La publicación Preferente vive inmersa en un modelo ptolemaico, en el que el sector aéreo mundial gira en torno al grupo IAG, y la aerolínea Iberia es el centro del Universo.
La desinformación interesada que vierte desde sus páginas tiene como único objetivo la desacreditación de todas aquellas compañías aéreas que supongan un mínimo de competencia para Iberia.
Nadie en su sano juicio muerde la mano que le da de comer, pero lo que hace Preferente con la mano de IAG y consecuentemente de Iberia, debería obligar a añadir un disclaimer que prohibiese la lectura de alguno de sus artículos a menores de 18 años.
La autoproclamada «Líder mundial en noticias de turismo» se ha especializado en atacar de manera bochornosa a todos los objetivos que se le indican, utilizando para ello cualquier medio o excusa a su alcance.
Tras dos años anunciando diariamente que Norwegian estaba a punto de declararse en quiebra, sabiendo además el enorme daño que estaba causando a sus empleados y pasajeros, actualmente ha decidido dirigir sus cañones contra Air Europa, dando por hecho que con ello deja preparado el terreno para justificar su compra por parte de Iberia.
Pero lo que nos parece más preocupante es la facilidad con la que tergiversa situaciones, para poder con ello arrojar la carnaza que su público desea.
Siguiendo esta línea, hace apenas unos días se descolgaba con el siguiente titular:
«La matriz de Iberia tiene más liquidez que antes de la crisis».
Con dos pares de narices y sin sonrojarse ni un ápice con ello, los expertos analistas económicos del «Líder mundial en noticias de turismo» consideran que como IAG tenía 9.250 millones antes de declararse la pandemia, y ahora dice contar con 9.340 millones, a pesar de la crisis en la que estamos inmersos el grupo IAG se las ha ingeniado para ganar 90 millones de euros.
Dicho de esta manera, cualquiera que carezca de unos conocimientos mínimos sobre economía podía incluso dar por bueno el titular de Preferente, pero la realidad que subyace bajo el mismo difiere bastante de lo que está afirmando.
La liquidez financiera de cualquier empresa se mide por su capacidad para convertir activos en dinero en efectivo, así de simple.
Obviamente, el activo que ofrece mayor liquidez es el propio dinero en efectivo, mientras que hay otros como bienes inmuebles, materiales, aviones, etc, que requieren de un mayor tiempo para ser convertidos en dinero en efectivo, por lo que se entiende que su liquidez es menor.
Por esta razón, no se pueden sumar todos en un mismo conjunto, ya que una cosa es el dinero que está ingresado en las cuentas bancarias y puede ser retirado de las mismas en cualquier momento, y otra muy distinta el resto de activos.
Este concepto no debe mezclarse nunca, en ningún caso, con el de la solvencia de una empresa, que es precisamente su capacidad para generar fondos con los que poder hacer frente a sus obligaciones de pago.
La liquidez debe siempre contraponerse a las deudas que tiene que asumir la compañía a corto plazo, por lo que en el caso de IAG, y de la propia Iberia, nos encontramos con la siguiente situación:
IAG acaba de declarar unas pérdidas en el tercer trimestre del año, hasta el mes de Septiembre, de -1.300 millones de euros, en contraposición con los 1.400 millones que había ganado en el mismo periodo del 2019.
La ocupación dentro de sus aviones se redujo en un -50%, y sus acciones perdieron 3/4 de su valor, cayendo otro -5% más.
Esto significa para el grupo una pérdida de beneficios del -83% (con respecto al 2019).
Por otro lado, el número total de pasajeros se redujo en un -78.6%, y el de las operaciones realizadas en otro -88%.
Mientras que Iberia puso en el mes de Marzo al 90% de su plantilla en situación de ERTE, recientemente anunciaba que iba a prorrogar los expedientes hasta al próximo 31 de Enero.
El número de trabajadores que han ido saliendo del ERTE ha sido proporcional al incremento de operaciones experimentado por Iberia durante los meses posteriores, en los que la aerolínea ha ido reduciendo también la cantidad complementaria que iba asignado a este colectivo, que desaparecerá definitivamente el próximo Diciembre.
La cuestión principal de todo este asunto es que ha sido IAG la que ha confirmado que en lo que resta de año acabará operando tan solo el 30% de la capacidad del mismo periodo del 2019.
De acuerdo a la información facilitada desde el propio grupo, IAG dispone de 5.000 millones de euros en efectivo, a los que hay que sumar otros 1.600 millones de otros activos, como instalaciones y aviones.
El valor de estos últimos es realmente discutible, ya que actualmente hay una sobrepoblación de aeronaves que ninguna aerolínea quiere en sus flotas, y se están mandando al desguace un número muy importante de aparatos debido a la paupérrima demanda .
Además de esto, IAG se hizo con otros 2.740 millones de euros tras la ampliación de capital realizada el pasado mes de Octubre..
Ahora llega un Otoño preocupantemente malo para todas las compañías aéreas, y a la vuelta de la esquina está esperando un Invierno que se va a hacer especialmente largo, acompañados ambos con un recrudecimiento brutal de la pandemia y el incremento de las medidas restrictivas para impedir la libre circulación de los ciudadanos.
Y con esto llegan las preguntas que realmente hay que hacerse, como cuánto dinero va a perder IAG hasta la Primavera del 2021, dando por bueno que para entonces ya exista una disminución importante de los efectos de la pandemia, algo que en estos momentos no se puede asegurar.
Operando un insignificante 30% de vuelos, y teniendo siempre en cuenta que no exista un nuevo confinamiento colectivo en Europa, que es a lo que apunta realmente todo lo que está pasando, cuánto puede permitirse perder IAG en seis meses.
¿Es suficiente la liquidez que dice tener el grupo para afrontar el futuro más inmediato, o puede llegar a quedar en entredicho su solvencia?. Ese es el quid de la cuestión.
Si no hay ingresos que alimenten las arcas de IAG y las aerolíneas que la componen están obligadas a implementar recortes muy importantes para poder seguir operando, hablar de exceso de liquidez resulta hasta ofensivo.
En el caso de Lufthansa, lo más comparable a nivel europeo al grupo IAG, la alemana perdía en el mismo periodo -1.260 millones de euros, esto es, 40 millones menos que IAG.
De sus 130.000 empleados, casi 87.000 están incluidos en un programa denominado Kurzarbeit, por el cual se les reduce el número de horas computadas de trabajo y reciben el 60% del salario que les correspondería, sin llegar a ser despedidos.
Pero esto no es ni de lejos suficiente, con unas previsiones de poder operar tan solo un 30% de los vuelos previstos, Lufthansa ha tenido que solicitar una ayuda estatal de 9.000 millones de euros, que le obligan a deshacerse de cerca de 22.000 trabajadores y 150 aeronaves.
Parte de esa cifra va a tener que devolverla, por lo que sí está inyectando liquidez inmediata a sus arcas, pero sin medios para generar ingresos significativos durante los próximos meses, se pone en compromiso su solvencia.
El grupo IAG no ha ganado 90 millones de euros de liquidez, más bien ha perdido 1.300 millones y esto ha llevado a tener que recaudar más dinero entre sus inversores y accionistas, que no es lo mismo.