Durante la reunión que el pasado Sábado mantenía el partido Conservador del Reino Unido, el Secretario en Jefe del Tesoro, Stephen Barclay, confirmaba que su gobierno está actualmente estudiando el tipo de tests que implementará en los principales aeropuertos del país.
En un principio, parece que el modelo adoptado va a ser muy similar al que está utilizando Alemania, aunque un reciente informe publicado por las autoridades sanitarias de Canadá podría modificar la decisión final.
El aeropuerto londinense de Heathrow, el más importante del país y séptimo por volumen de usuarios en todo el mundo, ya se encuentra totalmente preparado para empezar a realizar estos tests a los pasajeros que aterricen en el mismo, una labor que lleva desarrollando en prácticas desde el pasado mes de Agosto.
Con la infraestructura actual existente en Heathrow, implementada conjuntamente por las empresas Collison y Swissport, en el aeródromo inglés se pueden realizar aproximadamente unos 13.000 tests diarios, cifra que muy probablemente tendrá que incrementarse durante los próximos meses.
Hasta ahora, el ejecutivo británico mantenía la imposición de cuarentenas para la gran mayoría de pasajeros que llegaban a sus fronteras, un sistema que ha resultado especialmente nocivo para la economía nacional, ya que afecta de manera muy grave a diversos sectores productivos.
La implementación de este tipo de pruebas en los aeropuertos de origen, o de llegada, se ha impuesto en la inmensa mayoría de países europeos (con la excepción de España) como el método más adecuado hasta el momento para mantener un balance entre las restricciones sanitarias a las que obliga la pandemia, y el flujo necesario de turistas que permitan salvar cientos de miles de puestos de trabajo.
De esta manera, y sobre todo también gracias a la presión constante ejercida desde todas las compañías aéreas británicas, a las que se unieron posteriormente los máximos responsables de los aeropuertos del país, los secretarios de transporte y sanidad, Grant Shapps y Matt Hancok, podrían hacer públicas las nuevas medidas durante los próximos días.
La lista semanal de «Destinos no Recomendados» que publica el Ministerio de Salud inglés, ha derivado en un caos generalizado a la hora de planificar las vacaciones para muchos ciudadanos.
Los cambios constantes, inclusiones y exclusiones de países, han obligado a un importante número de turistas británicos a cancelar sus planes de viaje en apenas unas pocas horas, mientras que otros tenían que regresar a su país apresuradamente de la noche a la mañana.
Eso mismo es lo que ha vuelto a ocurrir durante el pasado fin de semana, cuando se decidía excluir (de nuevo) a Polonia y Turquía de la lista de países «seguros».
En el caso de Turquía, el gobierno británico sospecha que no se están declarando de manera correcta el número de contagios detectados, por lo que ante la falta de fiabilidad en las estadísticas que se publican desde este país, se ha optado por su exclusión de la lista.
Otra de las mayores preocupaciones del ejecutivo que preside Boris Johnson, es el cierre masivo de agencias de viajes y touroperadores. La señal de alarma se dio el pasado mes de Septiembre, cuando habían vencido un total de 1.261 licencias y sólo fueron renovadas 995.
En todo caso, en estos momentos no se puede garantizar que el Reino Unido vaya a eliminar por completo las cuarentenas.
En un reciente informe publicado por las autoridades sanitarias de Canadá, se afirma que el único sistema que garantiza la detección de la práctica totalidad de pasajeros infectados asintomáticos que llegan por avión, es la combinación de dos test y una cuarentena de 7 días entre ambos.
El estudio se ha basado en un trabajo realizado con la colaboración del Ministerio de Salud de Canadá, Air Canada, el Aeropuerto Internacional Toronto Pearson, la Universidad de Toronto, y los laboratorios McMaster.
El trabajo consistió en realizar 13.000 tests a pasajeros voluntarios que llegaron al aeropuerto de Toronto, que actualmente sólo recibe un número muy limitado de vuelos diarios.
Tras las pruebas realizadas, en las que se confirmó una cifra de 130 infectados asintomáticos, esto es, el 1% del total, se les ordenó a todos ellos realizar una cuarentena de 7 días.
Después de pasar una semana completamente aislados se les volvió a practicar la misma prueba, en la cual arrojaron un resultado positivo otros 10 pasajeros que habían superado el test en un primer momento.
De esta manera, las autoridades canadienses afirman que es posible controlar la llegada de pasajeros infectados, reduciendo al mínimo las posibilidades de error y filtrado que tienen este tipo de tests.
Diversos países se han mostrado interesados en los resultados del informe canadiense, y no se descarta que el Reino Unido pudiese implementar este mismo sistema próximamente.