La compañía aérea nepalí Buddha Air cometió el garrafal error el pasado Viernes
Los 69 pasajeros que ocupaban la cabina del avión se encontraron a más de 250 kilómetros del aeropuerto en el que deberían de haber aterrizado.
La Unión Europea tiene prohibida la utilización de su espacio aéreo a todas las aerolíneas que operen bajo licencias otorgadas en Nepal.
Según las autoridades europeas, dicha medida está justificada por el incumplimiento de los estándares internacionales de seguridad por parte de las aerolíneas nepalíes, un extremo que se niega desde el país asiático.
Lo cierto es que Nepal está considerada como una de las ubicaciones más peligrosas a la hora de subirse a un avión, principalmente debido a su singular orografía, plagada de montañas que superan el 75% de la extensión geográfica del país.
Sin embargo, en lo que se refiere a los hechos ocurridos el pasado 18 de Diciembre, desde Nepal se ha querido recalcar que se debieron a un error administrativo que en ningún momento puso en peligro la integridad física de los pasajeros afectados.
Metedura de pata
Como suele ser habitual en el aeropuerto internacional de Katmandú, el pasado Viernes las condiciones meteorológicas adversas mantenían a todos los aviones en la plataforma y a la espera de una mejoría para poder despegar.
Buddha Air, una de las aerolíneas regionales más conocidas del país, tenía dos ATR 42/72 preparados para operar los vuelos U4505 y U4607, con destinos en Janakpur y Pokhara, respectivamente.
Buddha Air fue fundada en 1997 y tiene una flota compuesta por once ATR 42/72 y dos Beechcraft 1900
Aunque el primer vuelo programado tenía como destino Janakpur, desde el centro de control y debido a la pobre visibilidad que reinaba en aquel momento, se autorizó antes la ruta con destino en Pokhara, siempre que se volase bajo condiciones VFR.
Los empleados de Buddha Air decidieron transferir la documentación del vuelo hacia Pokhara al avión que llevaba más tiempo de retraso, que era el que debía dirigirse hacia Janakpur.
Aunque los trámites administrativos parece que se hicieron de forma correcta, lo que se obvió por parte de la aerolínea fue cambiar a los pasajeros, embarcando a los del vuelo hacia Janakpur en el avión que estaba a punto de despegar hacia Pokhara.
Según declaraciones efectuadas por Birendra Bahadur Basnet, Director de Buddha Air, los pilotos no prestaron atención al manifiesto entregado por los trabajadores de tierra de la compañía, ya que desde que se retomaron los vuelos domésticos en el país el pasado 21 de Septiembre, todos los aviones vuelan con un 100% de ocupación.
De esta manera y existiendo una coincidencia en el número de pasajeros de ambos vuelos, finalmente se embarcó al grupo erróneo dentro del avión que había sido autorizado para despegar.
La sorpresa dentro del aparato surgió cuando ya se había cubierto la mitad de la ruta, y una de las tripulantes de cabina realizó un anuncio por megafonía en el que hacía alusión al próximo aterrizaje en la ciudad de Pokhara.
Para entonces, poco más se podía hacer, por lo que se optó por tomar tierra y mantener a los pasajeros en Pokhara hasta que otro avión pudiese llevarlos al aeropuerto correcto, situado a más de 250 kilómetros de distancia.
Para el antiguo responsable de la Autoridad de Aviación Civil de Nepal, Tri Ratna Manandhar, se trata de un un tipo de incidente que sólo ha ocurrido en dos ocasiones en la historia del país, atribuible a un error humano «que no compromete la seguridad aérea», aunque cause evidentes molestias a los afectados.
El anterior Director de la AAC de Nepal hacía referencia al incidente ocurrido en 1993, en el que un avión del modelo Twin Otter que tenía que aterrizar en el aeropuerto de Bharatpur, acabó haciéndolo por error en el de la localidad de Simara.
Sin ir más lejos y en nuestro propio Continente, el pasado mes de Marzo un aparato de British Airways que debía dirigirse a la ciudad alemana de Düsseldorf, acababa tomando tierra en Edimburgo, ante la mirada atónita de los pasajeros.
Igual que en el caso que nos ocupa, al parecer un fallo a la hora de despachar el avión provocó que este volase una ruta equivocada, justo en el momento en el que toda Europa había cerrado sus fronteras aéreas.
Es obvio que, efectivamente, se trata de «pequeños despistes» con consecuencias muy molestas para el pasaje, pero que en todo caso dejan una pésima imagen organizativa de la aerolínea en cuestión.
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