La aerolínea Emirates declara la guerra al aeropuerto londinense de Heathrow

El presidente de Emirates ha pedido la dimisión del CEO de Heathrow.

Muy lejos de apaciguar los ánimos, el fin de la temporada de Verano está teniendo consecuencias fatales para ciertas compañías aéreas y algunos de los aeropuertos internacionales con mayor volumen de pasajeros.

Uno de los casos más llamativos, es el que coprotagonizan el presidente de la aerolínea árabe Emirates y el máximo responsable de Heathrow, quienes han decidido tirarse los trastos a la cabeza mutuamente.

En un principio, Emirates se había convertido en uno de los mayores reclamos comerciales para el principal aeropuerto del Reino Unido, con el que además había contratado una campaña publicitaria valorada en muchos millones de libras.

Airbus A380 de Emirates

Sin embargo, tras el inicio de la pandemia por Covid esta relación idílica tomó un camino radicalmente opuesto, convirtiéndose en un tira y afloja entre ambas empresas.

El primer punto de conflicto llegó tras la vuelta a la normalidad y la reapertura del Reino Unido al turismo internacional.

Heathrow había sufrido, al igual que el resto de actores del sector aéreo, unas pérdidas económicas muy importantes, y la primera decisión que se tomó fue subir de manera unilateral el importe de las tasas que las aerolíneas tienen que abonar por operar desde este aeropuerto.

En un momento en el que todas las compañías comenzaban a desperezarse tras casi dos largos años de parón obligado, el «sablazo» aprobado por los directivos de Heathrow provocó protestas más que airadas, las cuales incluso llegaron a poner en cuestión la presencia de la aerolínea British Airways en el que es su principal hub.

Sin embargo, este año parecía que la tendencia estaba a punto de cambiar, gracias a un público ávido por volver a viajar, que además había esperado pacientemente a la reapertura de las fronteras de algunos países que todavía se confesaban reticentes ante la llegada masiva de turistas.

Efectivamente, el Verano confirmó las mejores previsiones, pero lamentablemente muchos aeropuertos no estaban correctamente preparados para regresar a los picos de operación que manejaban habitualmente antes de la llegada del Covid.

Aunque se detectaron muchas causas coadyuvantes que contribuyeron en conjunto a crear un casos organizativo sin precedentes, la más señalada desde todos los ámbitos fue sin duda la falta de personal.

caos en schiphol

Cuando se detectó la magnitud del problema y ante la disyuntiva de evitar males mayores, Heathrow se vio obligado a solicitar a varias aerolíneas, entre ellas Emirates, una reducción notable de operaciones.

El cabreo monumental de la totalidad de compañías afectadas alcanzó la sede de IATA, cuyo actual director general llegó a calificar la actuación del aeropuerto londinense como «una auténtica calamidad».

Al final, además de tener que pagar unas tasas mucho más elevadas por el mero hecho de operar desde Heathrow, las propias aerolíneas ni siquiera podían aprovechar sus slots en el aeropuerto.

Emirates optó por hacer de tripas corazón y centrarse en el cercano aeropuerto de Gatwick, aumentando el número de frecuencias que lo conectan con Dubái.

sala de llegadas en aeropuerto de Heathrow

Una vez cerrada de manera definitiva la temporada de Verano, era de esperar que la situación volviese a la normalidad, pero unas declaraciones efectuadas por John Holland-Kaye, CEO de Heathrow, se han convertido en la gota que colma el vaso.

Holland-Kaye dejaba entrever que los recortes en el aeropuerto que dirige podrían regresar durante el mes de Diciembre, cuando se espera el último aluvión de pasajeros de este año.

El temor ante nuevas aglomeraciones y vuelos cancelados, ha llevado a la junta directiva de Heathrow a volver a poner sobre la mesa la obligatoriedad de un recorte importante de operaciones para todas las aerolíneas.

Por este motivo Sir Tim Clark, presidente de Emirates, ha solicitado a través del diario británico The Sunday Times la dimisión de Holland-Kaye:

«Es inexcusable. Cualquier persona que diga algo así es evidente que no es la persona adecuada para ocupar ese puesto».

Pero no solo Clark está pidiendo la cabeza del CEO de Heathrow. La mala imagen y la pérdida de conectividad del aeropuerto londinense ha hecho saltar todas las alarmas en el país.

En 2019, Heathrow era el aeropuerto mejor conectado de todo el mundo (datos OAG), desde el cual se podía volar a prácticamente cualquier rincón del planeta.

Esta posición de privilegio se ha desvanecido por completo, y actualmente es necesario bajar hasta el puesto 22 en el ranking de conectividad de aeropuertos para encontrar a Heathrow.

Es evidente que los efectos de la pandemia se han dejado notar, especialmente en el sector aéreo británico, pero no es menos cierto que sus principales responsables han tenido el tiempo suficiente para prepararse ante una vuelta a la normalidad, que además ha sido progresiva.

Si al final llegará la sangre al río, o no, es algo que está todavía por ver, pero lo único que es evidente en estos momentos para todos es que ni Londres, ni el Reino Unido, ni Europa en general pueden permitirse el lujo de dejar caer en la ignominia al que ha sido durante muchos años, sino el que más, uno de los aeropuertos más representativos e importantes del Viejo Continente.

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