Hasta el año pasado, Ryanair nunca antes había sido atacada utilizando para ello sus propias armas.
Pero la húngara Wizz Air ha llegado al escenario aéreo del viejo continente vendiéndose como una compañía Ultra Low Cost, y pretendiendo ocupar el mismo nicho que domina actualmente con enorme claridad Ryanair.
Sorprendentemente, durante los meses de confinamiento prácticamente generalizado en toda Europa, Ryanair cometió un error de principiante, ya que mientras la aerolínea irlandesa centraba todos sus esfuerzos en protestar por las ayudas estatales que recibían otras compañías de la competencia, Wizz Air se dedicaba a deshacerse de personal, comprar más aviones y anunciar la apertura de nuevas bases.
Sí, efectivamente, no lo has leído mal, Wizz Air se deshace de parte de su plantilla al mismo tiempo que anuncia una expansión significativa de negocio, porque tanto ella misma como Ryanair tienen un alto porcentaje de empleados contratados a través de agencias especializadas en la colocación de pilotos y de tripulantes de cabina.
De este modo, ambas aerolíneas poseen una capacidad especial para adaptar la mano de obra que necesitan en cada momento, y por ello pueden cerrar y abrir nuevas bases con una sorprendente facilidad y rapidez.
Cada vez que Ryanair o Wizz Air proceden a abandonar alguna ruta o a cerrar un hub, en apenas 24 horas aparece la otra para ocupar su lugar, anunciando «tarifas de rescate» para todos los pasajeros que se han quedado varados y con los billetes en la mano.
Esto es exactamente lo ocurrió el pasado mes cuando Wizz Air comunicó que abandonaba la ruta que operaba entre el aeropuerto de Londres Southend y la capital de Lituania, Vilna.
Ryanair no dudó ni un instante en posicionar sus aviones para recuperar a los usuarios que se habían encontrado de la noche a la mañana con la noticia, poniendo a su disposición billetes a precios muy rebajados para que pudiesen realizar el viaje.
El primer conflicto en los tribunales
La base principal de Wizz Air se encuentra en el aeropuerto de la capital de Hungría, Budapest, que es justo la ciudad a la que Ryanair decidió enviar parte de la flota que operaba para la lowcost irlandesa en Polonia.
En el año 2003, Ryanair había adquirido una aerolínea de bajo coste propiedad de KLM UK, con el nombre de Buzz.
Ryanair operaba en el espacio aéreo de Polonia bajo la denominación de Ryanair Sun, pero pensó que sería buena idea recuperar la marca Buzz para volar desde Budapest.
Wizz Air presentó una reclamación judicial contra esta decisión de Ryanair, aludiendo a que el nombre Buzz resultaba demasiado parecido a Wizz, lo cual podría llegar a confundir al consumidor.
Ambas aerolíneas fueron incapaces de llegar a un acuerdo y se enzarzaron en un proceso judicial que se mantiene hasta el día de hoy, el cual promete con seguir echando más leña al fuego, ya que O´Leary ha declarado que las alegaciones de Wizz Air son «un sinsentido», comprometiéndose en firme para conseguir la expansión definitiva de Buzz en Hungría.
En realidad, a Wizz Air no le ha hecho ninguna gracia el desembarco de Ryanair en su propio país, por lo que ha decidido plantar batalla a Ryanair en diversos frentes a lo largo de Europa.
Guerra de guerrillas
El primer frente de batalla entre las dos compañías se ha situado en el aeropuerto de Budapest, desde donde Ryanair estaba operando hasta el comienzo de la crisis un total de 48 rutas, mientras Wizz Air hacía lo propio con otras 57.
En 18 de ellas compiten de manera directa, destacando principalmente las que tienen destino en Madrid, Barcelona, Berlín, Bruselas, Edimburgo, Lisboa, Nápoles, Tel Aviv, y Atenas.
En el aeropuerto de la capital de Rumanía, Bucarest, Ryanair y Wizz Air compiten de manera directa en 9 rutas.
Pero sin ninguna duda, donde se ha establecido un cara a cara más importante entre ambas lowcost ha sido en Polonia, un país considerado estratégico para la expansión hacia el Este de Europa.
Ryanair y Wizz Air están luchando para conseguir hacerse con la hegemonía en los aeropuertos de Gdansk, Cracovia y Katowice.
Mientras en los dos primeros se encuentran frente a frente operando 6 rutas, desde Katowice compiten de manera directa en 8.
Por su parte, Wizz Air ha anunciado la apertura de una nueva base en al aeropuerto de Malpensa, Milán, asestando una puñalada por la espalda a Ryanair en uno de sus feudos más importantes del Sur de Europa.
Pero si alguien pensaba que la lowcost irlandesa se iba a quedar con las manos cruzadas ante semejante afrenta, está muy equivocado.
O´Leary ha anunciado 16 nuevos enlaces entre Italia y Ucrania, un país clave en la estructura de Wizz Air y desde donde pretende hacer mucho daño a la aerolínea húngara.
El futuro post Covid
Con la reanudación paulatina de operaciones Wizz Air se ha adelantado a Ryanair, y a pesar de que durante el mes de Junio ambas compañías sufrieron un desplome histórico en el número de pasajeros transportados, la húngara se las arregló para superar a la irlandesa.
En Junio, Ryanair llegó a operar un total de 2.800 vuelos, una cifra insignificante si la comparamos con los 79.000 que mantenía como media mensual.
Por otro lado, Wizz Air comunicaba a los medios de prensa que tenía suficiente efectivo como para pasar dos años enteros sin operar un solo vuelo.
Esta afirmación en un momento tan duro y delicado para el sector aéreo, ha vuelto a poner en discusión la «extrema flexibilidad laboral» que en muchas ocasiones se atribuye a Wizz Air, haciendo alusión a unas condiciones de trabajo demasiado precarias y volubles.
Sin embargo, ambas aerolíneas se han visto beneficiadas por su política de comprar aviones y de no adquirirlos a través de planes de leasing.
El máximo representante del grupo Globalia, propietario de Air Europa, se quejaba amargamente de perder más de un millón de euros al mes por cada Boeing 787 que ha mantenido parado durante el confinamiento.
Mientras tanto, Ryanair y Wizz Air optaron en su momento por invertir parte de sus beneficios en la compra de nuevas aeronaves, y no han tenido que sufrir este tipo de hemorragias económicas.
Wizz Air es una de las pocas compañías, por no decir la única, que se ha propuesto un incremento de operaciones del 9% con respecto al año pasado, y se da de margen para conseguirlo hasta Marzo del 2021.
Si la situación sanitaria no vuelve a complicarse, la húngara también cuenta con recibir entre 7 y 10 aviones nuevos durante los próximos 12 meses, con lo que el total de su flota superaría las 130 aeronaves.
Por su parte, Ryanair contaba con aumentar el número de pasajeros transportados durante este año, y superar la cifra de 150 millones que había conseguido en 2019.
Antes del comienzo de la crisis, O´Leary había manifestado su intención de llegar a los 154 millones de usuarios, pero dada la situación actual acaba de manifestar que se contentaría con alcanzar los 100 millones hasta el próximo mes de Diciembre.
De momento, las espadas siguen en todo lo alto, pero al final esta guerra estará muy condicionada por los factores sanitarios que puedan surgir en el futuro más próximo, algo con lo que en principio no contaban ni Ryanair, ni Wizz Air.