Como todos sabéis, anoche se entregaron en el Dolby Theatre de Los Angeles los premios Oscar 2019 del sector cinematográfico. Lo que la mayoría ignora, es que a la misma hora y en otro recinto contiguo, tuvo lugar la ceremonia de entrega de los Oscar correspondientes a las compañías aéreas.
Comentaros que las diferencias entre unos y otros son escasas, además de lo que concierne a la repercusión mundial, y principalmente a la forma en la que los invitados acceden al lugar donde se celebra el evento.
Mientras que en los Oscar cinematográficos todos los asistentes desfilan por la mítica «alfombra roja», y son agasajados con regalos de múltiples patrocinadores, en los Oscar aéreos deben de esperar sentados en una pequeña salita, esperando ser llamados.
De esta manera, deben de ir entrando en el momento en el que se anuncia el acceso por filas, lo cual se hace para dar un aire aeroportuario al asunto.
Además, en vez de costosos viajes y demás prebendas, los participantes en los Oscar de la aviación sólo reciben a la entrada una almohada cervical inflable, que la mayoría llevan ya puesta en el momento de ocupar sus asientos.
Afortunadamente, Turama fue invitada en esta ocasión al evento más importante del sector aéreo comercial, por lo que podemos comentaros los premios entregados más relevantes de la noche.
Oscar Película Extranjera
Air New Zealand, por «El Hobbit».
Aún reconociendo que los vídeos de seguridad de las compañías aéreas han ido mejorando notablemente durante los últimos años, nada es ni medianamente comparable a los que suele lanzar la aerolínea bandera de Nueva Zelanda.
Se ha valorado especialmente el guión, la música, la gracia y el desparpajo, para conseguir llamar la atención en un momento en el que la mayoría de pasajeros, en vez de atender, nos dedicamos a revisar la longitud de las uñas de las manos.
Aquí os dejamos el vídeo premiado.
Oscar Mejor Película
United Airlines, por «Un día de Furia».
Las películas que se vieron a bordo de muchos aviones el pasado año, suelen superar siempre con creces cualquier tipo de ficción.
Sin embargo, el jurado se fijó especialmente en lo ocurrido en un vuelo en el que uno de los tripulantes de cabina decidió pagar su enfado con los pasajeros.
Se desconoce si influenciado por el alcohol, o algún otro tipo de sustancia, este empleado hizo la vida imposible a todos durante el trayecto entre las ciudades de Denver y Williston, en Dakota del Norte.
Se debía sospechar que el vuelo no iba a transcurrir con normalidad, cuando esta persona empezó comunicando a través de la megafonía la necesidad de llevar el cinturón de seguridad puesto. En vez de utilizar el típico discurso estándar de la aerolínea, no se le ocurrió otra cosa que decir: «si su cinturón no está ajustado, están jodidos…». Y eso fue lo más suave que ocurrió durante el vuelo.
Oscar Mejor Director
Richard Branson, de Virgin Atlantic, por «El Aviador».
En un sector en el que el empleado suele ser tratado casi como un esclavo, Sir Richard Branson destaca exactamente por lo contrario.
Uno de los Oscar más merecidos de la noche, para el máximo responsable de una compañía aérea que afirmó que no necesitaba invertir demasiado dinero en publicidad, ya que si destinaba esa cantidad a pagar mejor a sus empleados, estos serían su mejor carta de presentación.
Mientras Branson recogía su merecido premio, muchas miradas se dirigieron al CEO de Ryanair, Michael O´Leary.
Oscar Mejor Actor
Akbar Al Baker, de Qatar Airways, por «Los Hombres que no amaban a las Mujeres».
El máximo responsable de la aerolínea catarí, afirmó que su trabajo nunca podría llegar a realizarlo una mujer, ya que implicaba demasiada responsabilidad.
Pero Baker, haciendo ostentación de unas enormes facultades para la interpretación, después de soltar semejante disparate, llegó a tener el cuajo de presentarse al puesto de Presidente de la IATA, patronal que representa al 83% del tráfico aéreo mundial, y hacerse con el mismo.
Oscar Mejor Actriz
Patrisha Organo, de Philippines Airlines, por «Amor de Madre».
La tripulante de cabina de la aerolínea filipina se ganó su merecido premio después de la actuación que tuvo en uno de sus vuelos, en el cual un bebé de cortísima edad no paraba de llorar.
