Nota importante: Hemos querido recoger y traducir al español, de manera textual, las declaraciones de las pasajeras agredidas sexualmente el pasado día 2 de Octubre en el aeropuerto de Doha, Qatar, publicadas por medios de Australia, Nueva Zelanda, el Reino Unido, y los EEUU.
Es necesario tener en cuenta que el relato de los hechos es gráfico y explícito, por lo que puede herir la sensibilidad de algunos lectores.
La reciente publicación de los testimonios de algunas de las pasajeras agredidas a principios de mes en el aeropuerto internacional de Hamad, en Doha, Qatar, ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de millones de ciudadanos en Australia y Nueva Zelanda.
La Unión Sindical de Trabajadores de Transporte de Australia (TWU) ha declarado que si su gobierno no veta a la compañía aérea Qatar Airways, emprenderán una huelga con carácter inmediato por la cual dejarán de prestar servicios en tierra a cualquier avión de esta aerolínea que aterrice en un aeropuerto australiano.
Dicha medida podría ser respaldada por Nueva Zelanda, tras salir a la luz que también hay pasajeras afectadas de esta nacionalidad.
El nivel de tensión diplomática entre Qatar y Australia ha subido un nuevo peldaño, al cancelar los Miembros del Parlamento Australiano la cena a la que habían sido invitados el próximo día 8 de Noviembre en la embajada del país árabe.
El comunicado emitido desde Qatar justificando los hechos no ha sentado nada bien al Primer Ministro Australiano, el cual ha recibido una durísima crítica por parte de la Senadora Penny Wong, acusándolo de excesiva tibieza en la respuesta diplomática que Australia tendría que haber presentado ante Qatar.
Y es que muy lejos de disculparse, el régimen catarí se ha centrado en el supuesto parto que tuvo lugar en los lavabos de una de las terminales del aeropuerto de Doha, que finalizó con el descubrimiento de una niña recién nacida escondida dentro de una papelera.
Según las autoridades cataríes, el objetivo más importante era localizar a la madre del bebé, ya que presuntamente habría perpetrado un intento de homicidio, por lo que «lamentan profundamente si alguna de las pasajeras se ha sentido ofendida».
Obviamente, no es la respuesta que estaban esperando la inmensa mayoría de ciudadanos que han mostrado su repulsa ante los hechos sufridos por al menos 15 compatriotas en Qatar, los cuales han sido calificados como una «agresión sexual», y es muy probable que acaben derivando en una reclamación judicial a nivel internacional.
Se sabe que en el vuelo QR908 de Qatar Airways hay 18 pasajeras afectadas, de las cuales 15 son australianas, otras 2 de nacionalidad francesa, y 1 neozelandesa.
Esta misma tarde se confirmaba la localización de 2 pasajeras de origen británico, las cuales también habrían sufrido los mismos hechos en Doha.
El número total de mujeres agredidas es bastante más elevado, al desvelarse ayer que también hay otros 9 vuelos con pasajeras implicadas en los hechos.
Uno de los testimonios sobre lo sucedido ha llegado de la única pasajera que finalmente no tuvo que someterse al supuesto «examen ginecológico», según sus propias palabras, recogidas en la versión australiana del diario The Guardian, «seguramente porque tengo más de 60 años y el pelo gris, por lo que es evidente que no soy yo la mujer que estaban buscando».
Kim Mills relata lo sucedido a The Guardian de la siguiente manera:
«Llevábamos varias horas esperando dentro del avión, y de vez en cuando el capitán se dirigía a nosotros disculpándose por el retraso. Yo estaba cansada y decidí irme a dormir, hasta que unas 3 horas después una de las azafatas de Qatar Airways me tocó en un hombro y me dijo que tenía que coger mi pasaporte y salir del avión».
«Yo estaba medio dormida y no sabía muy bien qué estaba pasando, así que me dirigí a la puerta del avión donde se encontraban dos militares que revisaron mi documentación. Pensaba que se trataba de un trámite normal, pero de repente me dijeron que tenía que ir con ellos, y tuve que salir en pijama y zapatillas».
