El anuncio del cierre total del espacio aéreo de EEUU y Canadá, se podría producir durante las próximas horas.
La hecatombe sanitaria por la que está atravesando el país norteamericano, cuyo presidente avisaba hace apenas unos días a la población de que iban a enfrentarse a un nuevo Pearl Harbour, parece que por fin ha hecho entrar en razón a Donald Trump, que está siendo presionado para que tome esta decisión cuanto antes.
Esta medida afectaría a todos los vuelos domésticos, y por supuesto a los pocos internacionales que todavía se siguen operando, y mantiene la línea marcada por Vladimir Putin, que la semana pasada decidía blindar la Federación Rusa prohibiendo la salida y entrada de aviones de su espacio aéreo.
El Presidente ruso no aceptaba ningún tipo de excepción a la nueva ley aprobada, vetando también las operaciones de repatriación de ciudadanos extranjeros atrapados en su país. Para cubrir los gastos derivados de su manutención y alojamiento hasta que pueden regresar a sus casas, Putin destinaba la cantidad de 500 millones de Rublos, que muy probablemente se verá obligado a aumentar en breve.
Sin embargo, desde la Administración Trump se ha filtrado que algunos aviones de transporte de carga sí podrían moverse libremente sin restricciones, pero no aquellos de pasajeros que han sido modificados para realizar esta labor.
La razón para ello estriba en las tareas de limpieza y desinfección necesarias para poder operar, las cuales son especialmente más complicadas y lentas en los jets destinados originalmente al transporte de pasajeros, que en aquellos utilizados por empresas como FedEx, DHL, o Prime Air.
El tráfico aéreo en los EEUU se ha desplomado en un 90% de su capacidad habitual, lo cual se certifica al contabilizar el número de pasajeros que hacían uso de las instalaciones aeroportuarias el día de ayer.
Según los datos facilitados por la TSA, apenas 146.000 usuarios embarcaban durante las últimas 24 horas desde los aeropuertos estadounidenses, cuando en esta época del año la media habitual se sitúa por encima de los 2 millones de pasajeros diarios.
Los asesores del Presidente norteamericano creen que la rápida diseminación del virus obliga al aislamiento total de los puntos donde se registran más casos, como en la ciudad de Nueva York, y mantener las conexiones aéreas domésticas podría estar aumentando el número de contagios en otras ciudades del país.
Tras la serie de atentados ocurridos el 11 de Septiembre de 2001, esta sería la segunda vez en la historia del país en la que se ordena el cese de todas las operaciones aéreas. La duración que podría tener esta medida, de momento no ha sido filtrada.
La situación del sector aéreo en los EEUU podría empeorar muy notablemente, si cabe, derivando en una crisis sin precedentes a día de hoy.
Por su parte, Boeing ya ha procedido al cierre de sus plantas en Charleston y Seattle, y Airbus ha hecho lo propio con la que tiene en Mobile, Alabama.
Todo apunta a que las restricciones a los vuelos procedentes de Europa se sigan manteniendo durante los próximos meses, lo que nos llevaría hasta la temporada de Verano, la cual la mayoría de compañías aéreas dan por perdida.