En el día de hoy se ha confirmado el despido de 4.000 trabajadores de British Airways, una medida tomada por la aerolínea que afecta a pilotos, tripulantes de cabina, ingenieros y diverso personal adscrito a servicios en tierra.
Según la compañía británica, hay otros 6.000 empleados que han solicitado su baja de manera voluntaria.
El grupo IAG había anunciado en el pasado mes de Abril que prescindirían de un total de 12.000 profesionales, por lo que tal y como están las cosas en este momento todavía quedarían pendientes otros 2.000 despidos.
Estamos hablando de la «mejor» de las situaciones posibles, ya que a día de hoy está en el aire el acuerdo que tienen que suscribir los sindicatos para aceptar las nuevas condiciones laborales de los trabajadores que mantendrán su puesto en la aerolínea, y que en algunos casos perderán hasta el 50% del sueldo que venían percibiendo.
De no alcanzarse un acuerdo entre las partes, British Airways ha confirmado que procedería al despido de la mayor parte de la plantilla, para posteriormente recontratar sólo a aquellos que estuviesen dispuestos a aceptar las condiciones impuestas.
El sindicato Unite ha calificado esta posición por parte de British como de «piratería empresarial», una postura que ha sido respaldada por diversos miembros del Parlamento Británico, los cuales han llegado a afirmar que en el caso de que la aerolínea cumpliese su amenaza le serían retirados los slots preferenciales que tiene en los aeropuertos más importantes del Reino Unido.
Lamentablemente, British Airways no es la única compañía aérea que se encuentra sumida en esta situación. La alemana Lufthansa también ha anunciado el despido de 22.000 trabajadores, que en un principio deberían abandonar la aerolínea durante los próximos dos años.
Hasta la fecha, Lufthansa se ha deshecho de 8.300 empleados, por lo que lo peor todavía está por llegar.
En el caso de la lowcost EasyJet, también se prevé el despido de 4.500 trabajadores.
El sindicato Balpa denunciaba el pasado mes de Julio que EasyJet había utilizado los informes médicos de sus pilotos para seleccionar a los que habían acumulado más días de baja, creando con ello una lista de 727 profesionales que no continuarán prestando sus servicios para la la aerolínea.
EasyJet confirmó que si bien se tuvo en cuenta el absentismo de algunos trabajadores, las enfermedades sufridas por estos no fueron consideradas en ningún momento como una causa para proceder a su despido.
En el caso de Air France, la compañía ha anunciado el despido de exactamente 6.560 trabajadores, de una plantilla compuesta en total por 41.000 profesionales. A esta cifra habría que sumarle otros 7.600 despidos en el momento en el que la subsidiaria HOP! sea absorbida.
La escandinava SAS se deshará prácticamente del 50% de de su plantilla, ya que de un total de 11.000 trabajadores perderán su trabajo 5.000 de ellos.
Norwegian sigue en período de «hibernación», y de momento mantiene en el paro al 90% de su plantilla, o lo que es lo mismo, a 7.300 empleados.
Por su parte, Ryanair tiene la intención de deshacerse de 3.000 empleados, una cifra que correspondería exclusivamente a trabajadores contratados directamente por la aerolínea, sin tener en cuenta todos aquellos que prestan sus servicios a través de contratos firmados con otras empresas.
Qué espera a Iberia y Vueling
El sindicato Unite ha avisado a los trabajadores de Iberia y Vueling de que los planes de IAG para ellos también comprenden un importante número de despidos.
De momento, ninguna compañía ha querido hacer declaraciones al respecto, principalmente porque todavía sigue pendiente la cada vez menos probable operación de compra de Air Europa por parte de Iberia.
Además, muchos empleados se mantienen en los correspondientes expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), y en estos momentos todavía no es posible saber con certeza hasta qué fecha se prolongarán los mismos.
Lo que sí parece claro es que los trabajadores de Iberia se verán más afectados que los de Vueling.
Si tomamos como ejemplo los acontecimientos sucedidos hasta la fecha, podemos afirmar que la recuperación de las compañías de bajo coste dedicadas a operar rutas de corto y medio radio, es mucho mayor que la de aquellas que realizan vuelos intercontinentales o transoceánicos.
Iberia basa el grueso de sus operaciones en rutas hacia el continente americano, un segmento de oferta que en estos momentos está en el aire debido a la crisis sanitaria que están atravesando en el otro lado del océano Atlántico.
De esta manera, Luis Gallego afirmaba lo siguiente:
«Estamos trabajando en nuestro plan de flota para adecuarlo a la nueva capacidad y al entorno, renegociando las fechas de entrega, acelerando las salidas de aviones previstas para más adelante y no extendiendo otros contratos de alquiler.
Nos encontramos ante la peor crisis en la historia de la aviación y todas las aerolíneas internacionales, incluida Iberia, vamos a salir de esta situación más pequeñas y mucho más endeudadas, pues habrá que hacer frente a los préstamos obtenidos durante la pandemia».
Iberia mantiene en ERTE´s a un porcentaje muy alto de sus 14.000 empleados y ha obtenido del gobierno de España un crédito sindicado por valor de 750 millones de euros, que sólo ha conseguido resolver problemas puntuales.
Si atendemos a lo que ha ocurrido en el resto de compañías aéreas más importantes de Europa, Iberia podría rescindir el contrato a un tercio de los trabajadores de su plantilla.
El devenir de los acontecimientos en el sector sanitario podría adelantar los plazos previstos, ya que cada día son más los países que vetan la entrada de ciudadanos provenientes de España y recomiendan a los suyos no desplazarse hasta nuestro territorio.
De empeorar los datos correspondientes a nuevos contagios, tanto Iberia como Vueling podrían verse muy seriamente afectadas, y con ello precipitar las decisiones laborales pendientes en ambas aerolíneas.
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