Venga, te lo has ganado. Todo el año trabajando e intentando ahorrar algo de dinero para poder irte de vacaciones, y ahora es el momento de que todas las películas que no fuiste a ver al cine para no gastar, las cañas que dejaste de beber, los cafés que evitaste tomar, y las cenas a las que no pudiste acudir, compensen semejante esfuerzo económico.
Así que llegados a este punto, toca tirar la casa por la ventana. No sólo vas a viajar en avión, sino que además te vas a dar el gusto de reservar tu asiento con antelación, así, como todo un gentleman del turismo aéreo.
Esta vez te vas a sentar en un asiento de ventanilla, por lo que no sólo podrás hacer las correspondientes fotos para poder subir a las redes sociales, sino que además también te será posible ir comprobando durante todo el trayecto el buen funcionamiento de los motores, que no sale fuego de los mismos, y que no hay ningún gremlin sobre las alas destrozando el fuselaje.
Llegas al aeropuerto como Leonardo Dicaprio a la entrega de los Oscar, con tu tarjeta de embarque en el móvil y tu asiento asignado, apiadándote del resto de pasajeros, que sabe Dios dónde acabarán sentados.
Por fin llega tu momento, pones los pies dentro de la cabina del avión, y comienzas a buscar esa butaca que te has pagado con el sudor de tu frente. Pero, ¿qué está pasando aquí? el asiento de ventanilla no tiene ninguna ventanilla, más bien un panel plástico bastante cutre que te recuerda los días en los que te castigaban permaneciendo de cara a la pared.
¿Y esto cómo se come?…
Pues, lamentablemente, esta historia es cada día más común en un buen número de aerolíneas.
Actualmente, los grandes constructores de aviones se dedican a entregar los modelos encargados a cada compañía aérea, las cuales, como resulta evidente, no pueden decidir el tamaño de las alas, la altura del timón de cola, o el número de neumáticos del tren de aterrizaje.
Lo que sí pueden hacer, es distribuir el interior de la cabina de la manera que entiendan más oportuna, por lo que dado el afán de todas las aerolíneas por seguir intentando meter cada día al mayor número posible de pasajeros en sus aviones, en muchas ocasiones las filas de asientos no llegan a coincidir con el número de ventanillas para cada una.
El chasco que se están llevando miles de pasajeros en cada vuelo, algunos después de haber abonado cantidades que pueden ir desde los 10 a los 20 euros para reservar sus butacas, es tan sumamente grande, que ya existe un hashtag para reunir todos los comentarios sobre esta incidencia, el cual os invitamos a visitar: #whereismywindow.
Algunos comentan su mala suerte con cierta ironía, pero otros lo hacen con un auténtico enfado, dado que en numerosas ocasiones no se avisa de esta tan particular incidencia a los usuarios.
Es más, en el caso de Ryanair, por ejemplo, se promocionan estos asientos para aquellas personas que están cansadas después de un duro día de trabajo, y tienen la intención de echarse una buena siesta durante el vuelo, como si esto no fuese posible teniendo una ventanilla al lado, o cerrando la correspondiente persiana de la misma.
Y ahora, muchos os estaréis preguntando si esto no es reclamable a la compañía aérea. Pues sentimos mucho informaros de que no.
Sabed que cada vez que compráis un billete de avión y reserváis vuestro asiento, suele saltar un disclaimer de la aerolínea en cuestión, muchas veces de varias páginas de longitud, por lo que no resulta ni mínimamente legible para la gran mayoría de seres humanos.
En estos auténticos testamentos, se informa al pasajero de que, aún habiendo pagado los servicios contratados, la compañía se reserva todos los derechos de no garantizar los mismos, por múltiples y diversas causas distintas.
Así que si estáis pensando en reclamar a la aerolínea la gracia en cuestión, leeros antes los términos y condiciones del billete que habéis comprado, y veréis que las posibilidades de obtener un resultado favorable son ciertamente escasas.
Esto sólo nos lleva a una triste y penosa solución, que es ir publicando los «asientos malditos» de cada aerolínea, para que el mayor número posible de futuros pasajeros conozcan su ubicación real.
Empezaremos diciendo que los B737 de Ryanair presentan esta curiosa situación en los asientos números 11A, y 12F.
En Norwegian, ocurre exactamente lo mismo dentro de sus B737, en concreto en los asientos 10A, 11A y 11F.
En el mismo modelo de American Airlines, se repite la incidencia en los asientos 12A y 12F.
En EasyJet, el problema radica en el asiento 31A de los modelos Airbus A320, y en los 26A y 26F del Airbus A319.
Incluso en el gigantesco A380 de British Airways podemos encontrar el mismo problema, no sólo en la sección Economy, sino también en la de pasajeros del Club World. Para los primeros, recomendamos evitar los asientos 70A y 70K, y para los segundos, los 12A, 12K, 50A y 50K.
Los Boeing 737 de Indonesia Garuda, también carecen de ventanilla en el asiento 26A, que cambia al 27A si el modelo es de la serie MAX.
Iberia presenta este problema en los asientos 7A y 7L de sus modelos Airbus A330-200, y en el 25A, 25L, 41A y 41L del Airbus A340.
En los Boeing 787 de Air Europa, modelo 8-788, los asientos afectados son el 47A y el 47K.
Tenemos también que apuntar que un mismo modelo de avión en un compañía aérea, puede tener varias distribuciones distintas, por lo que estos datos no son, ni muchísimo menos, infalibles.
Por otro lado, en numerosas ocasiones, y por diversas causas, las aerolíneas cambian en el último momento el modelo de avión previsto para volar un trayecto determinado, por lo que consultar las páginas web que informan sobre la distribución interior de cada aparato, también puede resultar en vano.