Cuando Organo se acercó para interesarse por el estado del niño, la madre confesó a la azafata que este tenía hambre, pero no podía alimentarlo ella misma, y además se había quedado sin fórmula.
La empleada de Philippines Airlines también había sido madre hacía muy poco tiempo, por lo que tomó la decisión de coger al niño y amamantarlo en la parte trasera del avión.
Sin duda, un acto de generosidad y humanidad que bien merece este Oscar.
Oscar Mejor Guión Original
Norwegian Airlines, por «Memorias de Africa».
Una historia con la que es realmente difícil no llorar, y que competiría sin duda con la categoría hermana del sector cinematográfico.
La trama comienza en el aeropuerto de la ciudad de Copenhague, a la que llegaba un avión 737MAX de la aerolínea de bajo coste noruega.
Con la ayuda del propio CEO de Norwegian, Bjorn Kjos, se cargaban en la bodega más de 13 toneladas de ayuda humanitaria, cedida principalmente por UNICEF.
Posteriormente, el avión partiría hacia el Chad, donde la UNCF (United Nations Children Fund) utilizaría esta mercancía para salvar la vida de cientos de miles de niños.
No acabamos de entender cómo este tipo de acciones no se repiten más a menudo en el sector aéreo, en el cual muchas aerolíneas ganan enormes dividendos cada año.
Oscar Mejor Montaje
Cathay Pacific, por «Una Mente Maravillosa».
Otro de los premios más merecidos de la velada, y que acaparó un buen número de vítores y aplausos.
Los técnicos de la aerolínea ubicada en Hong Kong, rotulaban y pintaban uno de sus aviones, cuando sacaron el mismo a la luz con un grave error tipográfico.
Después de tantas horas de trabajo, a algún genio se le había pasado verificar el nombre de la compañía, y el avión salía de nuevo a la pista con el nombre de «Cathay Paciic», es decir, sin la letra «f».
Ni que decir tiene que el aparato fue objeto de numerosas burlas, haciéndose viral a nivel mundial durante más de 48 horas en todas las redes sociales.
Al menos de cara al público, Cathay se lo tomó hasta con humor, aunque actualmente se desconoce el paradero de los responsables de los trabajos de mantenimiento.
Oscar Mejor Vestuario
Hainan Airlines, por «El Diablo Viste de Prada».
Este premio se solía repartir antaño entre las compañías aéreas francesas, o italianas, pero esta vez va a ser muy difícil superar el listón de Hainan.
La compañía china ha invertido una auténtica barbaridad de dinero en el diseño y fabricación de los uniformes de sus empleados, y la verdad es que el resultado es innegable.
Lo malo de todo esto es que vamos a ver quién es la guapa, o el guapo, que se atreve a vestir alguno de estos modelos después de comer, ya que parece que no están precisamente diseñados para vientres «generosos».
Oscar Mejores Efectos Visuales
Icelandair, por «Loving Vincent».
Una de las categorías más reñidas, ya que actualmente los diseños de pintura para los aviones son cada vez más espectaculares.
En este caso, el jurado quiso reconocer la belleza y originalidad de la librea de algunas aeronaves de la aerolínea islandesa Icenlandair, las cuales han sido decoradas con motivos que recuerdan al país del que proceden.
Nieve, auroras boreales, paisajes de ensueño, todo esto se resume en los nuevos diseños de Icelandair, que no pasan desapercibidos en ningún aeropuerto.
Oscar Mejor Corto
Joon, por «Nunca Digas Nunca Jamás».
El premio que nadie quiere recoger.
En esta ocasión, el galardón recaía en la lowcost subsidiaria de Air France, Joon, la cual será progresivamente absorbida por la matriz, después de apenas un año y medio de vida.
Tras inventarse una aerolínea destinada a todos los Hipster de Europa, en la cual los tripulantes de cabina vestían vaqueros y zapatillas deportivas, y se servía comida de diseño, la idea ni siquiera llegó a cumplir dos años de vida.
Una de las salidas más publicitadas en el sector aéreo de los últimos años, que se convirtió en una de las de más corta vida.
Por lo demás, la noche transcurrió sin mayores incidentes, tras la entrega de algún que otro galardón, considerado como «premio menor».
Finalmente, todos los invitados abandonaban el evento a través de un finger artificial colocado en la puerta del teatro, excepto el máximo responsable de Ryanair, Michael O´Leary, que era obligado a caminar por la calle hasta su vehículo.