Ryanair conoce perfectamente el perfil de sus clientes y pasajeros, y sabe que un importante porcentaje de los mismos son jóvenes muy dados a involucrarse en todo tipo de campañas que puedan considerar justas y/o necesarias.
Al mismo tiempo, la lowcost irlandesa también es consciente de que para su público goza de prebendas que no se aplican a otro tipo de empresas.
Si bien es bastante habitual encontrarse con fuertes críticas en las redes sociales, relativas a negocios nacionales cuyas condiciones laborales y económicas se ponen en duda, hasta el día de hoy nunca se ha visto una sola de estas campañas en contra de Ryanair, a pesar de las muchas denuncias que acumula por parte de Inspección de Trabajo, entre otros tantos organismos oficiales.
Casos escandalosos, que en otros sectores y empresas causarían un enorme revuelo y probablemente un buen número de trending topics, son totalmente inadvertidos si vienen originados por esta aerolínea.
Sin embargo, hay un detalle en concreto que preocupa bastante a los directivos de Ryanair, y es el nuevo movimiento que se ha lanzado para concienciar a la población en relación con el nivel contaminante de los vuelos comerciales sobre nuestra atmósfera.
Esta nueva tendencia, que pretende crear doctrina basándose en una total adulteración y más libre interpretación de datos estadísticos, está causando furor entre muchos grupos de jóvenes, justo el segmento de clientes más interesante y rentable para Ryanair.
Por esta razón, actualmente la compañía aérea se define a si misma como la «más verde y limpia del continente».
Para potenciar y lanzar este mensaje entre sus clientes, Ryanair se ha apresurado a publicar que (literalmente): «Todo el mundo sabe que cuando vuelas con Ryanair te beneficias de las tarifas más económicas, ¿pero sabías además que estás viajando con la aerolínea con el nivel de emisiones más bajo de toda Europa?».
Lamentablemente para la compañía, según el último informe relativo a esta cuestión, elaborado por el comisionado europeo dedicado a investigar a las empresas que emiten más CO2, Ryanair es la única aerolínea que se sitúa entre las 10 primeras, siendo las 9 restantes centrales eléctricas que operan con carbón.
De esta manera, muy al contrario de lo que se proclama desde la aerolínea, Ryanair no sólo no es la que ostenta el título del menor número de emisiones de CO2, sino que es la más contaminante de todo el continente.
Este asunto ha llegado a la mesa de la ASA (Advertising Standars Authority), organización inglesa de regulación para la industria publicitaria, que se encuentra en este momento estudiando el mismo por si Ryanair estuviese vulnerando las normas con este tipo de proclamas.
La compañía ha intentando defenderse de las críticas explicando cómo ha llegado a la conclusión de ser la más ecológica, cuando en realidad es la más contaminante:
Ryanair, aprovechándose del alto nivel de ocupación de todos sus vuelos, ha dividido la cantidad de CO2 que emite sobre la atmósfera cada uno de sus 419 aviones, entre el número de pasajeros que viajan dentro de la cabina.
Con esta inteligente maniobra, aunque en conjunto la flota de Ryanair es la más contaminante de toda Europa, el ratio y porcentaje de emisiones asignado por pasajero y kilómetro es uno de los más pequeños.
De esta manera, a pesar de que los aviones de la bajo coste filtraron 9.9 megatoneladas de CO2 a la atmósfera, sólo durante el 2018, divididas entre su número de pasajeros en el mismo período, otorga un ratio de tan solo 67 gramos por cliente y kilómetro recorrido.
Ryanair simplemente se ha aprovechado de la utilización partidista de las cifras que se relacionan con este problema, adaptándolas en su beneficio, igual que están haciendo los detractores del transporte aéreo y principales promotores del movimiento en contra de este.
De hecho, actualmente estamos observando, con total perplejidad, como la gran mayoría de compañías aéreas que operan en territorio europeo, de repente se han vuelto las más conscientes y concienciadas en relación con este asunto, afirmando estar cuidando del medio ambiente, cuando no han hecho ni un solo cambio en su flota, ni en los motores de sus aviones.
El sector aéreo ha respondido utilizando el mismo tipo de trampas con las que está siendo atacado, y en este terreno es en el que se mueve mejor Ryanair.
Curiosamente, la gran paradoja que rodea a Ryanair, es que es capaz de aglutinar en sus cabinas a acérrimos enemigos de la competencia lowcost, ardorosos defensores de los derechos laborales, y activos militantes ecologistas.
Cuando hacen uso de sus servicios, todos ellos se olvidan de que vuelan en una aerolínea de bajo coste, que causa constantes conflictos laborales con sus propios trabajadores, y que además es la más contaminante del viejo continente.
Mientras siga vendiendo los billetes más baratos del mercado (en teoría…) todos se callarán la boca y después de participar en sus respectivas manifestaciones, volverán a sus casas a bordo de un avión de Ryanair.
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