Singapore Airlines se pone nerviosa

Antes de comentar nada, nos gustaría aclarar que Singapore Airlines es una aerolínea a la que tenemos un especial cariño. Hemos tenido el placer de volar con ellos en varias ocasiones y, la verdad, a día de hoy nunca hemos tenido incidencias mayores.

Sin embargo, esto no puede ser un obstáculo para sacar a la luz hechos como los acontecidos el pasado día 8 en un vuelo de este compañía entre Brisbane (Australia) y Calcuta (India), en el cual se sobrepasaron todas las barreras del sentido común, la educación, e incluso de la más mínima seguridad.

Este asunto ha cruzado fronteras y se ha vuelto viral en varios países que se hicieron eco del mismo, principalmente porque afecta muy gravemente a la reputación de una empresa que ha venido operando con el calificativo de «una de las mejores aerolíneas del mundo», desde hace varios años.

El vuelo SQ516 se encontraba haciendo escala en Singapur, antes de reanudar el trayecto hasta Calcuta. A las 21:10 los pasajeros fueron trasladados en un vehículo especial del aeropuerto hasta la entrada del avión, con la mala suerte de que este se averió en mitad del recorrido. Después de regresar caminando hasta la terminal, fueron llevados de nuevo hacia la puerta de embarque y a las 21:30 se encontraban subiendo ya a la aeronave.

En el momento de entrar a la cabina, los pasajeros fueron informados de que el aire acondicionado no funcionaba y que se intentaría arreglarlo en unos 15 minutos. Después de más de 40 minutos dentro del avión y con las puertas cerradas, el sistema de aire seguía sin funcionar y todos los ocupantes del mismo comenzaron a desesperarse.

Una de las azafatas comentó en alto a varios pasajeros que ese avión hacía tiempo que no volaba, por lo que asumía que la explicación de la avería podía radicar en ese detalle.

Con 31 grados en Singapur a esa hora de la noche, más el hecho de estar encerrados en un espacio confinado y sin ventilación, más el altísimo grado de humedad que se estaba registrando, da como resultado la altísima temperatura alcanzada dentro de la cabina.

Debido a esto, una pasajera embarazada comenzó a marearse y vomitar, lo que hizo saltar todas las alarmas.

Varios pasajeros se dirigieron al personal de cabina solicitando explicaciones, pero lo que normalmente suele ser amabilidad y buen trato por parte de estos, se tornó en agresividad y amenazas.

Se advirtió a todos los pasajeros que permaneciesen en sus asientos y con los cinturones de seguridad abrochados. Aquellos que se volviesen a levantar serían detenidos y expulsados del vuelo. También se advirtió por megafonía que si alguien deseaba bajarse del avión, no podría volver a entrar al mismo y tampoco podría volar hasta dos días después. Según la sobrecargo que pasó esta información, Singapore Airlines no correría con ningún gasto ni indemnización en este último caso.

A pesar de las amenazas, uno de los pasajeros afectados se levantó de su asiento para solicitar asistencia médica a uno de los dos doctores que estaban atendiendo a otros afectados. La temperatura en el interior del avión era tan alta que el propio médico se había mareado y fue necesario tumbarlo en un pasillo para poder levantarle las piernas.

Dado el cariz que estaba tomando la situación, varios pasajeros exigieron al personal de cabina bebidas para poder refrescarse. La respuesta fue negativa por parte de los empleados de Singapore Airlines, que además exigieron a todos los ocupantes del avión que permaneciesen en sus asientos con el cinturón de seguridad abrochado.

Hasta en tres ocasiones subieron varios policías al avión, pero al parecer sólo actuaban de manera coercitiva, ya que en ningún caso quisieron escuchar a ninguno de los pasajeros afectados que solicitaron su ayuda.

Mientras tanto, se anunciaba constantemente por la megafonía que el aparato estaría listo para despegar en cuestión de minutos.

En la última ocasión en la que oficiales de policía se personaron dentro de la cabina, uno de los pasajeros se levantó y se acercó a ellos para solicitar información. Según las manifestaciones de este pasajero y muchos otros que se encontraban en el lugar de los hechos, la contestación de las fuerzas del orden fue que, o bien se sentaba de nuevo en su asiento, o sería detenido.

Finalmente, la tripulación de cabina a la vista de los acontecimientos empezó a repartir botellas de agua, que muchos utilizaron para verter sobre sus cabezas, lo cual dejó el interior del avión con el aspecto de una ducha pública.

