"No sabemos lo que pasa, la gente no viaja"

«Hemos abierto 300 oficinas pero parece que de momento no hay mucho interés. No sabemos lo que pasa, la gente no viaja».

De esta manera se expresaba el día de ayer Juan José Hidalgo, presidente del grupo Globalia y propietario de la compañía Air Europa, en una reunión de trabajo mantenida por la CEOE en Madrid.

Las declaraciones de Hidalgo llaman poderosamente la atención, considerando lo que hemos vivido hasta el día de hoy y muy probablemente lo que nos quede todavía por vivir en el futuro más próximo.

En este momento, todavía no existe la confianza suficiente para lanzarse a viajar, y los mensajes contradictorios de las autoridades sólo consiguen sembrar más dudas al respecto.

Nos permitimos la licencia de explicarle al señor Hidalgo las razones por las cuales los viajeros recelan a la hora de planificar sus vacaciones.

1.- Restricciones incoherentes

Es difícil que la gente, como dice el señor Hidalgo, haya estado pensando en viajar cuando hasta hace apenas unos pocos días ni siquiera se conocía con exactitud la fecha de apertura de nuestras fronteras.

Hemos pasado del «aquí no pasa nada», al que «a nadie se le ocurra salir de casa» en apenas 48 horas, y ahora nos preguntamos por qué la población tiene dudas en relación con la información oficial que se transmite a través de los medios de comunicación.

Mientras las islas comienzan a recibir a miles de turistas provenientes de Alemania, los cuales apenas tienen que superar un control de temperatura a su llegada a nuestro país, un residente en Madrid no puede viajar a Ciudad Real para visitar a su familia, por el riesgo sanitario que esto implica.

Y mientras tanto el aeropuerto de Barajas sigue siendo el coladero nacional de pasajeros que llegan repatriados e infectados de Covid19.

2.- Reembolsos

Cuando en este preciso instante hay millones de pasajeros que todavía están esperando recibir los reembolsos correspondientes a vuelos cancelados durante los meses del confinamiento, resulta un tanto chocante el preguntarse por qué hay desconfianza hacia las aerolíneas.

Si te quedas con el dinero de aquellos a los que luego quieres convencer para volver a volar contigo, lo más probable es que acabes perdiendo el dinero y el cliente.

3.- Sin criterios sanitarios

Primero era que las mascarillas sanitarias no valían para nada, ahora es que si no la usas te puede caer una multa de órdago.

Algunos aeropuertos hacen controles de temperatura a sus pasajeros, otros incluso tests para detectar la presencia del nuevo virus, y muchos no hacen ni lo uno ni lo otro.

Para determinadas aerolíneas es obligatorio hacer uso de mascarillas durante el vuelo, para otras no. Algunas reservan asientos para evitar el contacto entre pasajeros, otras no.

La imagen que se está trasladando a los viajeros potenciales es la de una falta total de criterios sanitarios, donde dependiendo de en qué país estés, a qué aeropuerto vueles y con qué aerolínea lo hagas, las normas a cumplir varían como el día y la noche.

4.- Incertidumbre

Mientras China comienza a sufrir importantes rebrotes de la pandemia, el resto del mundo vuelve a cometer el mismo error y mira hacia otro lado.

Si a día de hoy todavía no somos capaces de saber con certeza el número de fallecidos en nuestro país por el nuevo tipo de coronavirus, cómo se le va a pedir confianza a la población.

Alemania avisa a sus ciudadanos de que no habrá más vuelos de repatriación, y que en el caso de contraer la enfermedad fuera de sus fronteras nadie moverá un dedo para traerlos de vuelta a casa.

Se celebran elecciones en pleno Verano, dando por hecho que no será posible hacerlo más tarde por una más que probable segunda oleada de contagios, la cual se asume con absoluta naturalidad.

Desde luego no nos encontramos ante el panorama ideal para plantearse desplazamientos durante los próximos meses.

5.- Sin un plan estratégico

Casi el 70% de los belgas afirman en una encuesta que no se plantean salir de su país durante las vacaciones de Verano.

En Italia se entregan bonos de 500 euros a las familias de menor poder adquisitivo, para que los gasten en hoteles y hostales nacionales.

Japón subvencionará el 50% de las tarifas aéreas a sus ciudadanos para fomentar los vuelos domésticos.

Tailandia pagará parte del hotel y un 40% del billete de avión a todos aquellos residentes en el país que decidan pasar las vacaciones sin salir de sus fronteras, en viajes que no excedan de las 5 noches en destino.

Mientras tanto, en nuestro país pagamos el triple que un inglés o un alemán por volar a destinos como las Islas Canarias, penalizando al turismo doméstico y obligando a los viajeros a salir de España.

Y todavía nos preguntamos el porqué de las reticencias de «la gente» a la hora de viajar.

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