Hay gente a la que le encanta estar siempre en la picota, discutir con todo el mundo, discutir las normas, discutir con sus empleados, da igual, la cuestión es buscar la bronca perfecta.
Y sin duda, una de ellas es Michael O´Leary, el Consejero Delegado de la lowcost irlandesa Ryanair.
O´Leary ya nos tiene acostumbrados a todos a sus declaraciones fuera de tono, a su chulería y prepotencia, estos días elevada hasta su máxima expresión a consecuencia de la crisis que estamos viviendo.
A la cabeza pensante de Ryanair le parece una tontería dejar más espacio dentro de sus aviones para proteger a los pasajeros, y a sus propios empleados, de posibles contagios.
La fórmula que están utilizando ya algunas aerolíneas en las cabinas de sus aparatos, consistente en dejar libres los asientos ubicados en el medio de cada fila, supondría un importante bajón en el porcentaje de ocupación de los aviones de Ryanair, lo que se traduciría en un descenso correlativo de ingresos.
Para O´Leary, la utilización de guantes y mascarillas, conjuntamente con la toma de temperatura en los aeropuertos, es más que suficiente para garantizar un viaje seguro a sus clientes.
Pero la lowcost está viviendo un momento bastante tenso en su propio país, a raíz de un incidente acontecido el pasado Lunes día 13 de Abril.
En esa fecha, el vuelo FR6015 de Ryanair tomaba tierra en el aeropuerto de Dublín, procedente de Sofía. En su interior viajaban más de medio centenar de trabajadores búlgaros, contratados por la empresa local Keelings Fruits.
Su labor en Irlanda consiste en recoger la cosecha de fresas, un trabajo que tiene que ser realizado durante los próximos días, bajo el riesgo de poder llegar a perder la misma.
Sin embargo, la opinión pública ha cargado directamente contra el propio ejecutivo irlandés, la empresa contratante, y evidentemente contra Ryanair, en un momento en el que los ánimos están especialmente cargados tras un largo período de aislamiento preventivo, que en principio finalizaría el próximo 5 de Mayo.
El representante del aeropuerto internacional de Dublín ha defendido su actuación, argumentando que las instalaciones del mismo se encuentran abiertas para atender todos los vuelos prioritarios que tienen permiso para operar.
Por su parte, el dueño de Keeling Fruits ha declarado que de no realizarse las labores de recogida de la fresa en los días indicados, se perdería la misma, lo cual causaría desabastecimiento entre la población. Además, afirma que obligará a todos los trabajadores llegados desde Bulgaria a realizar una cuarentena previa de 14 días antes de empezar a trabajar.
Ryanair se ha limitado a indicar que ha cumplido con todos los requisitos legales oportunos, y garantizado la seguridad de los pasajeros.
Desgraciadamente, en un momento de crisis como el actual, la opinión pública es especialmente sensible a cualquier tipo de noticia, y esta en particular no ha sido la excepción.
De la misma manera que estamos haciendo en muchos otros países, Irlanda ha pedido a sus ciudadanos que se confinen en sus domicilios, como mínimo hasta el próximo 5 de Mayo, fecha en la que podría decretarse el fin del aislamiento.
En un país con una tasa de paro de apenas el 5%, esta medida está causando graves pérdidas a la economía nacional, y muchos empresarios, trabajadores autónomos y asalariados por cuenta ajena, están viendo como los negocios de los cuales dependen entran en quiebra.
Con este panorama encima de la mesa, se ha puesto en duda la prioridad que pueda tener la recogida de la fresa, o hasta qué punto este fruto puede considerarse de primera necesidad, y con ello se permita fletar un vuelo chárter entre Irlanda y Bulgaria cargado de trabajadores que sólo se han visto sometidos a una toma de temperatura previa al embarque.
El hecho de que además haya sido Ryanair la aerolínea contratada para operar este vuelo, cuyo máximo representante se ha mostrado especialmente contrario al endurecimiento de las medidas sanitarias de seguridad para prevenir la propagación del virus a través de los aviones, ha emborronado (si cabe) un poco más todo el asunto.
Muchos han querido ver un trato de favor por parte de las autoridades irlandesas, permitiendo la entrada de ciudadanos extranjeros que podrían ser portadores del nuevo coronavirus, y se preguntan qué pasará si durante la cuarentena obligatoria que están cumpliendo en estos momentos, alguno de ellos desarrolla la enfermedad dentro del país.
Otros argumentan que las fresas no son un artículo de primera necesidad, por lo tanto no pueden ser consideradas un bien prioritario, y por ende no correspondería considerar de tal manera el vuelo operado por Ryanair.
Por último, también se apunta que antes de contratar mano de obra de un país extranjero, se tendría que haber sometido a los trabajadores a los tests de detección de la Covid19, mientras muchos internautas se han apresurado a comentar que los más preocupados tendrían que ser los propios trabajadores, ya que mientras en su país apenas se han producido 40 fallecimientos relacionados con la enfermedad, Irlanda ya ha superado la cifra de 485.
En definitiva, un lío monumental en el que se ha visto involucrada una de las compañías aéreas más mediáticas de Europa, que hubiese pasado totalmente desapercibido en otras circunstancias, pero que ahora mismo ha servido a muchos para descargar su mal humor y se ha magnificado hasta la exageración.
En esta ocasión, no creemos que Ryanair haya hecho nada ilegal, si efectivamente se cumplieron todas las normas de prevención recomendadas por la OMS para los viajes en avión, pero aún así la compañía no ha podido evitar convertirse en el centro de la disputa.