La familia propietaria de la aerolínea posee un patrimonio valorado en cientos de millones de euros
El grupo Globalia está compuesto por una compañía aérea (Air Europa), dos cadenas de agencias de viajes (Ecuador y Halcón), un touroperador (Travelplan), una empresa de Handling (Groundforce) y una cadena de hoteles (Be Live).
Es muy difícil calcular con exactitud el valor del patrimonio de los integrantes de la familia Hidalgo, propietarios del grupo Globalia y de Air Europa.
En el mes de Febrero de este mismo año se repartían un dividendo de 35 millones de euros, que se suman a las cantidades que cada uno de ellos posee en distintas sociedades.
Además del de los establecimientos hoteleros, habría que actualizar el valor actual de los terrenos en propiedad ubicados en la República Dominicana, algo especialmente complicado.
Según la revista Forbes, en el año 2018 la familia Hidalgo ocupaba el puesto 70 del ranking de fortunas de nuestro país, con un patrimonio de 725 millones de euros.
Sin embargo, de acuerdo a los datos facilitados por la misma revista, en 2019 esa cifra se desplomaba hasta los 500 millones, y actualmente podría haberse reducido definitivamente hasta los 450 millones de euros.
A pesar de esto, el Estado español consideraba la aprobación de un crédito ICO para Air Europa el pasado mes de Mayo, por importe de 140 millones, a los que hay que añadir otros 475 millones acordados con el fin de sanear sus cuentas y facilitar su adquisición por parte de Iberia.
En total, más de 600 millones de euros de dinero público que han acabado en las arcas de Air Europa, sin que ninguno de los miembros de la familia Hidalgo haya tenido que arriesgar ni un solo céntimo de sus respectivas fortunas.
Y lo más curioso de todo esto no es sólo el observar la rapidez con la que fluye el dinero para ayudar a una empresa privada, justo en el momento de mayor crisis económica de nuestra historia reciente, mientras que al mismo tiempo multitud de emprendedores de otros sectores tienen que cerrar sus negocios por falta de liquidez, sino los antecedentes de Air Europa para con el Estado.
Para empezar, ni siquiera se ha exigido a Air Europa que devuelva el importe de los billetes cancelados durante los primeros meses de la pandemia, que a día de hoy todavía mantienen a cientos de miles de pasajeros pendientes de sus correspondientes reembolsos.
Lo mínimo que se lo podría haber exigido a la compañía es estar al día con sus propios clientes, antes de recibir ingentes cantidades del erario público.
Y todo esto cuando todavía resuena la sentencia dictada por la Audiencia Nacional hace 3 años, por la cual se condenaba a Globalia a abonar una sanción de más de 30 millones de euros por el fraude detectado en las subvenciones otorgadas por el Ministerio de Fomento para sufragar los billetes aéreos de residentes en Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
El Juzgado de lo Penal número 1 de Madrid ya había condenado al grupo propietario de Air Europa al constatar la realización de contratos de intercambio de publicidad y descuentos a grupos de aficionados y particulares, que luego «no se vieron deducidos debidamente en las certificaciones de bonificación presentadas mensualmente a Fomento, logrando un lucro por parte de las entidades del grupo Globalia».
Si nos vamos atrás unos cuantos años, muchos recordarán también las resoluciones de la Inspección de Trabajo que obligaron a regularizar a 400 TCP de Air Europa, que encadenaban varios años seguidos de contratos temporales, o las que hacían referencia a la contratación ilegal de trabajadores extracomunitarios para operar distintos vuelos a Sudamérica.
Ahora, gracias a la generosidad del Estado, la familia Hidalgo ha conseguido deshacerse de la patata caliente en la que se había convertido Air Europa, logrando vender la aerolínea totalmente inflada de millones que han puesto todos los contribuyentes.
Mientras las agencias de viajes seguimos cayendo como moscas, sin nadie que nos eche una mano, los negocios de hostelería, restauración, ocio, cines, teatros, gimnasios, peluquerías, pequeños comercios en general y también grandes superficies comerciales claman en el desierto para poder recibir algún tipo de compensación, a otros los millones les caen directamente desde el cielo.
Si aún se garantizase que con todo ese dinero público no se iba a tocar ni un solo puesto de trabajo en Air Europa (ni en Iberia), probablemente daríamos por bueno lo que ha sucedido, pero es que ni siquiera va a ser así.
Y es que está claro que aquel dicho que rezaba «el dinero llama al dinero» es totalmente cierto, porque parece que hace falta tener mucho dinero para poder recibir todavía más.
Un mal año para la gran mayoría, y sin duda un excelente 2020 para los Hidalgo. ¡Enhorabuena!.