"Los aviones no vuelan": la última teoría conspiracionista que causa furor en las redes

Podías pensar que ya lo habías visto todo en lo que se refiere a teorías conspiranoicas, cuando hace unos pocos meses aparecieron en las redes sociales los auto proclamados «negacionistas del volcán».

Se trata de personas que sostienen la hipótesis de una supuesta intervención humana en la erupción del volcán que asoló la isla de La Palma el pasado año.

Esta nueva generación de conspiranoicos se une a la que desde hace varios años sostiene que las estelas que dejan los aviones comerciales en el cielo a su paso, en realidad son la prueba de fumigaciones que se realizan de manera ilegal sobre la población civil, utilizando productos químicos de diversa índole.

Y, por supuesto, no podemos dejar atrás a los terraplanistas, una corriente ya conocida en todo el mundo que asegura que la Tierra es plana.

Como era de esperar, el sector aéreo tampoco se ha librado de este tipo de filosofías, y actualmente está causando furor en las redes sociales un nuevo planteamiento que asegura que los aviones no vuelan, o al menos de la manera en la que se había contado hasta ahora.

Naturalmente, el origen de este nuevo movimiento se ubica en los EEUU, donde se procedió en primer lugar a tergiversar el argumento de diversos vídeos y artículos de contenido científico, que intentaban explicar al gran público conceptos como el que dio origen a la teoría de la relatividad, o a las leyes que rigen la aerodinámica.

Con el fin de ilustrar de algún modo los principios de la relatividad especial, también conocida como relatividad restringida, se utilizaron como ejemplos las velocidades a las que rota nuestro planeta sobre su propio eje, calculada en 465 metros por segundo, o en su órbita alrededor del sol, estimada en unos 30 kilómetros por segundo.

Semejante aluvión de información no pudo ser correctamente digerida por un buen número de internautas, que comenzaron a preguntarse cómo era posible que la Tierra se estuviese desplazando a semejantes velocidades, cuando al mismo tiempo hay aviones que se mueven («teóricamente…») en el aire.

En este momento confluyeron de manera incorrecta propuestas absolutamente legítimas, que intentan dar una explicación científica al concepto de la sustentación, que es el que consigue que las aeronaves se mantengan en vuelo, con otras que de manera intencionada buscan mezclarlas con el conocido como sistema de referencia, que demuestra que el movimiento es relativo.

En el culmen de la tergiversación interesada de postulados reconocidos dentro de la comunidad científica desde hace muchos años, se afirma que un pasajero que vuela dentro de un avión a una velocidad constante, no puede distinguir si es este el que se está moviendo, o en realidad permanece estático mientras lo que se mueve es el planeta a su alrededor.

Utilizando esta base de fondo para divagar hasta límites insospechados, algunos han encontrado la manera de aumentar el número de visualizaciones de sus vídeos en redes sociales desde unos pocos cientos, hasta los cientos de miles de visitas.

Actualmente se ha llegado a un punto tal de histrionismo, que es realmente complicado distinguir una actuación o pose de cara al público, de un razonamiento apoyado en bases científicas reales.

Lo que en un principio puede comenzar como una simple broma, al final acaba convirtiéndose en tendencia gracias al enorme impacto que puede tener cualquier contenido que se suba a las redes sociales, por muy ridículo que este sea.

Y el mejor ejemplo de esto que acabamos de decir es el movimiento «Birds aren´t real» (las aves no son reales), que asegura que los pájaros son réplicas de drones implementados por el gobierno para espiar a la población.

Podría pensarse que absolutamente nadie sería capaz de morder semejante anzuelo, pero la verdad es que a día de hoy las cuentas en redes sociales de este movimiento acumulan cientos de miles de seguidores.

El halo cómico y festivo que debería desprenderse de personas que supuestamente creen que las aves no son reales, se disipó el pasado 13 de Noviembre en la ciudad de San Francisco, cuando en una marcha secundada por un buen número de adeptos se exigió ante la sede de Twitter que la multinacional cambiase su famoso logo del pájaro azul, y no precisamente de la forma más educada posible.

Así que visto lo visto, habrá que esperar hasta conocer si esta nueva tendencia obligará a las aerolíneas a desvelar la verdad, descubriendo definitivamente que los aviones no vuelan y simplemente permanecen estáticos en el aire mientras es el planeta el que realiza todo el trabajo.

Este 2022 promete…

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