Hay mucha gente que tiene problemas durante días para volver a acostumbrarse a su ritmo de vida habitual, cuando se producen los cambios horarios de Verano e Invierno.
Y eso que estamos hablando de tan solo 60 minutos de diferencia, por lo que puedes imaginarte cómo se sentirían en el caso de que esta fuese de bastantes horas más.
Todos los que viajamos y cogemos aviones, en algún momento hemos sufrido jet lag. Quien ya lo ha pasado, sabe lo que es y no quiere volver a repetirlo, y los que todavía no lo han experimentado, es simplemente o por falta de horas de vuelo, o porque están haciendo las cosas bien.
Efectivamente, en cualquier vuelo en el que hagas un desplazamiento importante hacia el Este, o el Oeste, es necesario, sí o sí, que duermas dentro del avión, sea a la ida, a la vuelta, o en ambos trayectos.
En el caso de realizar rutas con orientaciones Norte/Sur, también es interesante que reserves unas horas para caer en los brazos de Morfeo, pero si no sales de tu franja horaria habitual, no vas a tener los problemas propios del descuadre de biorritmos.
Cuándo dormir
No vale con echar cabezaditas, o una siesta en un momento determinado del viaje, es más, esto podría incluso empeorar la sensación de cansancio y agotamiento al día siguiente.
Es primordial que duermas cuando hay que dormir, de alguna de las maneras que te vamos a contar en este post.
Para empezar, tienes que imaginar que en el momento en el que pongas un pie dentro de la cabina del avión, ya has llegado a tu destino.
Cuando ocupes tu asiento, cambia en tu reloj la hora para que este refleje exactamente la misma que en el lugar hacia donde te diriges.
A partir de este instante, todo es bastante más «fácil»: cuando llegue la hora de irse a la cama en tu destino, ese es el momento en el que tú también tienes que dormir.
Y ahora mismo te estarás preguntando cómo se puede dormir a discreción. Es cierto que algunos tenemos más facilidad que otros para conseguirlo, pero si no eres capaz de hacerlo de forma natural, te recomendamos que lo comentes con tu médico de cabecera, ya que actualmente hay un amplio repertorio de productos que, sin ser somníferos, te colocan justo en ese punto situado en la antesala del sueño.
Por norma general, cuando vas a realizar un vuelo largo, has tenido que hacer antes un montón de cosas: levantarte temprano, acabar de hacer la maleta, revisar la documentación del viaje, desplazarte al aeropuerto, facturar maletas, esperar a la hora de embarque, etc, etc, etc.
Sólo con todo este trajín, es bastante normal que cuando lleves unas pocas horas de viaje, acabes rendido sobre tu asiento, razón por la que no nos cansaremos de repetir que procures siempre mantenerte despierto hasta el momento exacto.
Cuántas horas
Como comentamos anteriormente, no te va a ayudar nada echar cabezaditas cortas dentro del avión, o dormir sólo un par de horas.
La respuesta a esta pregunta es: duerme siempre todo lo que puedas.
Dependiendo de la hora a la que despegue tu avión, y la diferencia horaria que haya con tu lugar de destino, en ocasiones vas a poder dormir unas pocas horas, durante la mayor parte del trayecto, o absolutamente nada.
Imagina que en el momento en el que sales de tu ciudad de origen, ya ha amanecido en tu destino, y en el momento en el que aterrices te vas a encontrar a media tarde.
Si te has pasado la mayor parte del vuelo durmiendo, te va a ser imposible conciliar el sueño mientras estés de vacaciones durante bastantes días.
Eso significa que durante el día estarás agotado y semidormido, y a la noche tus ojos serán lo más parecido a un buho. Esto es a lo que se llama Jet Lag.
Sabemos que las estrecheces de la clase económica no son lo más adecuado para descansar durante mucho tiempo seguido, pero de todas formas te vamos a dejar unos consejos que quizás te ayuden.
Elige bien tu asiento
Si sabes que vas a tener que dormir durante tu vuelo, procura ubicarte lo mejor posible para encontrar cierta tranquilidad.
Los asientos situados en la parte delantera de cada galley, suelen ser los peores para poder descansar.
Nos referimos a esos espacios que hay dentro de la cabina del avión, donde se suele preparar el catering y que normalmente están ocupados por los miembros de la tripulación.
En estos sitios no vas a poder disfrutar de demasiado relax, por dos razones principales:
En primer lugar, se trata del lugar de trabajo de los tripulantes, por lo que siempre tendrá un volumen de movimiento importante. Además, también es el punto donde los pasajeros suelen conversar durante el vuelo.
En segundo lugar, las cunas para los niños más pequeños se suelen colocar en las paredes, delante de la primera fila de asientos de cada segmento de la cabina. A veces, los cambios de presión, movimientos bruscos, y un entorno diferente al habitual, provocan que niños y bebes acaben llorando desconsoladamente durante el vuelo, lo cual no es precisamente lo mejor para poder dormir.
