Lo está desarrollando el Departamento de Defensa de los EEUU.
El proyecto NTRAIN, dotado con un presupuesto de 45 millones de dólares, promete acabar para siempre con el temido jetlag.
Uno de los efectos secundarios que tiene realizar viajes de larga duración, especialmente hacia el Este o el Oeste, es la terrible sensación de fatiga, cansancio y sueño que sufrimos cuando se altera nuestro reloj biológico interno.
Volar en contra o a favor de la aguja horaria, descoloca totalmente a nuestro organismo, que acaba solicitando dormir en pleno día, o comer a altas horas de la madrugada.
Aunque el jetlag se resuelve de manera natural en un plazo que no suele superar los 3 días, para algunos viajeros se convierte en un obstáculo que puede llegar a arruinar sus vacaciones.
Existen varios métodos para evitar este problema, que básicamente consisten en adelantar o retrasar el momento de dormir durante el vuelo, adaptándonos de antemano a la zona horaria de nuestro destino.
Pero para aquellos a los que les resulta totalmente imposible pegar el ojo dentro de la cabina de un avión, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados (DARPA), que depende del Departamento de Defensa de los EEUU, está invirtiendo una gran cantidad de tiempo y dinero en desarrollar un chip que acabaría de manera definitiva con el jetlag.
La Northwest University de Illinois también está involucrada en el proyecto NTRAIN.
El funcionamiento de este chip recuerda a la trama de algunas películas de ciencia ficción de los años 80, ya que combina bioelectrónica con biología sintética, con el fin de crear una especie de «farmacia ambulante» que actuaría solamente cuando es preciso.
El dispositivo va implantado por debajo de la piel, y se encarga de activar un sistema que produce las mismas moléculas péptidas que utiliza nuestro organismo para regular los ciclos de sueño y vigilia.
En el caso de separarse apenas un par de centímetros del cuerpo de la persona que lo porta, se desactivaría de manera automática, con el fin de que no pueda ser hackeado o utilizado con otro tipo de intenciones por parte de terceros.
Aunque esta noticia está siendo reproducida desde hace algunos días por diversas revistas especializadas en turismo, lo cierto es que el chip NTRAIN está pensando para un uso militar, al menos durante la primera fase de su desarrollo.
La idea es que los soldados que tienen que ser trasladados de manera urgente a distintas partes del planeta, puedan estar en condiciones de realizar su trabajo una vez tomen tierra en destino, y no sufran los conocidos efectos del jetlag.
Es necesario destacar que este chip funciona gracias a un pequeño campo electromagnético de muy baja intensidad, y se encarga de inocular en el cuerpo un cocktail de sustancias químicas que alterarán el ritmo circadiano interno.
A través de una aplicación instalada en el teléfono móvil, basta con indicar en qué momento del día queremos situar a nuestro organismo, y el chip gestionará todo el proceso.
Jonathan Rivney, investigador a la cabeza del equipo de desarrollo del NTRAIN, ha declarado lo siguiente:
«Ya no sería necesario cargar con varios medicamentos, ni tener que perder tiempo inyectándolos. El dispositivo no necesita ser recargado y su duración es indefinida. Su sistema de control permite mantener la creación de péptidos sólo cuando sea requerido, introduciéndolos directamente en el torrente sanguíneo».
Es por este motivo por lo que tenemos dudas de que «el chip prodigioso» llegue en algún momento a ser utilizado por personal civil.
Mientras que cualquier viajero puede descansar durante el día hasta que su cuerpo se adapte al nuevo horario, un soldado no puede permitirse comenzar una misión cansado o adormecido.
Quizás, estamos hablando de una tecnología demasiado sofisticada, que excede enormemente el problema que para un turista puede suponer padecer jetlag durante unos días.
Como decíamos al comienzo, seguimos prefiriendo la vieja técnica de gestionar nuestras horas de sueño durante el vuelo, de manera que encajen con el horario de la ciudad a la que nos dirigimos.
Lo cierto es que parece bastante más cómodo y sencillo que implantar un chip encargado de «drogarnos» a petición propia cuando salgamos de viaje, aunque algunos seguro que le encuentran otras utilidades…