Los hechos ocurrieron el mes pasado en Puerto Vallarta, México.
La joven responsabiliza de lo sucedido al hotel en el que se alojaba y pretende iniciar acciones legales para conseguir una indemnización.
Las vacaciones que Kiana Hummel estaba disfrutando en la localidad de Puerto Vallarta (México), tuvieron un final muy diferente al inicialmente previsto.
El pasado 18 de Julio decidía acudir a la playa aledaña a las instalaciones del Hotel Marriott, en el cual se alojaba junto con un amigo.
Era medianoche y ambos se encontraban solos en la orilla del mar, cuando la joven de 18 años consideró una buena idea meterse en el agua para disfrutar de un baño nocturno.
A los pocos segundos sufría el ataque de un cocodrilo, que mordía su pierna derecha intentado arrastrarla posteriormente hasta una zona más profunda.
Los gritos de Kiana alertaron a varios clientes del hotel que se encontraban en las inmediaciones, los cuales corrieron hacia la orilla para prestar ayuda a la pareja. Según las declaraciones posteriores aportadas por los testigos, el animal podría superar los 4 metros de longitud.
Tras diversos forcejeos y varias mordeduras en la pierna y el tobillo, entre todos lograron que el cocodrilo soltase a Kiana, que recibió los primeros auxilios por parte de los empleados del hotel y hasta la llegada de la ambulancia que la trasladaría a un centro médico.
Finalmente, Kiana Hummel era intervenida quirúrgicamente en un hospital de San Francisco, ciudad en la que reside habitualmente y desde la que ha concedido varias entrevistas a medios de comunicación norteamericanos.
Teen details crocodile attack at Mexico beach resort and how she survived being dragged underwater. @marcusmoore has more. https://t.co/kWY5S6eOU4 pic.twitter.com/NkIWtQvymo
— Good Morning America (@GMA) July 28, 2021
Tanto ella como su abogado están convencidos de la responsabilidad del hotel en lo sucedido, y en estos momentos estudian las más que probables acciones legales a tomar contra la cadena Marriott.
¿Responsabilidad del Hotel?
Kiana afirma que en la parte de la playa que gestiona el hotel en el que se alojaba, no existen señales que adviertan a los turistas sobre los riesgos de la zona.
Ante estas declaraciones, los propios responsables del establecimiento han publicado una fotografía en la que se puede ver el cartel ubicado a la entrada de la playa, en el que se comunica la presencia de varios animales en el área que ocupa el hotel, incluidos los cocodrilos, y se facilitan dos números de teléfono para contactar en el caso de sufrir alguna emergencia.
A la vista de esta evidencia, Kiana rectificaba su declaración a través de las redes sociales, diciendo esta vez que sí hay un letrero informativo, pero está escrito sólo en español.
Una vez se pudo comprobar que el texto se encuentra tanto en español como en inglés, la queja de Kiana se centró en el hecho de que no tenía luces y por la noche no se podía ver.
Posteriormente y también a través de las redes sociales, Kiana criticó el trato recibido por parte del personal del hotel, el cual y según su versión de los hechos se negó a llamar a una ambulancia.
Nos cuesta mucho, o más bien muchísimo, creer que alguien pueda negarse a contactar con los servicios médicos en un caso de estas características, por lo que entendemos que habrá que esperar a conocer cuál es la versión de los trabajadores del establecimiento.
Por otro lado, la afectada también expresó su indignación al afirmar que finalmente la ambulancia tardó 45 minutos en llegar al hotel. Aunque esto sea efectivamente así, es obvio que no entra dentro del nivel de responsabilidad de la cadena Marriott.
Por último, Kiana denunció que antes de practicarle las correspondientes pruebas diagnósticas, el centro médico al que fue trasladada en Puerto Vallarta le exigió el adelanto de «miles de dólares» (literal).
En relación con esto último, debemos de apuntar que desgraciadamente se trata de una práctica común que sufren muchos turistas que viajan sin los correspondientes seguros médicos, y que también ocurre tanto en los EEUU, como en muchos otros países.
En Septiembre de 2019, el conocido periodista Javier Negre relataba al diario El Mundo su odisea en un hospital de Tailandia tras dislocarse el hombro, y cómo le obligaron a pasar su tarjeta de crédito por un datáfono mientras se encontraba en la camilla del servicio de urgencias, antes de facilitarle la correspondiente analgesia.
Obviamente, igual que en el caso anterior, el hotel no tiene ninguna competencia sobre los hechos ocurridos dentro del hospital.
De lo que sí parece haberse olvidado Kiana, es de su propia responsabilidad en este asunto, que empezaría por cerciorarse de que era seguro meterse en el Océano Pacífico a determinadas horas.
El hotel cuenta con los servicios de un vigilante que patrulla la playa durante la noche, pero ni Kiana ni su acompañante se dirigieron a él para preguntarle. Eso sí, a posteriori ambos comentaron que el hotel debería de tener, como mínimo, dos vigilantes activos tras la puesta de sol.
Por último, el representante legal de Kiana trajo a colación unos hechos similares ocurridos en la misma playa en el año 2018, por lo que él entiende que el hotel tendría que tener cerrado el acceso a la misma fuera de las horas habituales de baño.
Como siempre, habrá que esperar para ver qué decide la Justicia en este caso, para nosotros especialmente controvertido.
Puede ser que por parte del hotel sea necesario poner más carteles, o más luces para que sean vistos durante la noche, pero también entendemos que por muy turista que sea uno, hay ciertas normas básicas de seguridad que entrarían en el apartado de la lógica individual.
En nuestro país hemos tenido que aprender esta lección a base de sufrir accidentes graves, y los hoteles han decidido avisar por escrito del peligro que entraña saltar desde un balcón a la piscina (entre otras cosas), aunque se trate de algo que debería ser lógico hasta para un niño.