Acaba de aprobar un préstamo por importe de 240 millones de libras para mantener a flote a los touroperadores rusos.
Mientras países europeos como Letonia o Chipre, cuyo sector turístico depende en un porcentaje muy importante de la llegada de viajeros rusos, han decidido incentivar las visitas desde otras ubicaciones de la Unión Europea, Turquía se centrará principalmente en el mercado ruso.
Las sanciones impuestas por la UE, EEUU, Canadá, o Japón entre otros países, impiden la utilización de su espacio aéreo a aviones matriculados en Rusia, lo cual ha obligado a los turistas de esta nacionalidad a dirigirse a otros destinos, como por ejemplo el Caribe o las Islas Maldivas, gracias a vuelos directos operados por la compañía estatal Aeroflot.
Sin embargo, el gobierno turco ha visto la oportunidad de hacerse con una buena parte del mercado de turistas rusos que previamente al conflicto en Ucrania viajaban habitualmente por territorio europeo, para lo cual invertirá un total de 240 millones de libras dirigidas a mantener en activo a los principales touroperadores rusos.
A través de las aerolíneas Turkish Airlines, Pegasus, y probablemente una nueva compañía chárter que se fundará este mismo Verano, Turquía ofertará un total de 3 millones de asientos desde aeropuertos secundarios rusos, con el fin de facilitar el tránsito de turistas por vía aérea entre ambas naciones.
Esta decisión ha despertado aireadas reacciones desde diversas partes de Europa, solicitando el boicot a las compañías aéreas turcas y también a cualquier viaje con destino en dicho país.
En estos momentos, el mayor riesgo que se está valorando es la posibilidad de que en los grandes resorts se puedan juntar importantes grupos de turistas rusos con otros de nacionalidad europea o estadounidense, lo que podría llegar a generar conflictos.
De hecho, el pasado 10 de Abril se produjo un importante altercado en la ciudad de Torrevieja (Alicante), cuando supuestamente 3 turistas rusos propinaron una paliza al dueño de un establecimiento de hostelería de origen ucraniano, provocándole lesiones de gravedad.
Con los ánimos especialmente exaltados en medio mundo, otro vídeo en el que se veía a un grupo de turistas europeos increpando a una familia que comía en un restaurante, se viralizaba de la noche al día.
En este caso, los protagonistas del altercado no supieron distinguir el idioma que hablaba la familia afectada, que era de origen lituano y no ruso.
El pasado mes de Enero, cuando todavía no había estallado el conflicto bélico en Ucrania, Tailandia recibía un aluvión de turistas rusos, que llegaba hasta el 17% del total de visitantes extranjeros que recibió el país asiático tras su reapertura en dicho mes.
Las autoridades tailandesas ya han anunciado que no harán ningún esfuerzo en especial por seguir incentivando el turismo desde Rusia, por lo que finalmente han decidido promocionarse en otros mercados.
Durante este Verano, se prevé que la mayor caída de turistas rusos se refleje en Polonia y también en Turquía, donde los 3 millones de asientos ofertados y los préstamos a los touroperadores de este país no servirán para alcanzar la cifra de 7 millones de visitantes previstos antes de la guerra.
Pero los países que experimentarán mayores pérdidas derivadas de la ausencia de visitantes desde Rusia serán Chipre, Montenegro y Lituania, que en 2019 alcanzaron un porcentaje total de turismo ruso del 20%, 29% y 36%, respectivamente.
Lamentablemente, lo que si ha quedado claro es que este Verano no habrá turistas ucranianos en prácticamente ningún destino internacional, mientras continúa la llegada de refugiados a países europeos por decenas de miles.