El humorista británico James Corden es una de las superestrellas más conocidas y mejor pagadas de la televisión en los EEUU, en la que presenta el programa titulado «The Late Late Show».
De su talento creativo han nacido formatos de enorme éxito, como el Carpool Karaoke, en el que los cantantes y grupos de mayor fama mundial interpretan sus temas a capela, mientras circulan en coche por la ciudad de Los Angeles, o el Crosswalk Musical, donde se representan conocidos musicales en un paso de cebra y sólo durante el tiempo en el que semáforo permanece en rojo para los vehículos.
A pesar de figurar como uno de los presentadores más queridos y admirados por su audiencia, el día de ayer Ryanair publicaba en las redes sociales una fotografía en la que se anunciaba el bloqueo de James Corden en sus aviones.
Aunque hay que tener presente que las cuentas que tiene Ryanair en las distintas redes sociales son básicamente para reírse de la competencia, y en numerosas ocasiones de sus propios pasajeros, este anuncio inesperado por parte de la bajo coste irlandesa ha despertado la atención de muchos internautas.
Si bien es cierto que James Corden provoca enormes simpatías en general, el presentador cuanta también con un numeroso grupo de detractores, que suelen recordarle situaciones del pasado en las que Corden no estuvo precisamente afortunado.
Una de ellas ocurrió durante la presentación de los premios de una revista muy popular a nivel internacional, cuando el actor Patrick Stewart le echó en cara públicamente el no estar suficientemente atento a lo que estaba pasando.
El enfrentamiento verbal entre Stewart y Corden, que empezó como una broma, acabó entre palabras mal sonantes y gestos obscenos, creando una situación bastante tensa que llegó a salpicar a varios de los premiados.
Es precisamente esta segunda cara de Corden la que ha provocado el tweet de Ryanair, aprovechando un nuevo incidente del presentador en el restaurante Balthazar de Nueva York.
Su propietario, Keith McNally, publicaba en Instagram una foto de Corden criticándolo duramente y calificándolo como un «cretino», tras dos supuestos incidentes con empleados de su establecimiento.
McNally denunciaba de esta manera un supuesto maltrato verbal por parte del presentador, el cual al parecer habría levantado la voz a sus camareros.
Como era de esperar, este tipo de incidentes son aprovechados de manera habitual en las redes sociales para iniciar un proceso de linchamiento general, en el que de nuevo volvieron a aflorar todos los fantasmas del pasado de James Corden.
Una parte de la opinión pública norteamericana, exageradamente sensible a acontecimientos de esta naturaleza, comenzó a solicitar a la cadena CBS la no renovación del contrato de Corden, así como a denegar su acceso a los establecimientos de ocio más conocidos del país.
La polémica ha cruzado definitivamente el Océano Atlántico y llegado hasta el Reino Unido, donde fans y haters del humorista se han enfrentado a través de internet.
Como bien dice el refrán, «a río revuelto, ganancia de pescadores», lo que ha servido a Ryanair para tomar parte en el asunto y crear, si cabe, algo más de polémica e interacción con sus posts en redes sociales.
Lamentablemente para la aerolínea, Ryanair también cuenta con un número importante de pasajeros que la defienden a muerte, y otro no menos significativo que a su vez aprovechan cualquier ocasión para disparar en contra de la compañía.
Así que de alguna manera, la nueva gracieta de los CM de Ryanair les ha salido por la culata, generando comentarios bastante agresivos y elocuentes que resaltan los tópicos más criticados de la aerolínea.
«La mayoría de la gente se autobanea de Ryanair, ¡menuda aerolínea!».
«¿En serio no nos vais a cobrar un extra por garantizar que no vamos a volar con James Corden?».
«Al final, se puede ver que vuestras redes sociales también son de bajo coste…».
Este último comentario parecer haber herido el amor propio de la aerolínea, que respondía de esta manera:
«De bajo coste si, pero consigue millones, igual que hacemos en el aire».
En fin, otra polémica estéril y sin sentido en la que se mete Ryanair para el gusto y disfrute de sus seguidores, que cada día esperan ansiosamente leer quién recibirá el siguiente trolleo por parte de la aerolínea.