Nos esperan importantes cambios durante la era post-Covid19, que marcarán un antes y un después en nuestra manera de movernos y desplazarnos por el mundo.
Tal y como comentaba ayer mismo Tony Tyler, Director General de IATA, la irrupción del nuevo Coronavirus en nuestro día a día tendrá un impacto en el sector aéreo inmensamente superior al que sufrió en su momento tras los atentados del 11 de Septiembre del 2001 en los Estados Unidos, que forzaron la implementación de medidas de seguridad nunca vistas hasta entonces.
Actualmente, todos nos hemos acostumbrado ya a la rutina de separar los líquidos de nuestro equipaje de mano y meterlos en bolsitas plásticas, a pasar por los interminables controles de seguridad de los aeropuertos, a ver las puertas blindadas de las cabinas de los aviones cerradas a cal y canto, o a tener que someternos en muchos casos a la indiscreta mirada de un escáner corporal.
Ahora, si cabe, el peligro es todavía mayor, ya que nos enfrentamos a una amenaza microscópica, que no puede ser localizada con un cacheo, ni con un detector de metales.
Para Montie Brewer, ex directivo de Air Canada y United Airlines, son dos los retos principales que tendrá que afrontar la aviación comercial en apenas unos meses: por un lado, lograr recuperar la estabilidad y el crecimiento que se seguía hasta comienzos de este año, y por otro lado, garantizar la seguridad de los usuarios que vuelvan a embarcar en los aviones.
Distanciamiento Social
La OMS ha puesto todas sus esperanzas en el descubrimiento de una vacuna que pueda paliar los efectos de este nuevo virus, y aunque los trabajos de investigación y desarrollo de la misma avanzan rápidamente, se calcula que no estará operativa hasta dentro de un año, aproximadamente.
Sin embargo, nuestra civilización no puede permanecer 12 meses confinada en casa esperando a que salte la buena noticia, por lo que se hace necesario tomar medidas preventivas para volver a ponernos en funcionamiento cuanto antes.
Cuando por fin completemos la actual cuarentena preventiva, todavía será necesario mantener importantes restricciones a la libre circulación de personas.
Si se siguen la recomendaciones de la OMS, y de muchos otros países que han sabido librar la batalla contra este Coronavirus, la población tendrá que acostumbrarse a mantener un distanciamiento social para evitar contagios, muy probablemente a utilizar mascarillas cada vez que se salga a la calle, y a no realizar o participar en reuniones masivas de ningún tipo.
Esto choca frontalmente con la tendencia que había adquirido la aviación comercial durante esta última etapa, muy dada a apretar a más pasajeros en las cabinas de los aviones, dejando un mínimo espacio vital entre unos y otros.
Se presume que hasta que la situación actual mejore considerablemente, se limitarán los aforos en espacios públicos como cines, cafés, restaurantes, gimnasios, etc, lo cual también afectará a las líneas aéreas.
En un principio, se había insinuado la posibilidad de que estas últimas sólo pudiesen hacer uso de un tercio de la capacidad de sus aviones, lo cual y en apenas unas pocas horas ha levantado ampollas dentro del sector.
Si sumamos a las enormes pérdidas económicas sufridas por la totalidad de aerolíneas existentes, la posibilidad de tener que volver a operar con aviones semi vacíos, quizás el remedio podría ser mucho peor que la enfermedad.
De todas formas, es primordial garantizar a los pasajeros de cualquier vuelo que no van a sufrir un contagio durante el mismo, así como a los países a los cuales se viaja, que no se ha embarcado a 300 personas sanas, y desembarcado a 300 nuevos portadores del virus.
El Pasaporte Sanitario
Antes de que entrásemos todos de lleno en esta crisis, muchos países ya habían optado por solicitar a los turistas que provenían de ciertos puntos afectados por la enfermedad, la presentación de un certificado médico que garantizase su estado de salud.
Esto no es ninguna novedad, ya que por ejemplo es necesario estar en posesión de determinados documentos sanitarios, como cartillas de vacunación, para acceder a algunos destinos, si el viajero realiza la ruta desde un país en concreto, como aquellos que sufren la fiebre amarilla.
De hecho, los expertos que llevan mucho tiempo estudiando pandemias, así como la propia OMS, han determinado que la única solución real que existe en este momento y hasta lograr una vacuna efectiva, es el testeo masivo de la población, con o sin síntomas de la enfermedad.
Esta fórmula es la que ha garantizado el éxito a Corea del Sur, o Singapur, que a pesar de su proximidad con China y del enorme número de turistas que llegaban desde el país asiático, han sabido responder con rapidez y eficacia a la crisis, muy probablemente gracias a lo aprendido tras la mala experiencia que tuvieron en su momento con el SARS.
Por su parte, la propia China ya ha puesto en funcionamiento este sistema, otorgando un pasaporte sanitario, o salvoconducto, a todos los ciudadanos que oficialmente han pasado las pruebas oportunas, y han dado un resultado negativo, lo cual garantiza su total libertad de movimientos.
Ahora mismo, este es el proyecto que está encima de la mesa, y que podría solucionar la disyuntiva que se presenta ante el transporte aéreo masivo de pasajeros.
Se ha hecho evidente, tras conocer con más detalle el funcionamiento de este nuevo virus, que una mera toma de temperatura no garantiza absolutamente nada, dado que se calcula que sólo en nuestro país puede haber hasta 7 millones de contagiados, los cuales en la mayoría de los casos no presentan ningún síntoma en absoluto, pero podrían transmitir la enfermedad con una enorme facilidad.
La posibilidad de permitir viajar única y exclusivamente a aquellos pasajeros que estén en posesión de un certificado reciente que acredite su negativo en la prueba del Covid-19, podría garantizar una mayor tranquilidad no sólo ya dentro de los aeropuertos, donde se acumulan y amontonan miles de personas, sino también en las cabinas de los aviones, donde se hace necesario compartir el espacio vital durante muchas horas con un buen número de pasajeros.
La solución parece fácil, pero todavía se desconoce cómo llevarla a la práctica, sobre todo teniendo en cuenta que muchos viajeros podrían llegar incluso a la falsificación de sus documentos.
Actualmente, y todo es susceptible de cambiar rápidamente en los próximos días, parece que la opción del Pasaporte Sanitario podría lograr bajar el nivel de las fuertes restricciones actuales, que de seguir en vigor durante los próximos meses, prohibirían el acceso de ciudadanos españoles (e italianos) a la inmensa mayoría de destinos internacionales más habituales.
Queda por poner de acuerdo a muchos países, algo que ocurrió hace años tras los atentados del 11 de Septiembre, y establecer una estándares que determinen qué tipo de pruebas sería necesario pasar, qué tests serían los admitidos, qué plazo de tiempo se aceptaría entre la realización del test y el viaje, etc, pero por lo que sabemos a día de hoy, parece que esta posibilidad es la que figura en el primer lugar de la lista para intentar no seguir castigando al sector aéreo, y con ello también al turístico.
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