El viaje más inquietante y extraño de la historia

Poco se ha dicho en relación a un asunto que ha derivado en un conflicto administrativo entre dos países de la talla de Alemania y Australia.

Lo cierto, es que a día de hoy poco se puede decir, en primer lugar porque todo se ha llevado de un modo discreto, casi en secreto, y en segundo lugar porque no hay manera humana de explicar lo sucedido.

Este caso se suma a otros tantos que suelen adornar determinados programas de televisión, y probablemente perdurará en el tiempo por muchos años.

Por nuestra parte, y exclusivamente en base a la poca información que se ha filtrado al respecto, intentaremos de alguna manera contar lo sucedido.

Los hechos

Se sabe que todo comenzó en un pequeño pueblo cercano a la población de Leipzig, en Alemania.

El protagonista de esta extraña e inquietante historia salía de su trabajo el día 11 del pasado mes de Marzo, alrededor de las 18:00 horas, como al parecer era habitual.

Son varios los compañeros que durante dicha jornada departieron con él, e incluso varios vecinos aseguran haberlo visto salir de su casa por la mañana, y regresar por la tarde. De todas maneras, se ha apuntado como un dato que podría de alguna manera ser relevante, que esta persona vivía sola, aunque había estado casado y tenía un hijo de corta edad.

Desde el momento en el que vuelve a su domicilio después de su jornada de trabajo, se le pierde totalmente la pista.

Al parecer, se revisaron grabaciones de algunas cámaras que se encuentran en la vía pública, cercanas a su casa, y se procedió también a comprobar los datos de su teléfono móvil, por si este pudiese reflejar los movimientos realizados a partir de las 18:00 horas.

Todas las comprobaciones arrojaron un resultado negativo, por lo que es de suponer que permaneció dentro de su vivienda.

El día 12 de Marzo, dos agentes de la Sydney City PAC, policía local de la ciudad, recibieron un aviso relativo a una persona que se encontraba alterada y molestando a los viandantes de la zona del puerto, una de las más frecuentadas por los turistas.

En principio, se sospechó que esta persona podría estar drogada, dado que al parecer estaba actuando de manera confusa y desorientada, haciendo preguntas en alemán a la gente que se iba encontrando a su paso.

Los agentes procedieron a interceptar a este individuo, pero dado que sus conocimientos de inglés eran mínimos y no era posible determinar qué estaba sucediendo, finalmente optaron por su traslado a la comisaría.

Una vez se pudo contar con la ayuda de un traductor, y después de someterlo a un breve exámen médico, se procedió a indagar sobre su identidad, dónde se alojaba, de dónde venía y cuáles eran sus intenciones mientras se encontrase en Australia.

Ante la absoluta estupefacción de todos los allí presentes, esta persona indicó que él no había viajado hasta Australia. Según consta en su declaración, comentó que después de regresar a su casa tras terminar su jornada laboral, se sintió indispuesto, por lo que decidió meterse en cama.

Desde ese momento, lo único que recuerda es despertarse sobre la hierba de un parque cercano al centro de Sydney…

Las reacciones

Es evidente que una historia como esta no deja indiferente a nadie, pero muchísimo menos a las autoridades de uno de los países que ejerce mayor control sobre todo aquel que intente traspasar sus fronteras.

Por esta razón, enseguida se contactó con los responsables consulares de Alemania en Sydney, con el fin de indagar sobre la identidad y procedencia de esta persona.

También se hicieron gestiones con todas las compañías aéreas que operan el trayecto entre el país teutón y Australia, además de con los funcionarios de las aduanas del aeropuerto internacional de la ciudad.

En primer lugar, el supuesto viajero no portaba ningún tipo de documentación identificativa, por lo que podría ser quien él dijese que era. Para confirmar su identidad, fue necesaria la comprobación de los datos que figuran almacenados, tanto en su pasaporte, como en su Personalausweis, el equivalente alemán al DNI español.

En base a esta información, la policía fue capaz de determinar que esta persona era quién decía ser, pero esto significaba un problema aún mayor, ya que era físicamente imposible.

