En estos momentos, todos los responsables del sector aéreo se encuentran ante una situación inédita hasta la fecha, y sobre la que va a ser difícil aportar cualquier tipo de explicación medianamente plausible, por lo menos hasta dentro de bastante tiempo.
Después de cerrar el año 2017 sin haber tenido que lamentar ni una sola víctima mortal derivada de un siniestro en el que se viese implicado un avión comercial del tipo «jet», en lo que llevamos de 2018 ya se han producido 13 accidentes graves, que en total se han cobrado la vida de 492 pasajeros.
No es posible encontrar un hilo conductor que pueda llevar de una buenísima situación tan reciente, a la pésima actual, si tenemos además en cuenta la importante renovación de la flota aérea que se está dando a nivel mundial, con los nuevos modelos de aviones implantándose progresivamente en prácticamente todas las compañías aéreas.
Precisamente, lo novedoso y extraño de todo esto, es que son los nuevos aparatos, los más sofisticados y eficientes de la historia, los que están dando el mayor número de problemas.
Cuando todavía la crisis de los nuevos Boeing 787 «Dreamliner» está pendiente de concluir, nos despertábamos con dos avisos casi consecutivos en un avión con apenas un par de meses de vida operativa, y del que se supone es la flor y nata de la tecnología aeronáutica: el Airbus A350.
No habíamos salido de nuestra extrañeza, cuando hoy conocíamos la noticia del terrible accidente sufrido por un nuevo Boeing 737 MAX 8, lo último de lo último, que exactamente igual que en el caso del A350, se trata de un modelo que apenas llevaba volando dos meses, ya que fue entregado a Lion Air en Agosto de este mismo año.
Este mismo aparato ya había presentado dificultades técnicas el pasado Domingo, cuya naturaleza se desconoce a día de hoy, y que supuestamente habían sido subsanadas por la aerolínea. Pocas horas después, el avión se estrellaba en el Mar de Java, con unas condiciones meteorólogicas totalmente favorables y sin ni siquiera haber podido completar la maniobra de regreso al aeropuerto.
Lion Air
Para aquellos que no conozcan la magnitud de esta compañía aérea, baste con decir que se ha construido una ciudad entera con la única y exclusiva finalidad de albergar a todos sus empleados, la cual se apodó con el nombre de Lion City.
El crecimiento de Lion Air es absolutamente espectacular, habiendo pasado de transportar a 20.5 millones de pasajeros en el año 2010, a más de 60 millones en el 2017, convirtiéndose en la aerolínea más importante de Indonesia y la segunda lowcost más importante del Sureste asiático.
Fundada en 1999, Lion Air vuela a más de 100 destinos, principalmente domésticos, pero también internacionales, como Australia, Vietnam, Tailandia, Malasia, Japón, Singapur, etc.
Cuenta con 114 aviones, entre los que destacan 11 Boeing 737 MAX 8, como el siniestrado el día de hoy, a los que habrá que sumar el pedido pendiente de entrega de otros 252.
La aerolínea estuvo en la lista negra de la Unión Europea y también de los EEUU, desde Julio del año 2007 a Junio del 2016, principalmente por diversos incidentes que sembraron serias dudas sobre determinados términos de seguridad.
Lion Air protagonizó 11 accidentes de gravedad previos al presente, habiendo perdido definitivamente la cifra de 5 aviones desde el año 2002.
El 30 de Noviembre de 2004, un MD-82 de Lion Air aterrizaba en el aeropuerto de Solo Raya, en medio de una fuerte tormenta, saliéndose de la pista y estrellándose contra una protección de cemento armado, cobrándose la vida de 23 pasajeros, de los 156 que ocupaban la cabina.
Durante años, fueron muy discutidas en el sector las cifras de accidentes aéreos ocurridos en Indonesia, que estadísticamente superan a países con un número mucho mayor de operaciones, como China o la misma Alemania.
