TUI, tras los pasos de Thomas Cook, amenaza seriamente el Verano

El año pasado, una vez más, quedó en evidencia la frágil situación turística de nuestro país, un sector en el que sus responsables valoran exclusivamente el número de visitantes extranjeros que cruzan nuestras fronteras.

Si recibimos a muchos turistas, todo va bien. Esta es la máxima con la que trabajan las cabezas pensantes en materia turística de España.

Da igual la precariedad de trabajos que se generan, la falta de sustentabilidad, la falta de calidad, los daños que se provocan en el medioambiente, y también en las ciudades. Somos los segundos receptores mundiales de turismo, y eso es lo único que parece importar.

Lo malo es que, como ya dijimos en muchas ocasiones, realmente España tiene muy poco que ver con la afluencia de turistas, si quitamos en lo que se limita a poner la playa, el sol, y la cerveza fría.

Básicamente, nuestro sector depende de lo que decidan principalmente empresas inglesas, o alemanas, en sus propios países y bajo sus propias normas.

Esto se pudo comprobar el día que diversas compañías aéreas dejaron de operar, como Monarch, Air Berlin, o más recientemente los aviones del mayorista británico Thomas Cook.

A pesar de que desde Turama avisamos con bastantes meses de antelación de lo que se veía venir, nadie movió ni un dedo para intentar minimizar los daños causados por Thomas Cook, más visibles ahora que conocemos los datos del flujo de turistas a nuestros aeropuertos durante el pasado año.

Pues bien, en este país no sólo tropezamos una vez contra la misma piedra, sino que parece que estamos empeñados en seguir golpeándonos con ella las veces que hagan falta, hasta terminar por reventarnos la cabeza.

Nubarrones negros

TUI ha afirmado que está en un proceso de remodelación, o lo que es lo mismo, replanteándose su modelo de negocio para adaptarlo a la demanda de hoy en día.

Curiosamente, era el mismo problema esgrimido por Thomas Cook, que se había empeñado en seguir operando un sistema ya trasnochado desde hace años: los paquetes turísticos dirigidos a destinos de sol y playa.

Para ello, los representantes del mayorista están llevando a cabo un plan estratégico, destinado al mejor aprovechamiento de sus propios recursos.

Nosotros creemos que hay bastante más que esto, y parece que no somos los únicos, ya que los inversores han dado una importante patada al grupo TUI en bolsa.

Con un total de -94.8 puntos perdidos sobre el valor de sus acciones en los últimos 30 días, y un global de -161.5 en los tres últimos meses, todo apunta a que estamos entrando en otra tormenta perfecta.

Para empezar, TUI ha anunciado que a lo largo de este año va a proceder al cierre de 34 puntos de venta, lo que afectará a varios cientos de empleados.

El próximo mes de Marzo, el touroperador se deshará de su negocio en Italia, probablemente uno de los más débiles que tenía en Europa, en el que apenas contaba con medio centenar de trabajadores.

También ha anunciado el inminente cierre de su Centro de Atención al Cliente de Luton, donde prestan servicios unos 60 trabajadores, los cuales tendrán que optar entre el despido, o intentar una reubicación en el existente en Swansea, Gales.

Además, ha cerrado también la venta de la agencia alemana Wolters Reisen, dedicada a actividades de mediación de alojamientos turísticos y de la que era accionista mayoritaria, a E-domizil, perteneciente al grupo E-Hoi Group.

Esta medida afecta a unos 250 trabajadores.

Los mismos problemas

Con el cierre de Thomas Cook, una decisión empresarial debidamente medida y preparada con mucha antelación, algunos afirmaron que TUI se encargaría de recoger el testigo dejado por la inglesa, haciéndose con su negocio.

Lo cierto es que no hizo falta, porque el negocio de Thomas Cook tan solo se troceó para poder seguir trabajando sin deudas, e incluso se valora la posibilidad de resucitar la misma marca para volver a operar con ella durante el 2020.

Lamentablemente, TUI tiene exactamente los mismos problemas que tenía Thomas Cook antes de echar la persiana, no sólo los relacionados con seguir explotando un tipo de viajes que apenas tienen cabida en la actualidad, sino también los derivados de la incertidumbre de un Brexit ya garantizado.

A mayores, se suman las enormes pérdidas derivadas de la escandalosa crisis que rodea al Boeing 737MAX, un modelo de avión del que TUI cuenta con 15 unidades, todas ellas en tierra desde el pasado año, y un pedido pendiente de otras 10.

Falta de previsión

Pero revisemos ahora la batería de medidas aprobadas por el Gobierno Español, para evitar que el sector turístico se vea afectado por las quiebras repentinas de las grandes empresas que traen a un mayor número de visitantes extranjeros:

.- Ninguna.

Exactamente, en España no se aprueban medidas para prever, sólo para ayudar una vez que el daño ya está hecho.

Nos hemos hecho adictos a las ayudas y a las subvenciones que siguen a cada catástrofe, sin pedir mayores explicaciones del porqué nadie hizo nada para evitarlas.

Igual que ocurre en las películas sobre grandes cataclismos naturales, animales, y monstruos diversos que un día deciden empezar a comer gente, siempre hay alguien que antes ha avisado de manera vehemente de lo que va a pasar, recibiendo como respuesta críticas, risas, y miradas desconfiadas.

No hemos aprendido absolutamente nada en todos estos años, y seguimos cometiendo los mismos errores una y otra, y otra, y otra, y otra vez.

TUI se está tambaleando, ojalá recupere el equilibrio y no pase absolutamente nada, pero los datos objetivos son los que son, y mirando hacia otro lado no estamos precisamente ayudando a evitar el problema.

Si el gigante alemán hinca la rodilla, igual que hizo antes Thomas Cook y muchas otras, las consecuencias se sumarán a heridas que todavía a día de hoy están sin cicatrizar dentro de nuestro sector turístico.

Toca trabajar y hacer algo distinto a vender en medio mundo nuestras hermosas playas y temperaturas estivales, igual que se viene haciendo desde hace 70 años.

El mundo ha cambiado, y si no te adaptas a estos cambios, simplemente desapareces.

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