Si se nos permite el símil, en los deportes donde existe contacto físico entre los jugadores, hay algo mucho más peligroso que entrar en el, que es precisamente dudar a la hora de hacerlo.
Cualquiera que haya practicado fútbol, baloncesto, balonmano, rugby, etc, sabe perfectamente que lo que hace daño de verdad no es meter la pierna, el brazo, o el cuerpo, sino titubear en el momento de hacerlo, ya que finalmente eso es lo que acaba provocando una lesión de gravedad.
En lo que se refiere a la crisis mundial por Coronavirus que nos afecta especialmente como país, lo poco que se ha hecho hasta ahora por parte del Ejecutivo, por decir que sí se ha hecho algo, es precisamente eso: dudar, cambiar de criterio de la noche a la mañana, y aprobar medidas que visten a un Santo, pero desvisten a otro.
A pesar de contar con la enorme ventaja de poder haber visto con cierta antelación cómo se desarrollaban los acontecimientos en Italia, a nosotros eso no nos ha valido para desarrollar un plan de prevención sanitario ni económico, que pudiese evitar la debacle a la que estamos abocados.
Mientras el pasado día 10 de Marzo el Gobierno prohibía los vuelos entre España e Italia, hacía más de una semana que la inmensa mayoría de compañías aéreas ya habían tomado la medida de cancelar totalmente sus operaciones hacia y desde el país transalpino, o en último caso limitarlas de manera muy considerable.
Lamentablemente, se tomó exageradamente tarde la decisión de blindarse frente a Italia, pero sólo vía aérea, ya que a través del mar seguíamos recibiendo buques de crucero provenientes de allí, cargados con miles de pasajeros.
Este es uno de los muchos casos que saltaron a los medios de comunicación, en el cual un crucero de una conocida naviera turística atracaba con total normalidad en el puerto de Palma, trasladando a 3.000 cruceristas que habían llegado provenientes de un tour de varios días por diversas ciudades italianas.
Cada uno de estos enormes buques, equivale en capacidad a unos 40 aviones, lo cual al final resulta en una total y absoluta incongruencia que demuestra la ineficacia de la medida por las lagunas que presenta.
Aún en el caso de cerrar el espacio aéreo sólo a un determinado país, o zona del planeta, estaríamos cometiendo el mismo error, y para muestra de ello un botón.
Así de fácil es saltarse una norma que afecta a la seguridad interna de un país y a la salud de sus ciudadanos: Perú prohibía el pasado Viernes día 13 de Marzo, todos los vuelos provenientes de Europa y Asia.
Sin embargo, la aerolínea Latam seguía comercializando billetes entre Madrid y Lima de esta manera, que consiste justamente en realizar una escala en Brasil, país no afectado por esta medida, para posteriormente aterrizar en Perú.
Igualmente, es posible prohibir vuelos desde Italia, pero eso no es óbice para que cualquier pasajero de este país se traslade a un aeropuerto de Suiza, Austria, Eslovenia, Croacia, Albania, o Grecia, y desde allí llegue con total normalidad a España.
Se supone que la idea es evitar la entrada no de los aviones, sino de las personas que llevan en su interior, y que pueden estar infectadas por Coronavirus.
Ante todo este tipo de trucos y triquiñuelas, lo único realmente efectivo es el cierre total de fronteras, lo que incluye también el espacio aéreo y marítimo, y por consiguiente los aeropuertos, aunque a estas alturas y con el nivel de contagios existente, nuestro criterio nos dice que carecería ya del más mínimo sentido.
Sí parece razonable que lo hagan nuestros vecinos, como Portugal o Marruecos, con apenas unos cientos de casos confirmados, porque realmente ahora somos nosotros el problema a evitar.
En cuanto a la libre circulación de personas, pues más de lo mismo.
Este fin de semana hemos sido protagonistas por primera vez en nuestra historia democrática de un aislamiento preventivo de la población, pero que sólo duró eso, un fin de semana.
Mientras durante los pasados Sábado y Domingo el aspecto de nuestro país era similar al de una película apocalíptica de Hollywood…
… sólo hizo falta llegar al Lunes para poder volver a ver grandes masificaciones de población en oficinas, estaciones de tren, metro, y demás ubicaciones donde cada día se reúnen miles de personas.
