El avión más grande del mundo resultó seriamente dañado tras un ataque ruso al Aeropuerto de Gostomel, encuadrado en la contienda que actualmente mantiene este país con la ex república soviética de Ucrania.
Este aparato se había convertido en todo un símbolo para la aviación, sobre todo gracias a los servicios prestados durante los peores meses de la pandemia, en los que llegó a transportar por todo el mundo más de 1.300 toneladas de material sanitario.
Aunque ya se había previsto su urgente evacuación de suelo ucraniano, el AN-225 no pudo evitar las consecuencias de la guerra debido a una inoportuna avería que obligó al desmontaje de sus motores, razón por la cual permanecía estacionado en un hangar ubicado a poco más de 20 km del centro de Kiev, al norte de Ucrania.
Diversos organismos oficiales confirmaron lo que en un principio parecía otra noticia falsa alentada desde Rusia, afirmando que el Mriya habría sido víctima de un importante incendio desatado a consecuencia de un bombardeo aéreo perpetrado el pasado fin de semana.
Aunque a día de hoy todavía se desconocen la magnitud y alcance de los daños, la información que llega desde Ucrania apunta a una destrucción casi total del Mriya, que obviamente imposibilitaría su regreso a las operaciones de carga.
Sin embargo, la noticia que hasta hace muy poco se podía entender como un adiós definitivo al «rey de los cielos», durante las últimas horas se ha convertido en un rayo de esperanza totalmente inesperado.
Por razones que nunca se pudieron llegar a explicar, Ucrania mantuvo desde la década de los 90 una segunda unidad del AN-225 parcialmente construida.
Este hermano gemelo del Mriya será utilizado en la reconstrucción del dañado, durante un proceso que implicará aproximadamente 5 años de trabajos, tal y como ha afirmado durante el día de hoy el director general de la firma Ukroboronprom,Yuriy Husyev.
Husyev ha querido dejar claro que Ucrania procederá en cuanto sea posible a la reconstrucción del Mriya, para lo cual sería necesario destinar un presupuesto aproximado de 3.000 millones de dólares.
La intención actual de Ucrania es forzar a Rusia a abonar este importe, en concepto de indemnización por los daños causados en infraestructuras clave ucranianas.
Lamentablemente, este plan tiene tres lagunas muy importantes que podrían llegar a imposibilitar por completo el regreso del Mriya a los cielos.
La primera de ellas estaría relacionada con otro posible ataque que afectase a la segunda unidad del AN-225. Si esto ocurriese, las posibilidades de una reconstrucción se desvanecerían casi por completo.
Por otro lado y dependiendo del resultado final del intento de ocupación de Ucrania por parte de Rusia, se plantean dos hipótesis bien diferentes.
En el caso de una victoria ucraniana, aunque sea parcial, sería realmente complicado obligar a Rusia a desembolsar importantes cantidades de dinero en concepto de «indemnización por daños».
Si finalmente Rusia lograse la ocupación total y tomase el control sobre Ucrania, lo último en lo que Putin se gastaría el dinero sería en reparar el Mriya, un icono actual de la industria ucraniana.
Así que aunque las posibilidades de que el AN-225 pueda volver a despegar son reales, todavía tendremos que esperar el devenir de este nuevo conflicto bélico surgido en el corazón del viejo continente.