Al parecer, la persona que regresaba de su trabajo a casa, el pasado 11 de Marzo en Alemania, era la misma persona que fue detenida el día 12 de Marzo en Sydney.

Esto quiere decir que si salió de su trabajo alrededor de las 18:00 horas del día 11 de Marzo, en una población cercana a Leipzig, en Sydney eran ya las 2 de la mañana del día 12 de Marzo.

La policía lo interceptó sobre las 11:00 de la mañana, lo cual significa que si tenemos en cuenta la diferencia de 8 horas que existe entre ambos países, sólo transcurrieron 9 horas.

Ahora la pregunta es cómo es posible salvar la distancia que existe entre Alemania y Australia en tan solo 9 horas.

Preguntas

No sólo esto, además hay que tener en cuenta muchos otros factores:

Desde Leipzig, la opción más viable para volar hasta Australia pasa por dirigirse hasta Frankfurt, que cuenta con varios vuelos que conectan ambos países.

La distancia a cubrir por carretera supera los 280 km, lo cual supone un mínimo de 2 horas de conducción.

La segunda opción pasaría por dirigirse hasta el aeropuerto de Berlín Tegel, algo más cercano, lo cual llevaría como mínimo una hora por carretera.

Independientemente de cuál fuese el aeropuerto de salida elegido, hay que sumar el tiempo necesario de antelación que se solicita a cualquier pasajero de un vuelo internacional, que suele ser de 2 horas.

Además, habría que calcular perfectamente también la hora de embarque y despegue, ya que de otra manera tendríamos que añadir todavía más tiempo de espera.

A mayores, es necesario pasar tanto el control de documentación en Alemania, como el de Australia, uno de los más rigurosos que conocemos. Resulta prácticamente imposible pensar que alguien se pueda «colar» y pasar de manera totalmente inadvertida en ambos.

Por supuesto, en el proceso de embarque de este tipo de vuelos también se solicita presentar el pasaporte abierto por la página en la que se encuentra la fotografía, para poder confirmar la identidad correcta del pasajero.

Previamente a realizar el viaje, es necesario obtener el visado electrónico que exigen las autoridades australianas a los turistas procedentes de la UE, para lo cual también es obligatorio facilitar los datos del pasaporte.

Por experiencia propia, sabemos que todo el proceso que lleva desde el aterrizaje en Sydney, hasta la salida del aeropuerto, ocupa bastante más de una hora.

Por otro lado, el medio de transporte más rápido entre ambos continentes es el avión, el cual tarda prácticamente un día de vuelo en cubrir la distancia entre los dos. A mayores, también consideramos que todas las aerolíneas hacen una escala intermedia, normalmente en algún país asiático o de Oriente Medio, donde, una vez más y antes de proceder al nuevo embarque, se vuelve a comprobar toda la documentación de los pasajeros.

Sumando todas las horas necesarias para llegar a un aeropuerto, para la salida del avión, para cubrir todo el trayecto, llegar a Australia, pasar los controles de inmigración, salir del aeropuerto, llegar a Sydney y aparecer en el centro de la ciudad, no dejar ni rastro en ningún lado y con un margen de tan solo 9 horas, es total y absolutamente imposible.

Así que ahora las autoridades australianas culpan de dejadez a las alemanas, y estas a su vez de lo mismo a las australianas, cuando a nosotros lo único que nos preocupa y sobre lo que llevamos dando vueltas durante un montón de tiempo, es el saber cómo ha llegado esta persona hasta el otro lado del mundo, en un tiempo récord y sin dejar ni una sola pista a su paso.

Sacando de la mesa las posibles explicaciones que hacen referencia a seres de otro mundo, y demás cosas parecidas, hemos escuchado alguna otra que quizás pudiese aclarar lo sucedido, y la cual os comentaremos en algún otro post.

Desde luego, nos sorprende que alguien quiera meterse en semejante berenjenal por decisión propia, ya que no entendemos qué se podría sacar de todo esto, además de enormes problemas.

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