Imagen de esta misma mañana en la estación de Atocha, Madrid.
¿Qué efectividad puede tener permanecer el fin de semana en casa, si unas pocas horas después nos volvemos a reunir todos?.
En este punto es muy importante revisar otros casos que sí han resultado exitosos, al menos a fecha de hoy.
Y este es el de Australia, un país que por su proximidad con China, por el número de operaciones diarias que mantenía con este país, y al que viajan diariamente miles de pasajeros asiáticos, todos daban como uno de los principales perjudicados en esta crisis.
Sin embargo, Australia comenzaba tomando medidas muy drásticas el día 22 de Enero, prohibiendo no sólo los vuelos con las principales ubicaciones donde ya se desarrollaba la infección, sino incluso rescatando a sus ciudadanos desde estos mismos puntos y llevándolos a la isla de Navidad, para realizar la correspondiente cuarentena antes de ingresar definitivamente al país.
Esta medida, que fue especialmente criticada por su dureza, resultó en que a día de hoy Australia tan solo ha declarado 297 contagios y 3 fallecimientos.
En el otro extremo nos encontramos con el Reino Unido, que ha decidido quitarse la careta y reconocer que es demasiado tarde para contener una epidemia que ya convive con nosotros desde hace tiempo.
De esta manera, no se han tomado, ni se van tomar, ningún tipo de medidas para aislar a la población, y sus ciudadanos mantienen el mismo día a día de siempre.
Las autoridades británicas han asumido el problema y se han sincerado con sus ciudadanos, lamentando todas las vidas que se van a perder en el futuro más próximo, pero aceptando que en este momento carece de sentido cerrar el país, cuando no se hizo en su momento, y eso sólo equivaldría a iniciar una crisis económica que sumada al Brexit, podría llevarlos a la ruina total.
Y todo esto nos lleva a nuestro caso en particular, ya que nos encontramos en una situación bastante más grave que la de prácticamente cualquier otro país, siendo el quinto a nivel mundial con mayor número de positivos por Covid-19.
Efectivamente, deberíamos haber cerrado fronteras, espacio aéreo y marítimo, aeropuertos, puertos y ciudades a cal y canto, aislar los principales focos del virus, y tomar todas las medidas pertinentes, pero hace mucho tiempo.
En este momento, el virus se encuentra ya totalmente diseminado a lo largo y ancho de nuestro territorio, incluidas las islas, por lo que las medidas de aislamiento de la población, que no van aparejadas con una prohibición total para salir de casa, son absolutamente ineficaces para contener la propagación del mismo, aunque especialmente importantes para evitar un pico de contagios masivo en un plazo corto de tiempo, lo cual colapsaría aún más, si cabe, nuestros ya saturados centros hospitalarios.
Como ya se ha repetido hasta la saciedad, estas medidas van encaminadas a intentar evitar que nuestro sistema sanitario colapse, no pudiendo prestar atención a todos los afectados, algo que ya está ocurriendo en Italia.
Por esta razón, y aunque todos estamos de acuerdo en que existen enormes incongruencias que carecen del más mínimo sentido, es especialmente importante respetar de manera escrupulosa las normas establecidas, si queremos mantener en pie nuestros hospitales y centros médicos.
Es evidente que esta crisis se va a alargar enormemente en el tiempo, mucho más de lo que se dice, y va a resultar muy complicado seguir manteniendo el mismo nivel de atención y compromiso de la sociedad, por lo que nosotros pensamos que en este momento es muy importante ser totalmente claros respecto a lo que está sucediendo, con el fin de no volver a entrar en cambios drásticos de criterio de la noche a la mañana.
Las medidas a tomar había que haberlas tomado hace mucho tiempo, y no sólo existe una inoperancia efectiva por parte de un Ejecutivo muy superado y dividido a día de hoy, sino especialmente por la parte de una supuesta Unión Europea, que se ha quitado el marrón de encima, no se ha puesto a la cabeza del problema, y ha dejado que cada país haga la guerra por su cuenta, cómo y cuándo pueda.
Cuando todo este acabe, que acabará, será el momento para reflexionar sobre lo ocurrido y entonces sí, será necesario tomar medidas drásticas para evitar que se vuelva a repetir en el futuro.