Penosa situación turística en España

Antes de nada, sólo comentar que este post nació de una pregunta que nos trasladó uno de nuestros seguidores en las redes sociales, solicitándonos información en relación con los sueldos medios que se cobran en el sector aéreo.

En principio, le contestamos que era muy difícil dar cifras concretas, porque todo dependía de si se trataba de un contrato directo con la compañía, o a través de un broker, de si es un puesto fijo o temporal, de la antigüedad como empleado, del cumplimiento de objetivos, etc etc etc.

La cosa quedó así durante unas semanas, pero nuevamente la misma persona volvió a preguntarnos si era posible obtener algunas cantidades, aunque fuesen como ejemplo, ya que había aprobado la selectividad, su pasión eran los aviones y todo lo que rodea este mundo, y quería empezar a estudiar alguna profesión destinada a trabajar dentro del sector.

Tanto interés acabó por tocarnos un poco la fibra sensible del corazón, después de conocer el caso concreto de esta persona, por lo que nos dispusimos a averiguar qué salarios medios estaban cobrando los distintos profesionales que prestan sus servicios en este complicado mundillo.

Para ello, decidimos irnos a una fuente independiente y ligeramente ajena a nuestro entorno, las web Career Cast y Glassdoor, las cuales ofrecen un listado con las profesiones mejor y peor pagadas.

De esta manera, llegamos a la conclusión que el sueldo medio de un controlador aéreo está baremado en unos 100.000 euros al año, el de un tripulante de cabina alrededor de los 28.000, un mecánico de aviones podría cobrar cerca de los 50.000, y un encargado de handling unos 24.000 euros.

Posteriormente, nos encontramos con los datos que se reflejan para un piloto comercial civil, que indicaban que tenían un sueldo medio de 88.000 euros. Afortunadamente, conocemos perfectamente cuánto se cobra en este puesto y cómo funcionan los contratos, por lo que decidimos no pasar esta información a nuestro seguidor hasta confirmar que amigos y colaboradores de Turama, que prestan actualmente sus servicios en distintos puestos dentro del sector, estaban realmente percibiendo anualmente las cantidades anteriormente citadas.

Era evidente que algo no estaba del todo correcto.

De esta manera, contactamos con varios TCP que colaboran habitualmente en nuestra página, con mecánicos, con empleados de empresas de handling, y ahí comenzó nuestro shock.

Después de confirmar que la gran mayoría ni se acercan a las cifras medias que se estaban indicando, tomamos la decisión de seguir indagando sobre este asunto y pasamos la misma pregunta a recepcionistas de hotel, guías turísticos, administrativos de grandes cadenas del sector y algunos otros.

Para nuestra relativa gran sorpresa, resulta que los sueldos medios de prácticamente todos los profesionales con los que hablamos están muy por debajo de la media teórica, al menos a nivel europeo, por no hablar de las condiciones laborales propias de cada puesto.

Esto quiere decir que en el segundo país más visitado del planeta, al cual el turismo le aportó sólo durante el año pasado la cantidad de 172.900 millones de euros, lo que se traduce en un 15% del PIB total, los profesionales de este sector clave apenas ganan el dinero suficiente para mantenerse a flote mes a mes.

Entonces, si resulta que España a nivel turístico está en la segunda posición mundial, que ya es bastante decir, ¿cómo es posible que estemos empezando a tocar fondo a base de contratos basura y sueldos lamentables, en un sector tan estratégico para la economía nacional?.

Pues después de darle muchas vueltas al asunto, de comentarlo y exponerlo a otros colegas, hemos llegado a la conclusión que queríamos trasladaros hoy aquí.

El problema no es del Sr. Sánchez, ni del Sr. Casado, ni siquiera del Sr. Rivera o del Sr. Iglesias, el problema nos lo hemos cocinado nosotros mismos y ahora nos lo estamos comiendo.

