La aerolínea lowcost más importante de Europa se prepara para reanudar sus operaciones a partir del próximo día 1 de Julio.
Hasta ahora, Ryanair está operando apenas 30 vuelos diarios, una cifra que quiere aumentar hasta los 1.000 en apenas dos meses, lo que supondría alcanzar el 40% de su capacidad habitual previa a la crisis.
La intención de los responsables de la compañía irlandesa es poder retomar el 90% de las rutas que mantenía activas en el mes de Enero, sólo que con un muy importante descenso en el número de frecuencias.
Dada la grave crisis sanitaria por la que estamos atravesando, Ryanair ha anunciado una serie de medidas que será necesario cumplir para poder embarcar en su aviones.
La primera de ellas no depende de la aerolínea, pero se avisa a sus pasajeros que es muy probable que en un buen número de aeropuertos tengan que pasar por controles de temperatura corporal.
En el caso de detectarse un aumento de la temperatura considerada normal, que generalmente se estima en valores por debajo de los 38 grados centígrados, se podría proceder a denegar el embarque.
Además de esto, todos sus clientes tendrán que cumplimentar un formulario en el que es necesario especificar las razones del viaje, su duración, y el lugar en el que se van a hospedar, entre otros datos que son de especial relevancia para las autoridades sanitarias.
Ryanair ya ha confirmado en varias ocasiones que no va a dejar asientos libres dentro de las cabinas de sus aviones, como medida sanitaria preventiva frente a la posibilidad de contagios.
Sin embargo, sí va a implementar otra serie de normas que tienen el mismo fin.
Una de ellas está relacionada con las largas colas que suelen formarse previas al embarque, las cuales indican que se intentarán evitar «cuando sea posible».
La más polémica de estas hace referencia a la utilización de los lavabos durante el vuelo, para lo cual habrá que solicitar autorización previa por parte de la tripulación.
«Hacer cola para acceder a los WC estará prohibido a bordo, aunque se garantizará el acceso individual a ellos previa petición».
Con el fin de intentar mantener una distancia de seguridad entre pasajeros, también se restringirán los movimientos de estos dentro de la cabina. Además, desde Ryanair se solicita a todos sus clientes que tengan en cuenta esto tanto a la hora de embarcar, como en el momento de salir del avión.
Durante el vuelo, el servicio de catering presentará ciertas limitaciones, y el uso de dinero en efectivo no será permitido.
La compañía también ha aclarado que procederá a la desinfección de sus aviones durante la noche, una vez concluido el plan de vuelos diario, y no después de cada trayecto tal y como se le había solicitado.
Brindis al sol
Para nosotros, las medida anunciadas por Ryanair son básicamente eso, un brindis al sol, o lo que es lo mismo, una mera declaración de intenciones.
Para empezar, las tomas de temperatura en los aeropuertos, así como la cumplimentación del formulario sanitario, no son normas propias de la compañía, sino que ya vienen dadas desde otros organismos.
Ryanair, al igual que el resto de aerolíneas, simplemente está obligada a cumplir las mismas, exactamente como el resto de usuarios.
En cuanto a los factores clave más polémicos, a diferencia de otras lowcost como la inglesa EasyJet, la irlandesa se mantiene en su postura de no dejar asientos libres dentro de la cabina de sus aviones.
Pero más que esta medida, llama la atención el hecho de que la lowcost apele al sentido de la responsabilidad de sus pasajeros para que estos no hagan colas previas al momento del embarque, ni cuando accedan al avión, ni cuando desciendan del mismo.
Sin que exista un procedimiento específico por parte de la aerolínea para ordenar de manera eficiente las fases de embarque y el desembarque, mucho nos tememos que muy pocos, por no decir absolutamente nadie, van a respetar un distanciamiento social.
Además, no tiene demasiado sentido pedir a los usuarios que no se junten antes de entrar al avión, cuando luego van a pasar varias horas pegados unos a otros.
El comunicado de hoy de Ryanair es una manera de intentar quedar bien, que pretende dar la impresión de una especial preocupación que en realidad no existe.
Lo que le ha solicitado Ryanair a sus futuros clientes es básicamente que se porten bien, e igual que a los niños pequeños, que pidan permiso antes de ir al baño.