Desde el año 1945, se han producido en territorio indonesio 98 accidentes aéreos con víctimas mortales, que resultaron en un total de 2.035 fallecimientos.
Este es el segundo accidente más grave de la historia del país, después del sufrido por Garuda Indonesia en el año 1997, cuando un Airbus A300 se estrellaba contra un monte mientras realizaba las maniobras de aproximación a Medan, pereciendo 234 pasajeros.
Actualmente, la Unión Europea ha levantado la prohibición de volar sobre su espacio a aéreo a Lion Air, y precisamente en el mes de Junio de este mismo año hacía lo propio con la mayor parte de compañías aéreas indonesias, considerándolas lo suficientemente seguras como para operar en el viejo continente.
El Boeing 737 MAX
La expectación causada con la salida de uno de los productos más deseados de la casa Boeing, tiene difícil comparación con cualquier otra anterior.
Aerolíneas como la mismísima Ryanair, o la propia Norwegian, reconocen que la nueva familia 737 MAX se va a convertir en un elemento con el cual las compañías aéreas van a poder marcar un punto y aparte.
No sólo hablamos de una enorme eficiencia en lo que respecta a combustible, sino de una capacidad de hasta 210 pasajeros dentro de una cabina de un solo pasillo, pudiendo cruzar el Atlántico con la potencia de sus dos motores.
Hasta Septiembre de este año, ya se habían entregado 219 unidades del modelo MAX 8, de las cuales 11 habían ido a parar a Lion Air.
Igual que en el caso de la serie afectada de motores Trent de algunos 787, y las sospechas sobre una posible situación similar en determinados Airbus A350, hasta que se conozcan las lecturas de las cajas negras no va a ser posible averiguar qué ocurrió exactamente con esta joya de la ingeniería aeronáutica moderna.
Lo cierto es que este mismo aparato ya había declarado un problema técnico el pasado Domingo, en un vuelo entre Bali y Jakarta. No se ha desvelado la causa del mismo, habiendo declarado Lion Air que fue solventado sin mayor problema, por lo que en este momento no es posible relacionarlo con el accidente que nos ocupa.
Tan solo 13 minutos después de despegar, fue el propio piloto el que solicitaba permiso para retornar al aeropuerto de Jakarta, indicando «complicaciones técnicas». La gravedad de la situación fue tal que pocos segundos después de dicha comunicación, la aeronave se estrellaba en el Mar de Java y desaparecía de los radares.
Tal y comentábamos al comienzo de este post, las condiciones climatológicas eran excelentes, por lo que todo apunta a algún tipo de fallo técnico, aunque en este momento tampoco se descarta cualquier otra causa.
Todas las compañías que permanecen pendientes de recibir las más de 4.500 unidades que Boeing tiene previstas de entrega de este modelo, están siguiendo este asunto con especial preocupación y esperando que este gravísimo accidente no se convierta en una crisis mucho peor a la que ya sufrieron algunas de ellas con sus «Dreamliner» recién adquiridos.
Hablamos, sobre todo, de aquellas aerolíneas que ya han vivido en primera persona los problemas derivados de la necesidad de mantener en tierra sus Boeing 787, que además están expectantes ante los resultados de la investigación que se está llevando a cabo en relación con las dos incidencias, prácticamente seguidas, del Airbus A350 de Iberia, y que finalmente están incluyendo también en sus flotas unidades de la familia 737 MAX.
Es algo inédito hasta la fecha, que los principales problemas actuales en el sector aéreo civil estén siendo protagonizados por modelos de avión totalmente nuevos, cuando hasta no hace mucho eran las aerolíneas que tenían en su flota aeronaves antiguas, las más propensas a ello.
Por esta razón, nadie sabe todavía muy bien cómo afrontar este asunto, esperando que en último caso se trate de una incidencia puntual, como podría ser la ocurrida con el A350 de Iberia, y no otra caja de Pandora de la que pueda salir cualquier cosa.