Las sanciones impuestas por diversos países y organismos internacionales a Rusia tras la invasión de Ucrania, obligan a las empresas dedicadas al leasing de aeronaves comerciales a finalizar sus contratos con aerolíneas rusas durante este mismo mes.
Esto significa que en un período de menos de 30 días, tendrán que salir de territorio ruso unos 550 aviones, lo que dejaría al país con una flota total de aparatos inferior al medio millar.
Según datos recogidos por la consultora Cirium, se calcula que a día de hoy las aerolíneas rusas cuentan con 980 aviones dedicados al transporte de pasajeros y mercancías, de los cuales 780 son propiedad de diversas empresas internacionales de leasing, como AerCap, SMBC Aviation Capital, o Air Lease Corp., entre muchas otras.
En este caso, sólo aquellas pertenecientes a países que hayan subscrito las sanciones contra Rusia deben proceder a la cancelación de sus contratos, por lo que esta medida no afecta al 100% de los aparatos operados a través de un leasing.
Sin duda alguna, la más perjudicada es la irlandesa AerCap, que en estos momentos tiene 152 aviones de su propiedad volando sobre territorio ruso a través de contratos de leasing establecidos con diversas aerolíneas del país, por un valor total de más de 2.500 millones de dólares.
Pero Rusia mueve ficha…
La respuesta por parte del régimen de Vladimir Putin no se ha hecho esperar, y su Ministro de Transportes acaba de amenazar con proceder a la expropiación y nacionalización urgente de todas las aeronaves de propiedad extranjera.
Desde la aprobación de las sanciones apenas se han podido recuperar dos aviones, uno de ellos correspondiente al modelo Boeing 737-800 que estaba siendo operado por la aerolínea Pobeda en Estambul, y el segundo un Boeing 777-300ER de Nordwind Airlines que había llegado a Ciudad de México.
Con el fin de evitar la recuperación de aparatos por parte de las empresas de leasing, desde Rusia se ha aconsejado a las compañías aéreas no sacar del país aviones con contratos de alquiler susceptibles de ser anulados.
Y no es esta precisamente la única medida implementada por Rusia para intentar esquivar las sanciones internacionales, ya que la semana pasada se anunciaba un permiso especial para rematricular los aviones propiedad de capital extranjero.
Esta decisión, que choca frontalmente con la legislación internacional en vigor, provoca de inmediato la revocación de los correspondientes seguros obligatorios necesarios para operar una aeronave comercial, lo que deja en situación especialmente vulnerable a los pasajeros que hagan uso de aviones rematriculados ilegalmente por Rusia.
No sólo esto, dado que las principales marcas de fabricantes de aeronaves, así como la gran mayoría de empresas especializadas en su mantenimiento, dejarán de prestar este servicio a partir de ahora y hasta que se resuelva el conflicto con Ucrania, el Ministerio de Transportes ruso también ha aprobado una moratoria con el fin de dilatar en el tiempo las revisiones mecánicas periódicas a las que deben ser sometidas todas las aeronaves comerciales.
De nuevo, otra medida que afecta de lleno a la seguridad aérea en Rusia y principalmente a sus usuarios.
Viktor Berta, vicepresidente de la consultora aérea ACC Aviation, ha asegurado en un comunicado de prensa que Rusia tendrá que volver a poner en práctica el canibalismo aéreo, igual que se hizo en época de la extinta URSS, cuando era necesario desguazar los aviones más antiguos para poder disponer de piezas en los más nuevos.
De momento, y a la espera de lo que pueda suceder en un futuro próximo, los pedidos que se habían realizado desde Rusia para la compra de 62 aeronaves fabricadas por Boeing y Airbus, ya han sido cancelados.
Logística (casi) imposible
Obviamente, Rusia no va a colaborar en nada para facilitar la tarea de recuperación de aviones extranjeros, por lo que las empresas propietarias van a tener que acceder de algún modo al país para poder sacarlos.
Esta situación genera otro gran problema logístico que se divide en dos graves contratiempos.
Por un lado, no hay tripulaciones suficientes en estos momentos para mandar a Rusia con el fin de recuperar más de 500 aviones en menos de un mes.
Por supuesto, considerando además que Rusia permitiese su entrada al país.
Aún en el caso de que se pudiese solventar este obstáculo inicial, todavía quedaría por aclarar dónde se estacionarían estas 500 aeronaves, que aún permaneciendo en tierra durante largos períodos de tiempo no están exentas de cumplir con sus planes de mantenimiento correspondientes.
En un principio, se ha barajado la posibilidad de llevarlas hasta los Emiratos Arabes Unidos o Qatar, donde tendrían el espacio suficiente gracias a que las aeronaves de las compañías nacionales de estos países han retomado en buena medida su actividad previa a la crisis provocada por la pandemia.
En todo caso, parece que nos encontramos ante una misión (casi) imposible, que además perjudica gravemente a todas la partes implicadas.
Rusia no sólo está a punto de perder más de la mitad de su flota de aviones comerciales, sino que aún en el caso de que pueda retenerlos dentro del país, tendría que hacerse cargo de sus seguros y de las labores de mantenimiento oportunas, sabiendo además que nunca más podrán volver a abandonar el espacio aéreo ruso.
Las empresas de leasing de aeronaves también están a punto de perder más de 12.000 millones de dólares, que es el valor total estimado de los 550 aviones de su propiedad que se encuentran actualmente en territorio ruso.
En el momento de redactar este post, ninguna de las partes afectadas está dispuesta a ceder en sus pretensiones, lo que nos deja ante un callejón sin salida de muy difícil solución.