Además, después de 3 horas esperando poder despegar y como suele pasar en este tipo de situaciones, alguien insinuó que no podía tratarse de una «pequeña avería», si necesitaba tanto tiempo de reparación. Este tipo de comentarios funcionan como una mecha que prende a una rapidez increíble, por lo que los pasajeros más nerviosos empezaron a preguntarse si volar en ese avión era seguro.

Lamentablemente, uno de los afectados llamó la atención de la azafata que se encontraba a su lado y le preguntó abiertamente sobre el tipo de avería que sufría el aparato. Antes de que esta pudiese responder, al parecer la sobrecargo le prohibió dar ningún tipo de explicación al respecto, lo que acaloró, si cabe, todavía más los ánimos.

Finalmente el avión llegó a su destino con más de 4 horas de retraso, y algunos pasajeros fuero obsequiados con un adaptador universal para enchufes, como compensación por la incidencia.

Este tema ha llegado a muchos medios de comunicación porque si por algo es conocida Singapore Airlines, es por el trato que dispensa a sus pasajeros.

Varias personas que han comentado este asunto, incluso llegando a escribirlo en público, han hecho alusión a que la inmensa mayoría de los ocupantes del avión eran de nacionalidad india y que en este caso la aerolínea había demostrado un comportamiento racista, algo que no es habitual cuando el pasaje proviene de Europa o los EEUU.

Y precisamente, tanto en Europa como en los EEUU, la legislación en estos casos es muy clara en lo que se refiere a las esperas sobre el «asfalto» (tarmac). Después de las dos horas, es obligatorio facilitar comida y bebida a los pasajeros, además de proponerles la posibilidad de volver a la terminal si así lo desean.

Por otro lado, cualquier vuelo que se retrase más de 3 horas por causas achacables a la compañía aérea, otorga el derecho a percibir la indemnización correspondiente por parte de esta, dependiendo de la distancia que se vaya a recorrer.

El hecho de amenazar con detenciones, con no pagar ningún tipo de compensación, con no poder despegar hasta dentro de otros dos días, obligando a permanecer sentados y con el cinturón abrochado a los pasajeros que se encuentran en un espacio tan pequeño como la cabina de un avión, con las puertas cerradas, sin aire acondicionado y sin repartir bebidas, nos parece directamente un atentado contra el cliente.

Desconocemos qué dice la normativa de Singapur al respecto, pero una sonrisa, una explicación (a veces por muy falsa que sea) y una mísera botella de agua, normalmente apagan cualquier intento de motín antes de que pueda empezar.

Por otro lado, hay que entender la situación que están viviendo los pasajeros e intentar ser un poco más flexibles. No se le puede exigir a nadie que permanezca en un asiento durante 4 horas con un cinturón de seguridad abrochado y sin la posibilidad de abrir la boca, o hacer una pregunta.

Hemos llegado a pensar también que quizás las cosas no son tal y como se han contado, y que a lo mejor los pacíficos pasajeros desesperados se excedieron en sus protestas contra la tripulación, lo cual por otro lado tampoco justificaría el trato recibido.

Sin embargo, después de visionar varios vídeos que pululan por la red sobre lo ocurrido, la verdad es que no vemos gestos violentos por parte de los ocupantes de la cabina del avión, más bien al contrario, se respira bastante resignación entre el pasaje.

También conocemos perfectamente el porqué se decide cerrar las puertas de un avión y retirar los calzos del mismo, cuando se sabe que hay un problema y no va a ser posible despegar en la hora establecida.

Muchos conocemos lo que pasa a la compañía aérea afectada cuando se excede de la hora programada para embarcar al pasaje, y también del momento exacto en el que se empiezan a contabilizar las horas de trabajo para muchas tripulaciones, razones estas que en innumerables ocasiones llevan a mantener a cientos de pasajeros atrapados en un avión.

De momento, no pensamos cambiar nuestra opinión sobre Singapore Airlines, pero a partir de ahora vamos a estar un poco más atentos a este tipo de incidentes, por si se vuelven a repetir en el futuro, ya que entendemos que hasta los mejores pueden ponerse nerviosos en determinadas situaciones, siempre dando por bueno que se trata de casos muy poco habituales y aislados.

Por último, sería deseable que la legislación que ampara este tipo de incidencias fuese común en cualquier parte del planeta. De lo contrario, los pasajeros nunca sabremos a qué atenernos dependiendo de dónde nos encontremos en cada momento.

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