Orenburzhye, la aerolínea rusa que sigue operando con aviones de 50 años

Tiene su base principal en la ciudad de Oremburgo.

En su flota incluye 15 aparatos del modelo An-2, alguno de ellos con medio siglo de historia.

Puede que Oremburgo no sea tu próximo destino vacacional, pero de momento y para empezar ya cuenta con un atractivo difícil de localizar en otros lugares.

Desde su aeropuerto internacional, por el que pasaron casi 800.000 pasajeros en el año 2019, opera una de esas aerolíneas que llaman nuestra atención de vez en cuando, en este caso por una razón muy concreta.

Y es que no es precisamente algo habitual el poder embarcarse en una aeronave con un decalustro de vida operativa, volando rutas a escasa velocidad y altura, tal y como se hacía en los albores de la aviación comercial.

Interior de un An-2 destinado al transporte de pasajeros

Aviones en los que las cortinas de las ventanillas son realmente de tela, traslúcidas, y con un pequeño bordado a modo de adorno.

Dentro de los modelos Antonov An-2 no vas a disponer de otro entretenimiento a bordo que no sea el poder disfrutar del placer de volar en el biplano monomotor más grande jamás construido, un extraordinario ejemplo de robustez, longevidad y capacidad de adaptación.

A pesar de que sus aviones sí pueden ser calificados como tal, Orenburzhye no es una aerolínea histórica.

De hecho, lleva funcionado apenas desde hace unos 10 años, y forma parte de la enorme lista de compañías aéreas regionales que operan sobre territorio ruso.

Orenburzhye consiguió su certificado de operador en el año 2010, pero no comenzó a volar hasta 2013 y después de hacerse con tres L-410, un bimotor de alta alta y fabricación checa que cosechó gran éxito en la antigua URSS.

A día de hoy, conserva siete L-410 en flota, a los que hay que sumar tres helicópteros Mi-8 y, ocasionalmente, un número indeterminado de Embraer 190, que depende de las necesidades operativas y los distintos contratos de leasing que se formalizan cada año.

Pero sin duda alguna, las grandes estrellas siguen siendo sus quince Antonov An-2, independientemente de que los modelos más antiguos ya han sido retirados con el fin de poder «canibalizar» sus piezas como repuesto para los más actuales.

Entre estos últimos se encuentran los aparatos con matrícula RA-40620 y RA-07465, que arrastran 37 y 49 años de historia, respectivamente, a sus espaldas.

Aviones del modelo An-2 pertenecientes a la flota de la aerolínea rusa Orenburzhye

Otros, como el caso del RA-07814, tras 34 años ininterrumpidos de operaciones ya han sido retirados de servicio, aunque su presencia todavía es requerida para minimizar la escasez de repuestos disponibles en este modelo.

Los aviones Antonov An-2 comenzaron a volar en el año 1947, y desde entonces y hasta hoy se han seguido fabricando, por lo que cuentan con el honor de ser uno de los modelos más antiguos todavía en producción.

Actualmente, es China quien mantiene la línea de fabricación del An-2, rebautizado en el país asiático como Shijiazhuanj Y-5.

Hay varias razones que explican la supervivencia del An-2, como por ejemplo su altísima versatilidad, pudiendo desempeñar funciones como carguero e incluso como avión militar para el transporte de paracaidistas.

Sólo necesita 170 metros para despegar, y además puede hacerlo desde pistas no preparadas, indistintamente sobre asfalto, tierra, nieve, o hierba.

An-2 de la aerolínea rusa Orenburzhye despegando en la nieve

Esto es posible gracias a un ingenioso sistema mediante el cual hincha o deshincha sus neumáticos, con el fin de amortiguar los posibles baches que se pudiesen encontrar durante la carrera de despegue.

Los frenos que utiliza son similares a los que se instalan en maquinaria pesada, grandes camiones, autobuses y trenes, conocidos como frenos de aire o neumáticos.

Su activación provoca el movimiento de unos pistones que presionan los discos, y no precisan de líquido de frenos.

Otra característica muy particular es que se puede repostar directamente desde cualquier contenedor, ya que el aparato dispone de su propia bomba de combustible.

Antonov An-2 perteneciente a la flota de la aerolínea rusa Orenburzhye

En cuanto a seguridad y fiabilidad, llama especialmente la atención un capítulo de la sección de emergencias de su manual de vuelo.

En el se explica la actuación recomendada en el caso de un fallo de motor, que consiste básicamente en llevar la palanca de mandos hacia atrás y dejar que la física haga su trabajo.

El An-2 dispone de un sistema de slats que se activan de manera automática en cuanto el aparato baja de los 60 Km/h, copiado posteriormente por otros modelos más actuales.

Si la aeronave perdiese su único motor, según sus fabricantes, «descendería planeando a la misma velocidad que un paracaídas«, minimizando de esta manera la posibilidad de sufrir daños de gravedad.

Rusia es uno de los pocos lugares en Europa donde todavía es posible ver a estos dinosaurios del aire en acción.

Es evidente que su jubilación está cerca, aunque es imposible saber con certeza el momento en el que dejarán de surcar los cielos de forma definitiva.

A lo mejor, después de leer este post ya no te parece tan mala idea desplazarte hasta Oremburgo, y aprovechar para ser uno de los últimos pasajeros que ha ocupado la cabina de un Antonov An-2 con medio siglo de vida sobre sus alas.

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