Dos incidentes bochornosos ponen en graves apuros a aerolíneas norteamericanas

Delta y Frontier Airlines protagonizan ambas polémicas.

En menos de un mes, el aeropuerto internacional de Dallas ha sido el escenario de dos graves episodios con tintes racistas.

El pasado 20 de Julio, Lakeyjanay Bailey (21 años) y su hermana Olivia (4 años) embarcaban en un avión perteneciente a la flota de Frontier Airlines para volar desde Denver a Dallas.

Joven estadounidense denunciada por Frontier Airlines

Las hermanas completaron el trayecto con total normalidad, desconociendo que durante el mismo se había formalizado una acusación por parte de la aerolínea por un supuesto delito de tráfico de seres humanos.

Al parecer y según explica la compañía norteamericana, un pasajero consideró altamente sospechoso que una joven negra viajase acompañada de una niña blanca, por lo que contactó con varios miembros de la tripulación para comentar la «incidencia».

Lejos de intentar aclarar in situ el malentendido de una manera amistosa, el comandante de la aeronave denunció directamente los hechos a la policía de Dallas durante el vuelo.

Poco después de tomar tierra, ambas hermanas fueron recibidas por varios efectivos policiales, los cuales procedieron a su interrogatorio de manera separada.

A la vista de los hechos, las explicaciones dadas por la pequeña Olivia, adoptada por la familia Bailey, no convencieron del todo a la policía, que procedió a escoltar a las dos hermanas hasta las cintas de recogida del equipaje y posteriormente a la salida, donde las esperaba su madre.

Tras hablar con la progenitora, finalmente decidieron contactar con el departamento de servicios sociales para confirmar que, efectivamente, Olivia había sido adoptada de manera legal y no se había cometido ningún tipo de delito.

Los Bailey han denunciado públicamente la actuación por parte de la aerolínea así como de la policía, argumentando que en el caso de que la situación hubiese involucrado a una joven blanca con una niña negra, no se habría generado ningún tipo de denuncia.

Por otro lado, también cuestionan el procedimiento utilizado para interrogar a una niña de 4 años, y la humillación pública sufrida por sus dos hijas al ser escoltadas en todo momento dentro del aeropuerto.

Anteriormente, el día 20 de Junio y en el mismo lugar, otro incidente similar ha puesto en una posición muy complicada a la compañía Delta Air Lines.

En este caso, Peter Espinosa volaba entre Minneapolis y Dallas acompañado por su hija de 20 años, la cual padece el Síndrome X Frágil.

Esta enfermedad hereditaria ha provocado una discapacidad intelectual en la joven, la cual experimenta gran ansiedad mientras viaja en avión, así como serias dificultades para mantener una conversación con desconocidos.

Interior de la cabina de un avión perteneciente a la flota de Delta Air Lines

La inquietud de Rachel Espinosa llamó la atención del sobrecargo de Delta, que decidió dirigirse directamente a la pasajera para preguntarle si se encontraba bien.

Peter intentó explicar al empleado de la aerolínea el porqué no iba a recibir una contestación, pero este insistió en su actitud indicando que necesitaba una respuesta directa por parte de ella.

A pesar de que ya era conocedor de la patología que sufría la joven, el sobrecargo le preguntó si no contestaba porque no quería, o porque «sólo sabía hablar español».

Peter Espinosa es pasajero habitual de Delta y cuenta con el estatus más alto de fidelización de la aerolínea. Para evitar este tipo de problemas, hace años solicitó a la compañía que tuviese en cuenta que suele viajar acompañado de su hija, la cual puede mostrarse incómoda durante los vuelos.

Tras conocer este detalle, el sobrecargo de Delta le comunicó que estaba todo bien y no volvió a dirigirse a ellos.

Sin embargo, lo que hizo fue comunicar un posible delito de tráfico ilegal de seres humanos, por lo que los Espinosa, igual que en el caso relatado anteriormente, fueron recibidos por 4 policías y cuestionados por separado a su llegada a Dallas.

Los hechos salieron a la luz tras una denuncia pública realizada a través de varios medios de comunicación y redes sociales, en la que Peter Espinosa relata todo lo sucedido durante y después del vuelo.

Escrito dirigido por Peter Espinosa al CEO de Delta Air Lines

Las alusiones al origen hispano de este pasajero, la actitud poco profesional e irrespetuosa por parte del empleado de Delta, y la actuación posterior de la policía interrogando a una joven que padece una discapacidad intelectual, han dejado contra las cuerdas a una de las aerolíneas más importantes de los EEUU.

No parece precisamente una casualidad que en los dos casos aparezcan involucrados una chica negra y un ciudadano de origen hispano, y si bien es cierto que la trata ilegal de seres humanos existe y las tripulaciones de aviones comerciales están entrenadas para saber cómo actuar ante esta situaión, lo cierto es que la pésima gestión realizada por su parte es realmente muy preocupante.

Si existen dudas sobre la relación familiar que pueda existir entre pasajeros que viajan juntos, especialmente en el caso de menores de edad, la actuación por parte de la aerolínea se debe producir ANTES del embarque, y no a posteriori.

En el primer caso, nadie se dirigió a la mayor de las hermanas para tratar de esclarecer el supuesto problema, y directamente se la acusó de haber cometido un grave delito sin disponer de ningún medio de prueba para ello.

En el segundo, el tripulante de cabina debió de actuar con especial precaución cuando fue informado de la patología médica de la pasajera, además de evitar comentarios en relación a su origen étnico o los idiomas que podía o no podía hablar.

Se trata de un cliente destacado que vuela habitualmente con Delta, la cual es conocedora de la situación desde hace años, lo que agudiza aún más la enorme negligencia por parte de la aerolínea.

Una simple comprobación previa, hubiese ahorrado la discusión mantenida a bordo y el desagradable incidente con la policía tras aterrizar en Dallas.

Ambos episodios nos hacen preguntarnos hasta qué punto se están siguiendo los protocolos de seguridad de manera correcta, y si es necesario que algunos pasajeros tengan que pasar por semejante trance simplemente porque determinadas aerolíneas actúan de manera indiscriminada o muy poco profesional.

Después de lo sucedido, las aerolíneas involucradas deben de proceder a revisar de manera urgente sus protocolos, además de presentar la correspondiente disculpa pública a todos los afectados, evitando con ello la reproducción de incidentes similares en el futuro.

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