Iberia A320neo, valoración de vuelo

Después de nuestras últimas experiencias desfavorables volando en Iberia, hacía ya algún tiempo que no hacíamos uso de sus servicios. Esta situación cambiaba hace apenas unos pocos días, en varios trayectos realizados entre Madrid y Europa del Este.

En esta ocasión, hemos volado en uno de los dos modelos A320neo que Iberia tiene operativos a día de hoy, un avión este que está llamado a ocupar un papel primordial en los trayectos de corto y medio radio de la aerolínea.

A continuación os relatamos nuestra experiencia.

Reserva

Al realizar el proceso de reserva a través del propio sistema NDC de Iberia (sólo disponible para agencias de viaje), no podemos hacer una valoración del utilizado por el público en general, que se oferta a través de la propia página web de la compañía.

La elección de Iberia para realizar una serie de 4 vuelos, se debió al recibir una muy interesante oferta de tarifas, sólo superada por varias compañías de bajo coste con las que no solemos trabajar.

Utilizando su sistema de reservas para profesionales del sector turístico, Iberia no penaliza el coste de sus billetes, lo que finalmente le permite competir en precios, algo muy poco habitual.

Facturación

Realizamos el proceso de check in gratuito, 24 horas antes de la hora prevista de despegue (sólo viajamos con maletas de mano).

Se puede utilizar la aplicación de Iberia para obtener las tarjetas de embarque de todos los pasajeros correspondientes a la misma reserva, por supuesto es necesario contar con su permiso.

Es posible descargar las tarjetas en varios formatos. Nosotros nos hemos acostumbrado al código QR, ya que no es necesario imprimirlas.

Parece obvio recordar esto, pero si se decide hacer uso exclusivamente de esta opción, hay que asegurarse que a la llegada al aeropuerto el dispositivo móvil utilizado tenga suficiente batería.

No es el primer caso que vemos de pasajeros intentando acceder a los controles de seguridad y no pudiendo escanear su código QR, ya que o carecían de batería, o los niveles de esta eran tan bajos que el teléfono móvil había entrado en estado de reserva y la intensidad, o brillo, de la pantalla no era suficiente para leer el código.

Tenemos que reseñar que a pesar de no haber pagado para reservar nuestros asientos con antelación, la propia aplicación nos ubicó conjuntamente dentro de la cabina.

Parece mentira que a estas alturas haya que celebrar cada vez que una aerolínea no separa a sus pasajeros de manera intencionada, para hacerles pagar un extra por sus asientos.

Es más, en el vuelo de regreso había un pasajero que estaba sentado en una fila distinta a la de su esposa, y la propia azafata hizo la gestión para que ambos volasen juntos.

En este aspecto parece que Iberia sí se distingue en algo del resto de aerolíneas, sobre todo las de bajo coste, que suelen ser las que más utilizan el famoso algoritmo que separa a los pasajeros de una misma reserva, salvo que estos paguen el extra correspondiente.

Embarque

Sin embargo, la buena impresión que nos causó el punto anterior, fue totalmente arruinada por la experiencia de embarque, tanto en el aeropuerto de Madrid, como en el de Praga y Budapest.

No podemos entender que teniendo unos grupos predeterminados en la tarjeta de embarque, para hacer este de manera ordenada, sólo se distinga a los pasajeros que viajan con niños pequeños y a los que disponen de un determinado estatus de fidelización en la compañía (Priority).

En la gran mayoría de aerolíneas convencionales, el proceso de embarque se hace por filas y dependiendo del número de asiento dentro de la cabina, con el fin de que unos pasajeros no molesten a otros en el momento de entrar y sentarse en el avión.

Pero lo peor no es sólo esto, ante las avalanchas que se formaron delante del mostrador de embarque, en los tres casos se optó por dar prioridad a aquellos pasajeros que viajasen sin equipaje de mano.

Curiosamente, cualquier maleta, por pequeña que esta sea, es considerada equipaje de mano, y deber de ir situada en el compartimento superior de la cabina. Sin embargo, pasajeros portando mochilas de mucho mayor tamaño, accedían al avión a través de la cola dispuesta para aquellos que no llevasen equipaje de mano.

Para resumir la situación: un auténtico caos.

Al final, los que supuestamente no portaban equipaje de mano guardaban sus mochilas y pertenencias en los compartimentos destinados para este tipo de equipaje, por lo que cuando todavía no se había finalizado la mitad del proceso de embarque, apenas quedaba sitio dentro del avión para meter más maletas.

En este apartado, no sólo no hay nada que diferencie a Iberia de cualquier aerolínea lowcost, sino que en estas últimas el proceso de embarque es bastante más estricto y ordenado, lo cual ya es mucho decir.

Sólo podemos calificar este apartado como «Muy Deficiente».

Avión

Realizamos el trayecto entre Madrid y Praga en la aeronave de matrícula EC-MXU, bautizada como «Patrulla Aguila», como homenaje a esta subdivisión del Ejército del Aire Español, que cuenta con una gran reputación gracias a sus increíbles actuaciones en múltiples países.

Tal y como comentábamos al comienzo de este post, se trata de un Airbus A320neo, una actualización del mítico A320, que al ser dotado con nuevos motores resulta más eficiente y puede volar más lejos ahorrando combustible.