En primer lugar, nos hemos esforzado para traer hasta nuestro país al turista más lowcost del mundo. De hecho, se calcula que más del 70% de los visitantes extranjeros que recibimos anualmente podrían entrar en esta denominación de viajeros de «bajo coste».

Hemos llenado nuestras islas y costas de turistas que apenas saben dónde están, que vienen a vivir unos pocos días embriagados a base de cerveza barata y que suelen viajar en packs de todo incluido, gestionados en sus países de origen, por lo que a nosotros sólo nos quedan sus vomitonas sobre las aceras.

Pagamos y subvencionamos a aerolíneas extranjeras, que a su vez maltratan a sus propios trabajadores, para que sigan trayendo a esta fauna a nuestro país, con lo que por otro lado conseguimos el efecto más adverso, que es precisamente el alejar a todos aquellos que sólo quieren descansar y estarían encantados de dejar sus dólares y/o libras en nuestros establecimientos.

Por si esto fuera poco, algunos de estos visitantes todavía se quejan cuando ven a demasiados españoles dentro de «sus» hoteles.

Turista inglesa se queja de demasiados españoles en Benidorm.

Pero lo que es un gravísimo error es culpar de todo a los de fuera. El mayor porcentaje de responsabilidad comienza por todos y cada uno de nosotros.

En España ya no se buscan viajes, ni hoteles, ni vuelos; se buscan precios.

Como nos comentó públicamente un seguidor no hace mucho tiempo en unos de nuestros post en facebook, si pagase algo menos no le importaría volar aunque fuese dentro de la bodega del avión.

Gracias a esto, todas las empresas relacionadas con el sector han centrado sus esfuerzos en bajar sus tarifas, para lo que han tenido que recurrir al recorte en departamentos tan importantes como el de Atención al Cliente, o el de postventa.

Todo se centra en la venta y pre-venta, lo que pase después, una vez que el dinero ya está en el bolsillo del vendedor, no tiene la mayor importancia.

Hemos llegado a tal extremo que el taxista que se queja de la competencia de bajo coste de Uber, luego se sube a un avión de Ryanair, en el que la azafata se está quejando de su situación laboral, pero luego pasa de lado la tienda de muebles que tiene en la esquina de su calle y se va comprar una lámpara a Ikea, donde el empleado que la atiende tiene un contrato temporal desde hace meses, por lo que a su vez ni se acuerda de su vecino, el pequeño empresario que intenta mantener su tienda de material deportivo, y acaba comprando sus zapatillas runner en el Decathlon.

Todos somos expertos viajeros, todos sabemos cómo conseguir el mejor chollo en la red, pero de todas las reservas que nos han entrado directamente a través de nuestro buscador, un 80% eran muy mejorables, tanto económicamente como en otro tipo de condiciones.

Y eso porque revisamos uno a uno todos los billetes que se reservan directamente, sin nuestra intervención, contactando con los usuarios para evitar que no gasten dinero de más y puedan hacer el mismo vuelo abonando un menor importe, o en mejores condiciones.

¿Qué estará pasando entonces en el resto de buscadores en los que no hay intervención humana por ningún lado?. ¿Cuántos millones de euros al año se pagan sin tener porqué?.

Los que nos molestamos en tener siempre a alguien del otro lado, para hablar, comentar, dar precios, asesorar, recomendar, etc etc etc, tenemos que escuchar aquello de «es que yo prefiero montármelo solo…».

Por lo que al final, entre todos hemos creado una sociedad de bajo coste total, donde lo único que importa no es la tarifa que se pague por viajar, sino hacer creer al viajero que es la más barata del mercado.

El resultado, a la vista está: los que más ganan, los controladores, en huelga año sí y año también, los TCP de las aerolíneas que más venden y más ganan, también en huelga, los trabajadores de seguridad o limpieza de los aeropuertos, en huelga, los empleados de handling, en huelga, las trabajadoras de limpieza de los hoteles, en huelga, los pilotos, en huelga, …

Y todo esto en el segundo país más visitado del mundo.

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