervención de personal de tierra, y a la rápida actuación del controlador aéreo.

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