«Entramos de nuevo a la terminal a través del finger y posteriormente me bajaron hasta la pista en un ascensor. Había unas puertas de cristal corredizas y otros dos oficiales esperando. Yo pensaba por qué me estaban haciendo eso y qué querían de mi».
«A través de los cristales pude ver al menos dos ambulancias, pero me llamó la atención que tenían la puerta a un lado, y no en la parte de atrás, y eran parecidas a una furgoneta Taragon. Se podía ver a gente vestida con ropa sanitaria, y entonces pensé que tenía algo que ver con el coronavirus. Como había varias mujeres, supuse que nos iban a hacer tests a nosotras primero, y luego harían lo mismo con los hombres».
«Gracias a que pensaba que el problema venía derivado del coronavirus, pude mantener el tipo durante todo el tiempo, hasta que finalmente me trasladaron a otra sala donde estaban el resto de mujeres que sí habían tenido que pasar el examen ginecológico, y cuando me enteré de lo sucedido las piernas me comenzaron a temblar».
«Fue algo terrible, no quiero ni pensar por lo que tuvieron que pasar aquellas pobres niñas. El capitán del avión se disculpó por todo cuando llegamos a Sydney, diciendo que ellos no sabían nada de lo que estaba pasando en aquel momento».
Sin embargo, las declaraciones mas impactantes fueron realizadas por dos de las afectadas a la cadena ABC News, pidiendo que no se revele su identidad:
«Bajaron del avión a todas las mujeres adultas que estábamos dentro de la cabina, nadie hablaba inglés y no sabíamos qué estaba pasando, estábamos aterradas».
«Yo estaba en un grupo con otras 6 mujeres, y entramos en pánico cuando vimos a donde nos llevaban. Me metieron en una ambulancia en la que estaba una mujer con una mascarilla en la cara, y cerraron la puerta. No me explicaron nada, tan solo me dijo que me bajase los pantalones porque tenía que ver mi vagina».
«Le contesté que no iba a hacer eso, y comenzó a gritarme: We need to see, We need to see ! (tenemos que ver, en inglés). Empecé a golpear la puerta de la ambulancia hasta que la abrieron por fuera y pude salir corriendo hacia donde estaban las otras mujeres esperando».
«Todas estaban completamente pálidas y temblando, y yo no tenía ningún sitio a donde ir, y me di cuenta de que no podía hacer nada por evitarlo. Al final, me volvieron a meter en la ambulancia y la misma mujer me desnudó y me tocó con sus dedos en la vagina».
Finalmente, otra de las agredidas relataba su experiencia al New York Times de la siguiente manera:
«Nos dividieron a todas las mujeres en 4 grupos, y nos llevaron a una zona en la que había dos ambulancias. No sabía lo que estaba pasando».
«Las ambulancias tenían ventanas, pero no cortinas, y las puertas se abrían constantemente, por lo que pude ver en una de ellas a una chica tumbada y desnuda de cintura hacia abajo. En la misma zona había al menos otros 10 hombres, algunos armados».
«Fue realmente terrible, asqueroso, humillante, y muchas volvimos al avión llorando de frustración y rabia por lo que había pasado».
Las autoridades australianas, que fueron conocedoras de estos hechos el día 3 de Octubre en boca de un diplomático del país que volaba en el mismo avión, han confirmado que todas las mujeres precisaron asistencia médica y psicológica mientras realizaban la cuarentena obligatoria de 14 días en un hotel de Sydney, tras su llegada desde Qatar.
En estos momentos, el veto a Qatar Airways en Australia parece inevitable, y muy probablemente en Nueva Zelanda, sea a través de una resolución del propio gobierno, o por la huelga con la que amenazan los trabajadores de los aeropuertos.
En todo caso, esta medida no va a ser la única que se tome, y según apuntan desde Australia lo más probable es que se presente una reclamación judicial internacional contra Qatar.
A día de hoy, desde diversos organismos y asociaciones también se exige un boicot internacional a los Mundiales de Fútbol que se celebrarán en el país árabe en 2022, y sobre los que pesa la sombra de distintos sobornos que está investigando la FIFA.
La respuesta del gobierno australiano, que está recibiendo una enorme presión por parte de la opinión pública y los medios de comunicación, se conocerá en breve y podría llegar a traducirse en una ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países.