Si te es posible, evita también los asientos más cercanos a los baños. Como ya te habrás imaginado, suelen ser un punto de entradas y salidas constantes, con el correspondiente sonido de la cisterna, y la gente moviéndose durante gran parte del trayecto.
Ventanilla o pasillo
La respuesta a esta pregunta es bastante sencilla: si eres de esos que dominas con maestría el arte de contener tus esfínteres, no lo dudes, elige un asiento de ventanilla.
Lo bueno que tienen es que tu vecino no te molestará, ni te despertará, cuanto tenga que ir al baño. Además, siempre encontrarás un hueco extra en la ventana para poder apoyarte.
Si, por contra, eres de los que gustan de purificar tus riñones de manera constante, quédate en el pasillo. No tendrás que ir pidiendo paso a nadie, y te resultará mucho más cómodo.
Reclinación
No hace falta una excesiva reclinación para poder dormir.
Según los expertos, el problema radica en no castigar tu espalda durante demasiado tiempo, descansando todo tu peso sobre el mismo punto.
Con que te dejes «deslizar» un poco sobre tu asiento, y seas consciente para hacer pequeños cambios de postura durante el vuelo, no tendrás mayor problema.
Ropa cómoda
Cuando hablamos de «ropa cómoda», no nos referimos a bañadores y biquinis, algo que en ocasiones se puede ver dentro de la cabina de un avión.
Recuerda que en trayectos largos, a gran altura, la temperatura es bastante baja en la cabina, por lo que si viajas como si estuvieses en la playa, vas a pasar mucho frío.
Nos referimos esencialmente a prendas de vestir que no te aprieten, dado que es muy importante que la sangre fluya con normalidad.
Los pies descalzos dentro de un avión no sólo son una falta de respeto hacia los otros pasajeros, sino que se pueden convertir en una fuente importante de infecciones, tanto para ti, como para los demás.
Hay calcetines con la compresión idónea para que tus pies no se hinchen, y actualmente también se han puesto de moda los leggins, que pueden ser una buena solución (si eres mujer, claro…).
Para los hombres, un simple pantalón que no te presione en el estómago, un chándal, o incluso un pijama (no tiene nada de malo), son perfectos para poder conciliar el sueño.
Enseña el cinturón
Recuerda abrocharte el cinturón de seguridad antes de echarte a dormir, o serás despertado todas las veces que hagan falta por parte de la tripulación.
No sólo esto, si te es posible, procura que se pueda ver sin dificultad, de esa manera nadie perturbará tu sueño.
Alcohol no, gracias
Aunque puedas creer que una buena dosis de alcohol te ayudará a conciliar el sueño dentro del avión, resulta que es exactamente al contrario.
Las bebidas alcohólicas lo primero que van a hacer es alterarte, con lo que tardarás mucho más en quedarte dormido.
Además, cuando al fin lo consigas, no tendrás precisamente un sueño reparador, y lo más probable es que te despiertes más cansado que cuando entraste al avión.
Por otro lado, ten en cuenta que en vuelos largos es relativamente fácil deshidratarse, dadas las condiciones que hay dentro de la cabina, y el alcohol lo único que hará es adelantar ese proceso.
Almohada sí, o no
Llegamos a uno de los puntos más controvertidos para muchos, dado que hay opiniones de especialistas en la materia que se contradicen unas a otras.
Actualmente, se han puesto de moda las almohadas cervicales, que muchos pasajeros portan en su cuello incluso horas antes de embarcar dentro del avión.
La cuestión radica en que no están recomendadas para todos los casos, y hay demasiados usuarios que se hacen con ellas simplemente porque las han visto utilizar en vuelos previos.
Tienen su principal ventaja en su principal inconveniente: si la llevas bien puesta (cosa que no pasa en la mayoría de ocasiones), te obliga a mantener el cuello recto y la espalda erguida.
Sin embargo, si padeces determinadas patologías en tu columna, lo único que conseguirás con esto es llegar a tu destino más rígido que la mojama, y probablemente con un terrible dolor de espalda.
Consulta con un especialista antes de meterte en un avión con esta almohada.
Por otro lado, ahora también han aparecido interesantes variedades, algunas dignas de mención.
En primer lugar, tenemos la Ostrich Pillow, un curioso artefacto que, además de llamar poderosamente la atención, te permitirá descansar la cabeza en cualquier sitio donde estés sentado.
En segundo lugar, también merece una mención aparte la B Tourist Band, que básicamente es una banda elástica con múltiples posibilidades para adaptarse a tu posición y a tu asiento en el avión.
Dudamos bastante de la efectividad real de estas dos últimas, pero bueno, nunca se sabe…
En definitiva, lo más importante de todo es que aprendas a dormir dentro de un avión, justo en el momento en el que debes hacerlo, y el tiempo necesario para no tener que padecer jet lag a tu llegada.