De cara al pasajero, pocas diferencias se pueden notar entre la experiencia de volar dentro de un A320 y de un A320neo. Estructuralmente, llaman la atención los nuevos Sharklets en la punta de las alas, que sustituyen a los menos eficientes Winglets.

Quizás, la cabina recibe un menor impacto de sonido desde el exterior, lo que resulta más cómodo en los trayectos más largos y en las maniobras de despegue y aterrizaje. Además, se ha mejorado el sistema de purificación del aire, por lo que resulta mucho más improbable experimentar las pésimas (y muy peligrosas) filtraciones de vapores tóxicos derivados de la quema de combustible en los motores.

En cuanto a los asientos, el gran problema de Iberia es seguir operando con una distancia entre filas de apenas 28/29 pulgadas, lo que significa que un pasajero de 1´77 metros de altura sólo disponga de un par de centímetros de espacio entre sus rodillas y el asiento de delante.

Por mucho que se dote a los asientos de puertos para cargar dispositivos móviles, y estos se hagan más estrechos, la sensación de volar durante más de 3 horas totalmente encajonado es absolutamente demencial.

De nuevo, Iberia se queda por detrás de aerolíneas de bajo coste como Ryanair, que oferta una separación entre filas de asientos de entre 30/34 pulgadas, lo que significa una diferencia de más de 10 centímetros de espacio.

A pesar de que este aparato todavía no ha alcanzado el primer año de vida operativa, carece tanto de wifi como de entretenimiento a bordo. Hemos volado en otras aerolíneas que suplen este problema en modelos mucho más antiguos facilitando de manera gratuita tablets a todos los pasajeros, cargadas con decenas de películas y contenido multimedia.

Es decir, hay que sumar al mínimo espacio vital el factor clave de tener que llevar dispostivos móviles propios para intentar evitar el enorme aburrimiento. Además, en nuestro caso se nos ordenó apagar completamente tanto móviles como tabletas, por lo que o se entabla una buena conversación con los acompañantes, o la revista «Ronda» no da para una lectura de más de 30 minutos.

Resumiendo: el vuelo es realmente incómodo (no queremos imaginar la sensación de aquellos pasajeros de altura igual o superior al 1,80 m) y enormemente aburrido. Por mucho menos dinero, se puede hacer el mismo trayecto en una lowcost y disponiendo de mayor espacio para el pasajero.

Puntualidad

Iberia mantiene su modus operandi para inflar exageradamente los tiempos estimados de vuelo, por lo que es bastante complicado que acumule retrasos sustanciales. Esto es un hecho muy común actualmente en prácticamente todas las aerolíneas.

Un trayecto entre el aeropuerto de A Coruña y el de Madrid, operable en apenas 45 minutos, tiene una estimación de 1 hora y 20 minutos. La distancia que separa a la capital de España con la de la República Checa se puede cubrir en poco más de 3 horas, pero Iberia le asigna al viaje 3 horas y 55 minutos.

De esta manera, aún saliendo con un pequeño retraso, lo normal es llegar bastante antes de la hora programada, algo que nuestro piloto se encargó de recordarnos en varias ocasiones.

En algún momento, las autoridades aéreas competentes van a tener que empezar a revisar este asunto, que actualmente utilizan la gran mayoría de compañías aéreas, principalmente para evitar acumular retrasos que pudiesen dar lugar a indemnizaciones a los pasajeros.

Incidencias

Lo único reseñable en este apartado es lo que vimos en el Airbus A319 de Iberia con el que volamos desde Budapest a Madrid.

Debajo de uno de los asientos del avión, se había desprendido el chaleco salvavidas reglamentario, que permanecía en el suelo y a merced de los golpes y movimientos que pudiese experimentar durante el vuelo.

Sería realmente muy poco deseable que en una situación de emergencia el pasajero sentado sobre dicho asiento no pudiese localizar su chaleco.

Valoración final

Igual que ya hemos comentado en muchas ocasiones anteriores, los nuevos modelos de avión que están llegando a las compañías aéreas pueden ser más beneficiosos para estas, en cuanto a ahorro económico en varios parámetros, pero no significan una mayor comodidad para sus pasajeros.

Iberia debe de valorar si desea seguir apiñando clientes dentro de sus aparatos, cuando otras aerolíneas de bajo coste están ofertando mayor espacio para estos.

Se echa de menos el servicio wifi, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de un avión con apenas unos pocos meses de vida operativa.

El proceso de embarque es totalmente caótico y tercermundista, impropio de una compañía aérea que quiere distinguirse de su competencia.

La experiencia de vuelo es cansina y agobiante.

Por otro lado, la aplicación de Iberia para dispositivos móviles es bastante buena, lo que permite facturar desde cualquier lugar y de una forma muy intuitiva.

También es de agradecer el hecho (en los 4 vuelos realizados) de no separar dentro de la cabina a los pasajeros de una misma reserva.

Por último, debemos reseñar que en estas circunstancias es muy difícil la fidelización de clientes, ya que seguimos sin ver ventajas claras y evidentes entre volar con Iberia y hacerlo con cualquier otra aerolínea.

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